Salían los Hombres de Negro activos, concentrados e intensos en defensa, consiguiendo un 7-0 de parcial inicial. Les costaba a los blancos entrar en el partido, perdían demasiados balones y al frente los locales que no levantaban el pie del acelerador (28-20).
Los blancos subían la intensidad en defensa, tratando de frenar el ritmo de los bilbaínos, pero la magia de Lucio Redivo permitía mantener las distancias, aparecía entonces Anthony Randolph para marcar las diferencias ante la defensa de Mumbrú, que no podía frenarle, y los blancos se ponían por primera vez por delante. El duelo llegaba a su cumbre, con ambos equipos intercambiando golpes hasta el descanso (45-43).

Tras el parón, salía de nuevo en tromba los bilbaínos comandados por un imparable Dejan Todorovic, pero los blancos respondían con su intensidad tras un tiempo muerto de Laso para igualar el partido de nuevo. El partido entraba en su fase más bronca, con defensas colapsando el partido y frenando el ritmo anotador del encuentro (62-60).
Subía la intensidad del encuentro, y con ella los decibelios del Bilbao Arena, el intercambio de golpes era constante hasta que un parcial de 0-11 para los visitantes que rompían el partido con su juego al contraataque. Los Hombres de Negro apretaban los dientes, tratando de igualar de nuevo, pero los de Pablo Laso sentenciaban por medio de Anthony Randolph (80-87).