Una de las cosas más maravillosas del deporte es que, por regla general, hacer predicciones sirve de poco, porque las variables son infinitas y los deportistas siempre están dispuestos a generar sorpresas, ya sean positivas o decepcionantes. Los protagonistas de hoy, sin duda, son un claro ejemplo de sorpresa positiva.

Delteco Gipuzkoa Basket y San Pablo Burgos iniciaron su andadura en la Liga Endesa este curso como los recién ascendidos, señalados por las escasas virtudes que aparentaban tener sus equipos y con el puñal del descenso ya clavado, desde el principio. De hecho, en el Power Ranking previo que elaborábamos entre los redactores de Solobasket, eran los dos equipos colocados en la cola.

Sin embargo, como decíamos, son muchas las circunstancias y variables que afectan a un equipo de élite en el mundo del deporte; gipuzkoanos y burgaleses se han encargado de hacernos entender que nos equivocábamos con ellos y que, pese a lo humilde de la confección de sus plantillas, la confianza en sus proyectos, la claridad de sus ideas y su capacidad de sacrificio les han convertido en dos equipos a tener en cuenta que, a falta de tres jornadas, ya están salvados matemáticamente.

Es una temporada de sobresaliente, con jugadores desconocidos, pero con gran calidad. Se han ganado la permanencia a pulso desde el primer día. Para nosotros es como jugar la ‘Final Four’ para el Madrid. Hemos logrado algo realmente histórico” aseguraba un satisfecho Porfi Fisac.

Mientras que, por su lado, Diego Epifanio se mostraba orgulloso “Si el primer día que entrenamos con el equipo me dicen que vamos a ganar de 8 a falta de 3 jornadas para salvarnos, habría firmado. Las sensaciones son distintas por haber ido de peor a mejor, pero hay que valorar el trabajo de los jugadores y a nuestra afición que es la mejor de la liga.”

Dos equipos recién ascendidos con varios rasgos en común:

LOS BASTIONES: HENK NOREL Y DEON THOMPSON

Contar con un jugador diferencial, capaz de influir en las defensas rivales, ha sido una de las claves de ambos conjuntos.

Henk Norel ha cuajado una extraordinaria campaña, marcada en este final por sus problemas con las lesiones. El gigante holandés ha recuperado su mejor nivel bajo la batuta de Porfi Fisac, ha sido el faro de los gipuzkoanos y les ha liderado para conseguir la tan ansiada salvación. Con el interior a pleno rendimiento los donostiarras han conseguido un juego equilibrado, rico en situaciones de fuera-dentro, y que nutría a sus exteriores de tiros al saltar las ayudas para frenar a Norel.

Por su lado, Deon Thompson ha demostrado ser un pilar fundamental en los planes de Diego Epifanio. El californiano ha sido el rey de los intangibles del conjunto burgalés, su solvencia y capacidad de trabajo han dotado de empaque y sobriedad al San Pablo Burgos. Su físico ha marcado diferencias en ambas zonas, especialmente a nivel defensivo en donde ha dejado sello de su energía y carácter.

LA CHISPA: KENNY CHERY Y COREY FISHER

Poner la dirección en las manos de tipos capaces de liderar, y dispuestos a crecer y mejorar durante el año, en una posición clave como la del base, ha sido esencial para ambos conjuntos.

Con Kenny Chery en Donosti, se han encontrado a un jugador ideal para las ideas de Fisac, un tipo muy entrenable y que ha crecido considerablemente durante la temporada. Lander Castro, preparador físico del Delteco GBC, aseguraba que “es una maravilla verle trabajar, mete horas extras y es un titán”. Chery ha sido el encargado de poner en marcha todos los planes de Fisac en cancha, activando defensas con su actividad constante de manos, encontrando a sus compañeros en situaciones de ventaja, y asumiendo responsabilidades en los momentos clave de los encuentros.

Por su lado, Corey Fisher llegó a Burgos tras haber disputado la Eurocup con Lietuvos Rytas y consciente de que tendría un papel importante y muchas responsabilidades en el recién ascendido. Los inicios fueron complicados, como para el resto del equipo, pero poco a poco el menudo base del Bronx consiguió hacerse con la batuta y poner en cancha toda la carne en el asador para ayudar a los suyos a conseguir la tan ansiada salvación.

LA BASE NACIONAL

Sin duda, uno de los pilares sobre los que se han asentado el Gipuzkoa Basket y el San Pablo Burgos, una base de jugadores nacionales, dispuestos a partirse la cara y asumir a la perfección sus roles para dotar a sus conjuntos de identidad y solvencia.

Jugadores como Dani Perez o Miquel Salvó, que han sido piezas vitales desde el banquillo para los gipuzkoanos. O guerreros como Xabi Oroz y Joan Pardina, que han dado ese plus de intensidad al conjunto de Porfi Fisac, que tanto han necesitado y que, además, ha sido uno de los factores fundamentales para entender el trabajo del conjunto vasco. Además de las intervenciones puntuales, cuando ha sido necesario, de gente de la cantera, joven y dispuesta a sumar con su ilusión.

En Burgos han visto crecer a un Sebas Saiz que se ha convertido en referencia interior a final de temporada, han contado con la inestimable experiencia e intensidad de Javi Vega. Y han tenido, siempre armadas y dispuestas a bombardear, las muñecas de Edu Martínez y Álex López. Gente capaz de aportar en pocos minutos, dispuestos a aparecer cuando se les requiere, y en los que Diego Epifanio ha confiado en momentos importantes de la temporada.

Dos equipos diferentes, pero con muchos puntos en común, dos proyectos que han conseguido sobrevivir gracias a su propia confianza. Dos bregadores que han sabido dar la cara en una competición tan dura como la ACB, y que con sus magníficas temporadas han cerrado, incluso antes de lo esperado, una salvación matemática que les permite coger aire y disfrutar, sin presión, del final de campaña.