Paradójicamente, esta crónica comienza con la última jugada del partido. Y para mayor singularidad aún, ni siquiera se decidía el ganador del mismo. El quinto triple de Aaron Doornekamp en el último segundo del choque ponía el resultado final de 66-63 y otorgaba una dulce derrota a Iberostar Tenerife en la ida de los octavos de final de la Basketball Champions League en su duelo contra el PAOK de Salónica de este martes de carnaval en el Sports Arena de la ciudad helena.
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El actual líder de la Liga Endesa no lo es por contar con jugadores lustrosos o un roster iluminado de dólares. Al contrario, ninguno de sus miembros, salvo quizás Fran Vázquez, ha pasado por la alfombra roja del glamour baloncestístico o ha levantado títulos con asiduidad. Sin embargo, el pegamento que sustenta a este equipo le hace extremadamente peligroso, así como la táctica gigante de su entrenador. Todo esto está muy bien, pero si al final la pelotita no entra por el aro, poco o nada se puede hacer. Hoy, algo de eso se vivió en el lustroso pabellón griego. El desdichado 27% de acierto desde el 6,75 condenó desde el inicio del partido a los tinerfeños ante un PAOK intenso y físico detrás, cargando con ánimo de asedio el rebote ofensivo y con el pívot Clanton jugueteando con las rotaciones interiores canaristas.
Sin embargo, deben aferrarse los laguneros al enrevesado sistema de competición de esta novel competición, que te permite salir vivo de un día tan nefasto en el tiro exterior como el que tuvo hoy el equipo de Txus Vidorreta.

A priori y por mucha historia o linaje que acapare sobre sus espaldas, no parece el equipo griego el más temido de los rivales que haya enfrentado Iberostar Tenerife en esta temporada. Sin embargo, con el incisivo juego interior de Clanton y el letón Peiners conseguían los locales las primeras ventajas, ante la ristra de tiros al hierro de los aurinegros. Sólo al séptimo de los intentos acertó Doornekamp desde la esquina derecha de su ataque. En cambio, la primera canasta del otro referente ofensivo del PAOK, el escolta Mcfadden, ponía un 9-0 de parcial para un preocupante 25-16 mediado el segundo cuarto. Más allá de ese acierto puntual, seguro que a Vidorreta le preocupaba más el 1/10 que acumulaban los suyos desde detrás del arco.
Después del tiempo muerto del técnico vasco, seguía abierto el parcial en contra, para asumir ya desventajas de dobles dígitos (27-16 min. 14). No había entrado el balón por el aro heleno en todo el segundo cuarto y un 1×1 excelso del ex-bético Miljenovic daba la máxima ventaja a los suyos (29-17). En ese momento, rondando el minuto 15 de partido, apareció la mejor defensa de la Liga Endesa sobre el legendario parqué griego. Subiendo las líneas con la típica zona press 2-2-1 de Vidorreta y con mucha más intensidad y comunicación detrás, enjugaban los canarios la ventaja con un parcial de 0-10 y dos nuevos triples desde aquella misma esquina de Doornekamp para regresar al partido y llegar al descanso sólo 4 puntos por debajo (34-30).
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A esas alturas, estaba claro que tal y como estaban las muñecas hoy en Grecia, Iberostar Tenerife debía igualar el ejercicio físico e intensidad del PAOK y a ello se puso a la vuelta de vestuarios. Tanto fue así que, justo en la medianía del tercer cuarto, conseguían ponerse por delante con una contra finalizada por Doornekamp, tras el enésimo robo de, ahora sí, la típica defensa aurinegra.
Pero justamente, cuando todo parecía que los visitantes conseguían revertir la dinámica del encuentro, algunas malas decisiones delante y tres triples consecutivos en transición de los griegos ponía a remar nuevamente a los canarios (57-46) para finalizar el tercer acto.
Seguía sin bajar la intensidad física el PAOK, aunque esta vez sí que era sancionada por los árbitros, hasta tal punto que con 1:12 jugados ya había concedido bonus de faltas a su adversario. Buena culpa de ello la tenía Marius Grigonis, que con sus agresivas penetraciones sumaba desde el tiro libre para acercar a los suyos poquito a poco.
Mcfadden asumía mucho balón y Chrysikopoulos ponía los puntos para poner el partido de vuelta difícil para los laguneros, pero a esas alturas, la defensa canarista ya no permitía tantas alegrías a los locales. Más aún cuando llegaba Iberostar Tenerife a aquella última jugada ya comentada. Esa en la que Aaron Doornekamp anotaba su quinto triple, su decimonoveno punto para abrir hasta casi el empate la vuelta de octavos de final de esta BCL y endulzar una aciaga tarde de carnaval en tierras helenas.

