Verano de 1992. Darryl Middleton degusta una buena mariscada en un restaurante del Puerto Olímpico de Barcelona cuando alguien le interrumpe. Es un niño de unos once años que, con timidez e ilusión, le pide un autógrafo. Middleton accede con una amable sonrisa. La temporada pasada, dieciséis años después de ese autógrafo, Darryl Middleton y ese niño jugaron juntos en el Sant Josep Girona.

En efecto, yo tenía tan sólo once años cuando le pedí un autógrafo a Darryl Middleton. El tenía veintiséis y, en su primera temporada en España, acababa de obtener su primer MVP de la liga ACB en las filas del Valvi Girona. Ese autógrafo es una anécdota que recuerdo con cariño y que refleja la cantidad de vueltas que puede llegar a dar la vida. Desde entonces ha pasado mucho tiempo y la increíble trayectoria de Darryl ha merecido artículos, reportajes y elogios de todo tipo pero, sin embargo, creo que hasta ahora nadie ha hablado en profundidad sobre lo que supone para un jugador de baloncesto compartir equipo con Darryl Middleton. Tener la oportunidad de convivir diariamente con Darryl es un privilegio para cualquier compañero de equipo pero, para aquellos que jugamos en posiciones cercanas al aro, se trata de una experiencia que puede marcar para siempre tu manera de entender el baloncesto.

En mi caso personal, para un jugador forjado en la LEB, jugar al lado de Darryl fue un honor y una oportunidad irrepetible. Es un libro abierto, un ejemplo constante y una persona de la que aprendí infinidad de cosas, tanto dentro como fuera de la pista. Por este motivo, la temporada que jugué a su lado en el Sant Josep Girona fue inolvidable… del mismo modo que también lo fue para una figura mundial como Marc Gasol coincidir con Darryl en el Akasvayu Girona. No se trata de quién seas ni tampoco de en que liga juegues. Si estás dispuesto a aprender, probablemente el hecho de compartir equipo y posición de juego con Darryl Middleton te marcará de por vida.

“Su fichaje por el Girona fue lo mejor que me podía pasar.”

Aunque la frase superior también serviría en mi caso, quién pronuncia estas palabras frase no soy yo, sino una estrella mundial del calibre de Marc Gasol. Ambos fueron compañeros durante dos temporadas en el polémicamente desaparecido Akasvayu Girona. “Cuando se hizo efectivo el fichaje de Darryl no era consciente de lo que aquello supondría para mi. Su fichaje fue lo mejor que me pasó en los dos años que estuve en Girona”. Esta frase adquiere especial importancia si tenemos en cuenta que cuando Marc habla de Girona le brillan los ojos, pues guarda un recuerdo muy especial de la ciudad. Todavía hoy mantiene contacto con mucha gente de allí y sigue la actualidad diaria del Sant Josep Girona. Obviamente, también mantiene contacto con Middleton. “Durante la temporada hablamos de vez en cuando y en verano siempre quedamos para entrenar juntos.”, explica Gasol. No olvidemos que Middleton opina que para el cuerpo de un jugador de baloncesto no es bueno estar mucho tiempo parado. En una ocasión, a raíz de una conversación sobre el secreto para seguir compitiendo a los 43 años de edad, Darryl me contó que odiaba perder la forma física y que no le gustaba nada esa sensación de fatiga tan habitual en las pretemporadas. Por eso, justo cuando acaba la temporada, tan solo se toma dos semanas de descanso. El resto del verano entrena todos los días por su cuenta.

En su segunda temporada en Girona (temporada 2007/08) Marc Gasol se alzó con el MVP de la ACB y cruzo el Atlántico para iniciar su carrera NBA. Por su parte, con tres MVP’s de la ACB a sus espaldas, Middleton fichó por el Sant Josep Girona de la liga LEB Bronce. En mi caso, deportivamente hablando, su fichaje también fue lo mejor que me podía pasar. Sin embargo, lo que para mi fue una suerte, para Darryl debió ser muy duro, pues las diferencias entre la ACB y la LEB Bronce son descomunales en todos los aspectos. Sin ir más lejos, recuerdo que en nuestro primer partido de pretemporada fuera de Fontajau, jugamos en un pabellón con gradas únicamente en un lateral, pista sin parquet y un vestuario pequeño que ni siquiera contaba con regadera en las duchas. No pude evitar fijarme en Middleton. ¿Qué estaría pensando? ¿Dónde me he metido? No hizo comentario ni gesto alguno. Simplemente se limitó a observarlo todo y salió a jugar como si nada.

“Es una persona muy introvertida y le cuesta mucho abrirse a la gente”, cuenta Marc Gasol. Es cierto que Middleton es una persona muy reservada, pero eso no significa que no aporte intangibles en la dinámica interna de un grupo. Siempre esta dispuesto a ayudar. “Yo no soy muy dado a pedir consejos, pero siempre que veía algo en la pista que no me gustaba, le pedía opinión a Darryl. Creo que la gente debería aprender muchas cosas de él. Es una persona muy perfeccionista y con una fuerza mental increíble”. En un viaje con el Sant Josep sucedió una escena que ilustra perfectamente estas palabras pronunciadas por Marc. Yo estaba sentado con Darryl en un avión cuando él encendió su DVD portátil. Pensé que se disponía a ver algún partido del equipo contra el que nos íbamos a enfrentar (lo hacía en casi todos los viajes), cuando me enseño el disco que iba a poner. El título, escrito a mano en rotulador, rezaba "Low post: Dwight Howard, Tim Duncan & Kevin Garnett". Vimos el video y lo comentamos. Yo no daba crédito. Darryl Middleton veía videos sobre los mejores jugadores del mundo en su puesto y analizaba al detalle sus movimientos. Sin embargo lo mejor aún estaba por llegar. Llegué pronto al entrenamiento posterior al partido pero, como casi siempre, Darryl ya estaba allí. “¡Vamos! ¡Te estoy esperando!”, me gritó. Me cambié y me dijo que debíamos practicar los movimientos que habíamos visto en el video. Increíble. A su edad, con su palmarés y con todo ganado, Darryl Middleton tiene la misma ilusión por el baloncesto que un chaval que acaba de empezar.

Las dos temporadas que Marc y Darryl jugaron juntos solían quedar antes de los entrenamientos para practicar por su cuenta. “Sobretodo jugábamos unos contra uno en el poste bajo, pero también competiciones de tiro. Luego, ya dentro del entrenamiento, nos pegábamos tanto que parecíamos enemigos a muerte”. Efectivamente, la forma de entrenar de Darryl no admite relajación alguna. “Tuve la gran suerte de coincidir con dos veteranos como él y Gregor Fucka. Aprendí muchísimo de los dos”, comenta Marc.

La dedicación y pasión por el baloncesto que demuestra Darryl Middleton en cada entrenamiento le convierten una persona admirada por compañeros y rivales. “Darryl genera un respeto superior por parte de la gente. No se trata sólo de sus compañeros de equipo, también lo notas en los rivales, entrenadores, periodistas y aficionados al baloncesto en general”, dice Marc. Como hemos comentado anteriormente, el hecho que Middleton sea una persona introvertida y cerrada, no significa que no se preocupe por el funcionamiento del equipo. Todo lo contrario. Habla pocas veces pero, cuando lo hace, el silencio que genera es brutal. Todos escuchan.

“Si Darryl Middleton entrena así, ¿cómo se supone que debo entrenar yo?”

Seguro que esta frase ha pasado por la cabeza de los compañeros de equipo de Middleton en más de una ocasión. El caso de Marc Gasol y mío no fue una excepción. “Tiene una manera de entrenar muy poco habitual. Es espectacular verle realizar todas las acciones del entrenamiento al cien por cien. Lo ves y piensas: ¿Qué hago? Si un tío que ha sido tres veces MVP de la ACB entrena así, ¿cómo se supone que debo entrenar yo?”, reflexiona Marc Gasol. En los medios de comunicación es habitual que de un jugador se diga que entrena al cien por cien. Sin embargo, en el caso de Middleton, esa afirmación adquiere un sentido estrictamente literal. Es así, tal cual suena, al cien por cien siempre. Ejecuta todos y cada uno de los ejercicios (incluso las situaciones sin defensor) a la máxima velocidad, al límite y prestando atención a todas las posiciones del cuerpo. “Su forma de entrenar es espectacular. Además de ser un ejemplo para todos los compañeros de equipo, también lo es para el cuerpo técnico. Los entrenadores van locos por tenerlo en su equipo”, recuerda Marc. En este sentido, Gasol explica que “Pesic lo utilizaba constantemente como ejemplo. Incluso una vez nos dijo que, para él, el único jugador con contrato garantizado para la siguiente temporada era Darryl Middleton”. Sin ir más lejos, a mediados de la temporada pasada, cuando militaba en LEB Bronce con el Sant Josep Girona, Middleton tuvo ofertas del Unicaja de Aíto y del Panathinaikos de Zeljko Obradovic. Casi nada. Sin embargo, a pesar de esas ofertas y de las lógicas dudas sobre que decisión tomar, Darryl prefirió seguir implicado en el proyecto del Sant Josep Girona.

Generalmente, Darryl es el primero en llegar al pabellón y ponerse a entrenar. Suele practicar movimientos en el poste bajo y tiros laterales de 4-5 metros. Jamás le he visto practicar tiros (triples por ejemplo) que no haga en el partido. Perfecciona lo que hace bien para hacerlo perfecto o, lo que es lo mismo, explota al máximo sus virtudes. Su rutina es, más o menos, la que realizamos todos cuando tiramos solos. Tira, rebotea, se autopasa el balón al otro lado del campo y vuelve a lanzar. Con 43 años de edad, verle entrenar en solitario y pensar cuantos tiros de ese tipo habrá realizado a lo largo de su carrera produce sensación de vértigo bestial y, a la vez, una admiración descomunal. Sin embargo, muchas veces los medios de comunicación confunden y exageran el aura de respeto que generan aquellos deportistas que se han hecho a si mismos a base de esfuerzo y superación. Por ejemplo, en baloncesto es muy frecuente que se diga que un jugador es el primero en llegar a entrenar y el último de salir del pabellón. En el caso de Middleton, ese tópico no se cumple del todo. Es el primero en llegar al pabellón y ponerse a entrenar pero, al contrario de lo que se ha dicho muchas veces, ¡también es el primero en irse! Si quiere realizar trabajo individual extra lo hará siempre antes del entrenamiento o asistiendo a las sesiones voluntarias (no se pierde ninguna), pero difícilmente se quedará después de entrenar. No obstante, sus “prisas” por llegar a casa están más que justificadas por su otra pasión más allá del baloncesto: Darryl Middleton es un excelente cocinero. Nuevamente, del mismo modo que sucedía con la expresión “entrenar al cien por cien”, el adjetivo excelente no se queda corto. “Hace el mejor cheesecake de la historia”, dice Gasol en una frase que, aunque suena algo exagerada, doy fe que no se aleja de la realidad tanto como puede parecer.

Aunque su talento para la cocina pueda resultar anecdótico, bajo mi humilde punto de vista, se trata de una consecuencia de la forma de ser de Darryl Middleton. La increíble profesionalidad e ilusión que demuestra en una pista de baloncesto, se transforma en meticulosidad y constancia en la cocina. Cuando tiene una pasión, se dedica a ella en cuerpo y alma.

Así es Darryl Middleton.