Era el último partido de la temporada en el Iradier Arena, puesto que a partir del día 5 de febrero el Caja Laboral volverá a casa, al Buesa Arena, una casa cuya fisonomía ha cambiado bastante durante el último medio año y que alcanzará en verano las 15.500 plazas. Despedida amarga, como en general todo el paso del conjunto azulgrana por esta gélida céntrica cancha vitoriana.

Los pupilos de Dusko Ivanovic fueron incapaces de despedirse con una victoria del coso taurino, viéndose desarbolados por un excelente Assignia Manresa, otro equipo que también fue capaz de destapar todas las vergüenzas de la escuadra vitoriana, que volvió a ofrecer una imagen pésima y que se fue al termino del partido a los vestuarios entre silbidos.

Los manresanos fueron siempre un equipo más serio, con mayor equilibrio sabiendo en cada momento que hacer. En un insoportable primer cuarto, llevaron siempre la iniciativa, tremendamente disciplinados y con un Asselin que empezaba a comportarse como el jugador dominante que fue durante todo el partido.

Asselin manejó a su antojo a cada uno de sus pares, con jugadas de todo tipo, tanto cerca del aro, como sin balón como de media distancia. Su partido fue tremendo, ridiculizando a cada uno de sus pares.

El Baskonia parecía despertar en el segundo cuarto, con algunos detalles de Heurtel y del debutante –exmanresa- Matt Walsh, que les iban a dar una renta de 6 puntos al descanso.

El equipo dirigido por Ponsarnau se mantenía dentro del partido como ellos querían, todo ello a pesar de las bajas de gente fundamental como Javi Rodríguez o de Román Montañez, que hicieron que el versátil alero húngaro Adam Hanga tuviera que incluso jugar de base por momentos.

Manresa apagó la luz en el Iradier a la salida de vestuarios. Poco a poco se fue comiendo al Baskonia con Asselin y al que se le sumaba un estilete exterior como Micah Downs que estuvo también demoledor. Un parcial de 6-20 acababa con un equipo vitoriano que se estrellaba en las acciones individuales y desde la línea de triple, ejecutando un total de 34 lanzamientos desde más allá de 6.75.

Hubo un tímido intento de reacción en el último cuarto, pero el control, la disciplina y el equilibrio estaban en la mano de Ponsarnau, que con esta victoria apura sus últimas opciones para entrar en la Copa del Rey de la vecina Barcelona.

Para colmo de males y por si no fuera poco, el capitán baskonista Mirza Teletovic sufrió una mala caída en los momentos finales y parece que puede tener un esguince de codo, a falta de las pruebas médicas que se le realizarán el lunes por la mañana.