"Hey Brandon, el cielo es el límite". 

La temporada promete ser más que divertida para los Timberwolves. Recuperado Ricky Rubio de su lesión de ligamento cruzado, con un Kevin Love dispuesto a abanderar más que nunca la lucha por nuevos retos, el paso adelante de Derrick Williams y Nikola Pekovic, con las ilusiones despertadas por la llegada de Kirilenko, Shved…y Brandon Roy

Vuelve el jugador prodigio. Las rodillas de Brandon Roy decían basta después de que los Blazers cayeran eliminados contra Dallas en la primera ronda de playoffs. Sin embargo los 9 puntos anotados en casi 30 minutos -y el calvario sufrido durante toda la temporada- suponían una injusta e inmerecida despedida para uno de los jugadores más talentosos de la competición. El impacto producido en su año rookie (16.8 puntos, 4.4 rebotes, 4 asistencias y 1.2 recuperaciones) hicieron pensar en él como el hombre clave en una franquicia que aspiraba muy arriba tras la llegada de otros pilares como DeMarcus Aldridge y Greg Oden. Desafortunadamente, las lesiones no le dieron ninguna oportunidad al gigante formado en Ohio State y mellaron la consolidación de Roy en el Olimpo de las estrellas (ya en su tercera temporada NBA formó parte del segundo mejor quinteto de la liga)-

Después de una temporada de rehabilitación, descanso  y meditación, el escolta formado en la universidad de Washington, ha decidido comenzar de cero, en la franquicia que lo eligiera en el draft del 2006 y que, para sorpresa de muchos, traspasara a los Trail Blazers a cambio de Randy Foye. Hablamos de, en un principio, una relación contractual por dos temporadas a razón de 4 millones de dólares por año.

Dijo Roy en la rueda de prensa de su presentación que nunca pensó en una retirada definitiva. No cabe en la mente de un competidor nato. Menos pensando en lo que pudieron haber sido aquellos Blazers de haber sufrido tal calvario de lesiones. Las de Oden y Roy no fueron las únicas. No entra en su cabeza ser un jugador de fondo de armario. Ni mucho menos. En su propósito está el sentirse pieza importante de un ilusionante proyecto, con jugadores muy jóvenes que necesitan la ayuda extra de este joven de 28 años. Desde el trabajo. Posiblemente más en su vertiente física ya que los fundamentos son innatos. 

La confianza depositada por la franquicia de Minnesota -aquello de que en el cielo está el límite- supone una inyección de moral inmejorable, superior incluso que las inyecciones de plaquetas a las que se sometió durante el invierno pasado; las alas del Red Bull para alguien que quiere volver a volar.