El Caja Laboral se afianza en la tercera plaza gracias a la agónica victoria sobre la bocina ante el colista Blancos de Rueda. Nueve segundos finales totalmente locos marcaron el devenir de un choque que siempre fue igualado, siendo Brad Oleson, el jugador más consistente de los locales, el que dio la victoria a un ramplón equipo azulgrana.

Los de Dusko Ivanovic volvieron a dar una imagen muy pobre, totalmente distante de las buenas sensaciones mostradas el pasado sábado ante el Barcelona Regal en la Copa del Rey. Frágil, hastiado y sin ideas. El Baskonia no logró carburar en todo el choque y en momentos bailó al ritmo que le marcó un muy metido equipo pucelano que utilizó sus armas a la perfección y que quizá mereció más premio que el obtenido.

Mirza Teletovic causó baja en el primer minuto al encontrarse indispuesto por un problema estomacal. Esto hizo mucho daño, si bien, un equipo de esta entidad no puede depender tanto de un jugador. Jugador el bosnio, que está jugando fuera de su rol todo el año ante la falta de efectivos de pintura.

Las vallisoletanos unieron fuerzas entre todos para intentar dar la campana en el Buesa Arena. Actuaron coralmente, sabiendo por donde podían hacer daño al equipo baskonista. Se vieron dominadores en el primer tiempo, sobre todo en un segundo cuarto que finalmente pudo maquillar el Baskonia desde las individualidades de Oleson y San Emeterio. Blancos de Rueda se hacía fuerte en la pintura, sobre todo a través de un excelente Borchardt y se sentían muy cómodos en el juego rápido de transición a través del que hicieron mucho daño a los vitorianos.

El tercer cuarto mostró más de lo mismo, si bien el Caja Laboral tuvo un arranque en el que podía dispararse definitivamente en el partido con un parcial de 10-2. Si bien, como a un clavo ardiendo, el equipo de Valladolid se aferró al partido. Lo intentó con una zona 2-3 con demasiados espacios que no se le dio mal a los locales, que seguían tirando de individualidades, sin rastro de un tipo de juego elaborado y demasiado monótono, jugando siempre al cinco contra cinco sin intención alguna de dar velocidad al juego.

Aún así mantenían un colchón de 4-5 puntos que parecía definitivo. Sin embargo Blancos de Rueda no lo veía igual y Diego García en un contraataque anotó un precioso aro pasado que colocaba a su equipo a dos puntos. El propio García pudo empatar el partido desde los tiros libres, pero erró los dos lanzamientos. Prigioni anotó un tiro libre con 9,3 segundos por jugar. Diego García seguía teniendo la confianza y fue elegido para anotar un triple sensacional tras saque de banda que igualaba la contienda. Pero allí estaba el mejor baskonista, Brad Oleson, que recorrió toda la pista y tras chocarse con Nemanja Bjelica, soltó un lanzamiento a tablero que dejaría la victoria en el coliseo vitoriano.