El sueño de pasar a la final de la Lliga Catalana se esfumó en el último segundo. Demasiado poco tiempo para asimilar una derrota y, más aún, cuando ésta comporta la pérdida de una semifinal en la que el WTC ha sido en conjunto mejor equipo. De hecho, los cornellanenses dieron la cara en todo momento y no jugaron únicamente a defender la ventaja conseguida el viernes.

El conjunto entrenado por Larraz, sin la vistosidad de la ida pero con una efectividad parecida, supo controlar bien la práctica totalidad del partido y le puso muy cuesta arriba la clasificación al CB Tarragona. Pero en el fatídico último cuarto, los locales, liderados por Schutte, echaron el resto y lograron un parcial de 32 a 20 que sirvió para darle la vuelta a la eliminatoria y pasar a la final. En los minutos finales, el WTC se vio perjudicado por la intransigencia arbitral en las acciones de contacto físico y, a pesar de rozar la clasificación con la punta de los dedos, no pudo mantener su ventaja hasta el pitido final (78-66).

Haciendo balance de la eliminatoria, el castigo que recibió ayer el Cornellà fue desproporcionado. Pero así es el deporte, que no siempre premia al que más méritos realiza. Ahora bien, también se debe extraer una lectura positiva, la imagen ofrecida por el equipo. Jugando con la seriedad y la motivación mostradas ante el CB Tarragona, el nuevo proyecto puede dar muchas alegrías.

Fuente: Daniel Gomis (Jefe de Prensa CBC)