Un partido. 40 minutos. Cuatro cuartos. Y además en casa. Esto es lo que le queda a Iberostar Tenerife para levantar su primer título europeo. Así, tal cual, ni más ni menos. Varios años después de renacer desde la nada del baloncesto. Y lo hará además, ante una afición entregada que hoy llenaba todos los huecos que la organización y los equipos contrarios le dejaba, para alentar y animar hasta los 105 decibelios a los suyos. Con la victoria de esta noche, cuarenta minutos para escribir historia. Ese es el envido que lanzan sobre la mesa los aurinegros. Y con buenas cartas en su mano.
Una de ellas, la defensa. Ese laboratorio de trampas e intensidad a partes iguales que ha sacado de quicio a media de la España baloncestística. Lo mismo ocurre en Europa. Hoy, 58 puntos en contra. Nada nuevo por estos lares. Y eso que comenzaba bastante bien el equipo italiano, con grandes porcentajes desde el tiro exterior (60% en T3) e incluso corriendo para atascar las cartas aurinegras. Así, acababa el primer cuarto con ventaja visitante, con Bramos corriendo contraataques, con Peric aprovechando los cambios de asignación y con Haynes percutiendo desde el 1×1.
Tenía que mejorar sus cartas Vidorreta y a juro que lo hizo. La intensidad de los aurinegros empezaba a crear muros de brazos sobre su aro. Lo protegía hasta el celo más profundo y delante, salía otra de las cartas europeas de los laguneros. Y es que, ¡qué bien le sienta la competición continental a Tim Abromaitis! Suyo fue el triple que empató el partido a 21 y suya la canasta que daba las primeras ventajas a su equipo. Suyos también los siguientes 5 puntos para tomar posesión del marcador y así hasta completar una primera parte soberbia de 17 puntos.
De Raffaele montaba también sus trampas defensivas, con zonas alternativas y sin cincos sobre la cancha. Así, conseguía despistar el ataque local y sacar a sus aleros en rápidas transiciones que ponían un 27-30 en el minuto 15. Respondía el técnico de Indautxu con el enchufado Abromaitis y Aaron Doornekamp en la rotación interior. Cinco puntos del canadiense volteaban el tanteo y el bonus hacía el resto. Ya la defensa canarista estaba en modo abusón y no permitía ninguna alegría a los venecianos. Cuatro minutos sin anotar penaron los de morado que no sabían cómo atacar ese enjambre de manos y piernas aurinegras. Sólo una última penetración de Haynes (no anotaría más en todo el partido) cortaba el parcial de 11-0 que daba preludio a lo que ocurriría en la reanudación.
youtube://v/hErZwoeYrfc
Otro de los naipes favoritos de Iberostar Tenerife tiene forma de bravo jugador blanco y responde al nombre de Aaron. El de Ontario empezaba su recital exterior con una canasta desde su esquina favorita. Rodrigo San Miguel, as y primer espada de la defensa lagunera daba ya ventajas de dos dígitos a los suyos (46-34)
Si los italianos habían acumulado cuatro minutos sin anotar en el segundo cuarto, en éste tercero serían cinco los que quedara su marcador atascado. Bogris, quien con cada acción positiva alentaba a la grada como si le fuera la vida en ello ponía +16 a los suyos. Ocho míseros puntos contarían los italianos en este parcial. Definitiva la carta aurinegra.
Un alley oop entre la sociedad Bassas-Vázquez ponía los records de decibelios en peligro y otro triple de Doornekamp, la máxima ventaja local (+19).
youtube://v/x3WKUgbCvkc
Replicaba Melvin Ejim con un 2+1. Tarde. Aquello ya no tenía remedio para Umana Reyer Venezia. Un triple del veterano Ress al borde de la 16ª pérdida italiana ponía un poquito de esperanza morada. Ya no anotaba Iberostar Tenerife, pero tampoco le hacía falta. Sus cartas habían sido mejores que las de su rival. Como casi siempre esta temporada. Su ejercicio defensivo, como tantas veces, le daba el pase a la final del domingo. A su final. La de la historia. Y además, en casa.

