A estas alturas podemos decir que la liga Endesa, con crisis económica y, hasta no hace mucho, crisis institucional incluida, nos ofrece una liga con cada vez menos estrellas. Por poner un ejemplo, hace 22 años en el último equipo clasificado, el Granada, jugaba un tal Jeff Lamp. Un superclase con una muñeca infalible que acabaría siendo máximo anotador de la liga sin poder salvar del descenso a su equipo. En un partido de este curso hizo récord anotando 29 de sus 30 tiros libres intentados. Su heroico concurso le permitió ganar aquella guerra al Valladolid y que su proeza individual siga siendo única.

Hace 12 años, el más malo de la película era el Gijón Baloncesto. Allí, Lou Roe, otro alero (pero esta vez afroamericano y más interior) lo hacía todo. A día de hoy, sigue siendo uno de los mejores jugadores extranjeros que hayan pasado por la liga ACB desde entonces. Roe era, como dicen los yankis, un ‘all around player’ y podía jugar en 3 posiciones. Anotaba, reboteaba, taponaba pero, al igual que Lamp, no pudo mantener a los suyos en la ACB.
A los aficionados tanto de su club como del resto nos encantó verlos jugar a ambos.

En la Liga Endesa de ahora Lamp y Roe no tendrían un lugar donde exhibirse. Eran jugadores de perfil de equipo pequeño. Necesitaban sentirse importantes, tener el balón en las manos mucho tiempo y lanzar muy a menudo. Que el equipo jugara para ellos y… estar bien pagados. Actualmente, ningún club de media tabla para abajo podría pagar su nómina y quién sabe si un CAI o Bilbao hubieran podido hacerlo.

Ya casi no tenemos jugadores extranjeros de excelencia en los equipos de clase media y baja de la liga. Una mayoría los podrán ver en Rusia, Turquía o, sin competir, en China.Y muchos de los que se baten en nuestras pistas, sean nacionales o foráneos, se acercan a las 4 décadas. Léase los ejemplos de Panko, Savané, Nacho Martín, Fran Vázquez, Mumbrú, Roger Grimau…

Un mercado español que paga poco y tarde está obligando a clubes, entrenadores y jugadores a mantener sus compromisos. A hacer equipo de verdad. Provocando que el público les reconozca, circunstancia imperativa para mantener aficionados y que lleguen nuevos. Otro ‘daño’ colateral de la crisis está siendo la forzosa apuesta por el producto nacional. De hecho, como ilustra Ramón Juan en su precisa pieza "De estrellas a actores de reparto", la LEB Oro está totalmente dominada por jugadores españoles. Muchos, muy veteranos también.

Dichas circunstancias hacen que los partidos, en ocasiones, den una cómica imagen de la dominguera pachanga de ‘Solteros contra casados’. Sin embargo, la comunión está resultando muy positiva. El más claro ejemplo es el del Joventut de Badalona en el que conviven jugadores cercanos a los 40 con jugadores cercanos a los 23. Unos aprenden, otros disfrutan instruyendo ante la ilusión de los más jóvenes. Siempre, ambos, comprometidos.

Barça y Real Madrid cada vez se distancian más en su presupuesto del resto. No obstante, a contra pronóstico, el inicio de la presente liga Endesa está siendo el más igualado desde la crisis ¿un espejismo? Puede ser, pero por ahora todo aquel que hace muchos cambios, dando pie a lógicas adaptaciones, lo paga muy caro. Veamos cuando las máquinas azulgrana y blanca encajen.

En 1977 Josean Gasca, ideólogo y revolucionario, germinó la idea de crear, pese a la todopoderosa oposición de Raimundo Saporta, una asociación de clubes de baloncesto independiente junto a Eduardo Portela, Juan Novo, José Luis Rubio o Juan Fernández. Desde que se creara la primera liga nacional en el 57, el Real Madrid había ganado 23 de sus 27 ediciones. La lucha de todos ellos por la evolución hacia una liga de baloncesto impredecible, profesional y equitativa ha desembocado en lo que conocemos hoy en día como liga Endesa.

Este año se nos han ido directos al cielo estrellas como Eduardo Kucharski, José Brunet, José Luis Abós, Adolfo Beneyto, Jaume Berenguer o Carlos Montes pero tenemos la esperanza de que los Hernangómez, Abrines, Jaime Fernández, Suárez, Marc García, Paulí o jóvenes técnicos recién explotados como Diego Ocampo construyan de nuevo una gran futuro. La ilusión de este rincón de baloncesto llamado Solobasket va alineada con que hagan nuestro deporte mejor. También nos lamentaremos si la competición no acaba siendo competición y después de tantos años nos demos cuenta de que estamos en un punto parecido con aquellos agitados finales de los 70 en el que se deseaba una liga de muchos grandes retos y citas para la mayoría.

Esperamos que pasen unas muy Felices Navidades y que sigan disfrutando del baloncesto como lo seguimos haciendo nosotros. Muchas suerte para el 2015. Nosotros trabajaremos duro para estar preparados cuando aparezca.