Vuelta a la ACB tras la decepción europea. La cuestión antes del choque era, ¿Quién llevará mejor la reciente eliminación europea? ¿Caja Laboral o Asefa Estudiantes? La respuesta a esa pregunta llegó muy pronto, tanto que, el partido estaba visto para sentencia prácticamente al finalizar el primer cuarto a favor del equipo azulgrana.
Más allá del cansancio físico y psicológico, de la oportunidad pérdida con el hundimiento del tercer cuarto en Tel Aviv, el Baskonia salió fuerte a la cancha. Quizá sin demasiada tensión defensiva así como su rival, pero con la suficiente concentración, como para amagar la primera ruptura del partido con 8-0 de inicio.
Asefa Estudiantes salía con un equipo rápido, que pretendía seguir castigando el sobreesfuerzo físico de los locales. Así consiguieron cerrar el partido en un espejismo que no volvió a darse a través de transiciones culminadas en tráfico sobre todo por Caner-Medley.
Estudiantes no volvería al partido. Se veía un Baskonia alegre ofensivamente, con ganas de correr y con un buen balance en su juego ofensivo. Brad Oleson recordaba al de la primera parte del jueves en Tel Aviv y Marcelinho se veía cómodo dirigiendo una vez lejos de esa pesada sombra que ha sido para él Jeremy Pargo.
Cuando Estudiantes quería volver al partido no podía. Su equilibrio en el juego era muy bajo, solo conseguía anotar en las cercanías del aro a través de sus interiores, mientras que su juego exterior no veía aro. Ningún tiro lejano ni de media distancia se colaba en el aro rival, cuando en cambio el Caja Laboral veía aro muy fácil desde todas las posiciones.
El tercer cuarto, fue un quiero y no puedo para el Estu, salieron con más garra defensiva y un juego vertical que les permitía poder anotar, bajo los aros –la ausencia de Barac, autodescartado para el partido, se notó mucho en aspectos defensivos cerca del aro y rebote-, pero no hacía que la renta local bajara, sino todo lo contrario.
La tónica era clara. Cada acción positiva estudiantil, era respondida con un tiro de más allá de 6.75. Así la ventaja aumentó hasta los 25 puntos. Los colegiales no veían aro de fuera –hasta el minuto 36 no anotaron el primer triple y eso que tuvieron muchos tiros librados- y psicológicamente no estaban dentro del partido, a pesar de intentarlo con defensas presionantes y zonas 2-3 y 3-2. Capturaron 19 rebotes ofensivos, que no se tradujeron en producción ya que las ansias por anotar tras el rebote, les hacían precipitarse y tomar segundas opciones muy malas.
Así y con un San Emeterio que dominó de comienzo a fin y sumó como una hormiguita, llegamos a un final que en cuanto Ellis destapó la tapa del aro local, pareció más un concurso de triples que otra cosa.