En un Buesa Arena hasta la bandera (alrededor de 14.000 espectadores), Vitoria esperaba la llegada de este partido para ver la reedición de la semifinal de la Final Four de la temporada pasada. Por su parte, Fenerbahçe llegaba a la capital vasca tras un momento de ciertas dudas: dos derrotas seguidas, una en casa ante Unics Kazan en Euroliga, y otra en liga doméstica. Sin embargo, nadie duda del talento de la plantilla turca, y se preveía un encuentro del más alto nivel.

 No empezó el primer cuarto, de todos modos, como se espera de un acontecimiento de estas características. A pesar de una canasta de Blazic pasado el primer minuto, los fallos se hicieron dueños del encuentro. Tuvieron que pasar tres minutos y medio para ver otro acierto, esta vez de la mano de Sloukas. Y, al ecuador del período, estábamos con un escueto 4-4. Esto no quiere decir que el ritmo fuera bajo. Todo lo contrario: ambos equipos (sobre todo Baskonia) se movían con rapidez, pero fallaban una gran cantidad de tiros librados.

 En la segunda parte del cuarto el acierto comenzó a cambiar, y Baskonia, de la mano de Beaubois, iba abriendo una pequeña brecha, con un parcial de 6-0 (12-6 con ocho minutos jugados), y Bargnani volvía de la lesión que le ha mantenido fuera en los últimos partidos. Fenerbahçe parecía reaccionar, con un put-back de Vesely y un dos más uno de Kalinic; y el marcador al final de estos diez minutos era de 14-11. Muchos errores de ambos equipos, sobre todo por parte visitante.

 No fue del mismo modo en el siguiente período. El equipo de Sito, gracias a la magnífica dirección de Larkin, iniciaba estos tres primeros minutos con un parcial de 8-0: 22-11. Udoh, desaparecido en el primer cuarto, despertaba y comenzaba a ofrecer un mayor repertorio, tanto en ataque como en defensa (8 puntos y 7 rebotes, para 12 de valoración al final del encuentro). El pívot estadounidense, en estos momentos, nos dejaba un gran mate tras reverso. Esto hacía pensar que Fenerbahçe podría volver a entrar en partido (22-16 con 4:49 por jugarse).

 Pero fue una ilusión. Los baskonistas volvían a la carga con un gran Voigtmann (el alemán terminó siendo el más valorado del pabellón, con 22 puntos), que anotaba un triple y dominaba el rebote junto a un silencioso Chase Budinger. Otro triple de Larkin hizo que se superara la decena de puntos de diferencia (30-17). Una diferencia que no bajó nunca más. El pequeño base, en su salsa, sacaba a relucir su calidad y anotaba 13 puntos en esta primera mitad, dejándonos cambios de ritmo preciosos. Un pase suyo en la posesión de fin de cuarto posibilitaba un triple de Luz en el último segundo. El marcador era de 41-24 para un equipo vitoriano que había endosado un parcial de 27-13. Gran defensa y control del rebote en estos instantes (26-17).

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 Nadie se fía de un equipo entrenado por Obradovic, pero tras la reanudación las peores sospechas del entrenador serbio se confirmaron. Los locales aplastaron al conjunto turco sin ningún tipo de compasión. Dos triples de Blazic y Voigtmann, sumados al acierto de un Bargnani que fue de menos a más, establecían una máxima de 25 puntos: 51-26 con 2 minutos y medio jugados. Sloukas, que terminó el encuentro con 9 puntos (máximo anotador de su equipo), era el único que trataba de parar la sangría.

 Pero el intercambio de golpes solo beneficiaba a Baskonia, que estaba bastante lanzado. Luz se sumaba a la fiesta y nos dejaba una gran dirección en estos instantes (6 puntos y 6 asistencias para él), mientras Larkin descansaba en el banco. Poco a poco, y con el gran juego desplegado por las torres vascas, el pabellón se iba animando. El parcial del cuarto era de 26-16 y el marcador era de 67-40 al terminar esta primera media hora de juego. La defensa alavesa asfixiaba el juego visitante, y el desacierto de hombres como Nixon no ayudaba (2/9 en triples, pareciendo que jugaba un partido aparte). La valoración lo decía todo: 77-27.

 El último período fue un mero trámite. El Buesa Arena disfrutaba de los suyos y los jugadores volaban sobre la pista. No hay mucho que destacar, a excepción de las bonitas acciones que dejaron, como el alley-oop entre Larkin y Budinger; o los minutos de los menos habituales (Tadas anotó 4 puntos y Kim Tillie, que no había estado muy bien hasta ahora, fue adaptándose al ritmo del equipo). La diferencia se disparó hasta más de los 30 puntos y el resultado último fue de 86-52. La valoración, sonrojante: 109-36. El dominio en el rebote (45-35) y otros apartados estadísticos fue bastante claro (21 asistencias por 10 turcas).

 Voigtmann y Larkin, los mejores con 13 puntos cada uno; sumando 8 rebotes y 6 asistencias respectivamente. Bargnani también alcanzó esa cifra de puntos, pero en instantes de mayor relajación. Nadie en Fenerbahçe alcanzó los 10 puntos anotados. Fiel reflejo de la superioridad de un equipo sobre otro. La intensidad, por otro lado, fue lo más destacado. Gran defensa local, sumado a un horrible partido de los de Obradovic en los porcentajes (15% en tiros de tres).

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 Todo ello permite a Baskonia alcanzar al Fenerbahçe en la clasificación, y colocarse tercero por basket-average. Por su parte, los turcos confirman su pequeña crisis de juego, y siguen con su mala racha en el Buesa Arena (cuatro últimas visitas cayendo por una media de más de 20 puntos). No hay duda de que mejorarán en las próximas jornadas. Esta Euroliga será apasionante. 

Estadísticas del partido: