“No soy un hombre de banquillo, no soy un sexto hombre".
Así de a gusto se quedó Allen Iverson tras su primer partido –con derrota incluida contra los Kings- con los Grizzlies saliendo desde el banquillo. The Answer ha sido titular en la NBA allá donde ha jugado. La temporada pasada, en los Pistons, jugó 4 partidos –de 50- como reserva, su mayor número de encuentros en una temporada.
Hay jugadores que no aceptan formar parte de la segunda línea, ser segundo plato. Otros, en cambio, se encuentran en su salsa saliendo off the bench con el partido ya iniciado y habiendo transcurrido muchas veces más de un cuarto de juego. Un sexto hombre, en su concepto más puro, es un jugador que contribuye a incrementar la intensidad del juego desde que pisa la cancha aportando muchos puntos, rebotes, asistencias o descollando defensivamente (ahí depende la naturaleza del propio jugador). Normalmente acaba jugando bastantes más minutos que el jugador al que reemplaza y suele estar entre los 3-4 jugadores más importantes del equipo.
Vinnie Jhonson, apodado el Microondas, ejemplifica claramente la figura del sexto hombre. El jugador de los Pistons (81-91) solía jugarse la primera posesión que casi siempre acababa en canasta y su producción en puntos e intensidad defensiva estaba a la altura de los mejores. Pese a su gran aportación a los Bad Boys nunca conseguiría este galardón.
La NBA instauró el premio en la temporada 82-83 y el primer ganador del trofeo fue el alero de los Sixers Bobby Jones, un jugador que contribuía en puntos, rebotes e intensidad defensiva y que aceptó este rol en unos Sixers donde las estrellas eran otros (Malone, Toney, Dr. J.) pese a que él había sido titular indiscutible en Denver, primero en la ABA y luego en la NBA. Fue un jugador muy importante en el título que consiguió Philadelphia en el 83.Marc Iavaroni era el jugador titular en aquellos Sixers pero su aportación y minutos de juego era menor que la de Jones. El alero de los Sixers no jugó ningún partido como titular ni en aquella memorable temporada ni en la siguiente.
Curiosamente Iavaroni fue también titular indiscutible en los Jazz de finales de los 80 aunque el sexto hombre, Thurl Bailey (quien mereció algún trofeo a lo largo de su carrera), le doblaba en minutos. Así, en la temporada 87-88 Iavaroni fue titular en 71 partidos mientras que Bailey lo fue en 10. El ex técnico de los Grizzlies jugó 1.238 minutos aportando 4.5 puntos y 3.3 rebotes por partido. El fibroso Bailey disputó 2.804 minutos promediando 19.6 puntos y 6.5 rebotes.
El único ganador del trofeo que comparte igual condición fue Dell Curry, quien tampoco jugó de titular en ningún partido la temporada en la que ganó el trofeo con los Hornets de Larry Johnson, Alonzo Mourning y Tyrone Bogues (93-94). De hecho Curry no inició ningún partido como titular en 7 de sus 16 temporadas como profesional. Curry era un excelente lanzador de larga distancia y durante nueve temporadas estuvo por encima del 40% en triples.
Estrellas en la reserva
Algunos jugadores pasaron de ser estrellas en otros equipos a jugadores de banquillo cuando cambiaron de elástica aunque s producción siguió siendo la misma. Un ejemplo claro es el del anotador compulsivo Eddie Johnson. Tras su año rookie, Johnson jugó de titular en las tres temporadas siguientes con los Kansas City Kings hasta que su rol cambió cuando la franquicia pasó a Sacramento. Cuando aterrizó en los Suns recuperó titularidad pero la temporada siguiente (88-89) su rol pasó al de sexto hombre con la llegada de Tom Chambers, otro alero superanotador que, además, iba muy bien al rebote. Cotton Fitzsimmons aprovechó la figura de Johnson para dar consistencia anotadora a la segunda línea y esta temporada acabó con una mediad de 21.5 puntos por partido, su cuarto mejor promedio en una temporada. Los Suns cometerían un gran error la temporada siguiente traspasándolo a Seattle a cambio de Xavier McDaniel, un buen jugador que no triunfó en la franquicia de Arizona.
En la misma tesitura se encontró Bill Walton, ídolo en UCLA y principal artífice del único anillo que poseen los Trail Blazers (1977). Walton hizo topes en puntos (18.6), rebotes (14.4) y tapones (3.2) pero su lastre fueron siempre las lesiones lo que le llevó a pasar un purgatorio por los Clippers (San Diego y LA). Aún así, siguió siendo titular hasta que llegó a Boston vía traspaso en 1985. Allí promedió 7.6 puntos, 6.8 rebotes, 2 asistencias y 1.3 tapones en 19 minutos, ayudando a conseguir el anillo contra los Rockets. Walton se impuso en las votaciones a Ricky Pierce y Eddie Johnson, que habían conseguido mejores estadísticas pero Walton se había sobrepuesto a las lesiones y su equipo había conquistado la liga.
Titular era en los Knicks de Pat Riley –más adelante volveremos a hablar de él-John Starks. El escolta saltarín fue de menos a más hasta consagrase como titular en la temporada 93-94. La llegada de Allan Houston en 1996 le relegaría al banquillo. Esa temporada fue elegido mejor sexto hombre tras promediar 13.8 puntos, 2.7 rebotes, 2.8 asistencias y 1.2 recuperaciones. Starks señaló:” lo importante no son los minutos que estás en la cancha sino lo que consigas hacer en ese tiempo”.
El último ganador del Sixth Man Award, Jason Terry, era la figura de los Hawks y fue siempre titular. Incluso cuando llegó a los Mavericks fue titular hasta la temporada 07-08. El curso pasado se impuso con autoridad a JR Smtih y Nate Robinson. Como “jefe” de los reservas, Terry consiguió 19.6 puntos por partido, su segundo mejor registro en 11 temporadas de carrera.
Las lesiones condenaron a Danny Manning y a Rodney Rogers. El primero estaba llamado a dominar la NBA tras conseguir un título universitario con la Kansas de Larry Brown pero las lesiones nos impidieron ver poco más de la mitad de lo que pudo ser. El segundo empezó con buen pie su andadura en la NBA pero en su último año en los Clippers sufrió problemas físicos y tuvo que empezar de nuevo, como Manning. En los Suns encontraron el oasis que nunca vivieron en los Clippers. Manning sería mejor sexto hombre en el 88 y el de Wake Forest en el 2000.
Mike Miller gustó mucho en su debut, ganando el título de rookie del año y fue titular indiscutible en los Magic. También los siguió siendo en Memphis hasta la temporada 2005-06 en la que llegó Eddie Jones, que fue titular indiscutible y Miller fue desplazado hasta la posición de sexto hombre ganando esa temporada este preciado galardón.
El brasileño de los Suns, Leandrinho Barbosa, también consiguió su mejor marca anotadora en la temporada 06-07 (18 ppp), curso en el que fue premiado como mejor jugador de banquillo. Curiosamente Barbosa jugó más partidos de titular que de reserva en su año rookie (46/70). Aquella temporada los Suns la iniciaron con Frank Johnson como principal entrenador y no contó con él como starter. Frank fue despedido y sustituido por Mike D’Antoni, quién le alineó en el cinco titular prácticamente desde que tomó las riendas. A partir de la siguiente, sin embargo, sería reserva hasta desempeñar el rol de sexto hombre gracias al cual se ha dado a conocer.
Del banquillo a la titularidad
Hubo otros jugadores que alcanzaron la titularidad tras brillar en el banquillo. El alemán Detlef Schrempf fue uno de ellos. Tras no acabar de tener un sitio en Dallas –por la elevada competencia- triunfó en los Pacers. El alero formado en Washington fue elegido mejor sexto hombre en la temporada 90-91 y 91-92 y acabó de titular indiscutible en su último año en Indianapolis pero sobre todo en los Seattle Supersonics, equipo con el que acabó consagrándose. Schrempf, además, fue el primer jugador nacido fuera de Estados Unidos en conseguir este premio. Le siguieron el croata Toni Kukoc (95-96), quien se impuso en la votación a Arvydas Sabonis, Ben Gordon (04-05), el brasileño Leandro Barbosa en el 2007 y el argentino Manu Ginobili (07-08). Para gran parte de la crítica, el jugador argentino de los Spurs es el mejor reserva de la competición, el jugador que mejor ha reencarnado la figura del sexto hombre en los últimos años. Doce temporadas ya en la NBA, todas con los Spurs, y sigue siendo el termómetro del equipo tejano. Los años y las lesiones no perdonan, pero siempre hay un hueco -más o menos espaciado- desde donde erigirá su condición de líder.
Kevin McHale fue otro de los que se ganaron el estrellato trabajando desde el banquillo. El ala-pívot de Minessota creció en la sombra y obtuvo dos títulos de mejor sexto hombre (1984 y 1985). Cedric Maxwell era titular en esas dos temporadas pero McHale ya apretaba mucho. La temporada 85-86, con Maxwell en los Clippers, el fenomenal 32 de los Celtics ya se hizo con la titularidad.
En las mismas circunstancias nos topamos con el gran anotador y sexto hombre, Ricky Pierce. En la temporada 98-99, en los Bucks, estableció una media de 23 puntos, la más alta de su carrera. Hasta ese momento Pierce había jugado desde la reserva. Luego, cuando fue traspasado a los Sonics, jugó de titular en las dos temporadas siguientes. Allí coincidió con Eddie Johnson, que sí conservó su estatus de reserva privilegiado.
El desembarco de Pat Riley a los Knicks trajo consigo un estilo de juego más oscuro que nada tenía que ver con el showtime que desplegaban sus ex estrellas en el Forum. Anthony Mason llegaba en la temporada 91-92 tras probar fortuna sin éxito en la NBA y luchar como un gladiador en la CBA. En la temporada 94-95 era elegido mejor sexto hombre tras promediar 9.9 puntos, 8.4 rebotes y 3 asistencias. Era el premio a la constancia y al trabajo. A partir de esa temporada fue titular indiscutible tanto en los knicks como en el resto de equipos para los que jugó.
Cliff Robinson fue otro de los que emergieron casi de la nada hasta consagrase como titular. La temporada 92-93 sería su última como sexto hombre en los Blazers. Ganó el galardón y saltó a la titularidad, que continuó en los Suns con los que jugó más partidos de titular que de reserva.
Corliss Williamson fue una estrella universitaria que conseguiría el cetro de la NCAA con Arkansas en el 94. Tras unos buenos años a nivel individual como titular en los Kings, experimentó el placer de los triunfos con la segunda edición de los Bad Boys. En el 2001, Big Nasty resultó ganador del trofeo al mejor reserva y en el 2004 conseguía su primer anillo.
Más oscuro fue el caso de Roy Tarpley, una de las sensaciones de finales de los 80. Su producción desde la segunda línea no pasó desapercibida y en la temporada 87-88 promediaba 11.8 rebotes y 13.5 puntos en 28 minutos de juego lo que le valdría el premio al mejor hombre de banquillo, imponiéndose al gran perdedor, Thurl Bailey. Los escándalos de drogas y las lesiones impidieron que se consolidara como una de las estrellas de finales de los 80 y principios de los 90. En el baloncesto griego encontró un bálsamo para sus problemas. En su retorno a la NBA volvieron a juntarse los problemas físicos con las drogas y el alcohol lo que le llevó a su retirada en el 95.
Ben Gordon es sexto hombre según las circunstancias. En su año rookie enrolado en los Bulls lideró el banquillo convirtiéndose en el primer novato que conseguía tal premio. En los años siguientes fue alternando titularidades con reserva aunque la campaña pasada fue la temporada en la que más encuentros ha jugado de titular (76/82). El cambio a los vecinos Pistons no supuso una variación del rol de titular en los primeros partidos –salvo el del pistoletazo de la regular season- pero ahora lleva saliendo desde el banquillo en los últimos tres encuentros. ¿Querrá disputar el trofeo otra vez?
Por último nos referiremos a un caso curioso, Antawn Jamison, y a los jugadores menos conocidos. Jamison fue siempre titular en los Warriors salvo en su año rookie. En su primera-y única- temporada en Dallas jugó como sexto hombre ya que la titularidad la ostentaba Antoine Walker. Ese curso, 03-04, resultó ganador de este galardón. La siguiente temporada fichó por los Wizards y desde entonces sólo ha dejado de ser titular en dos partidos.
Los más anónimos
Otros ganadores fueron jugadores no tan conocidos como Aaron McKie, Bobby Jackson y Darrell Armstrong. El primero vivió una bonanza de juego en los Sixers coincidiendo con la final perdida ante Lakers en el 2001. En aquella temporada se hizo famoso, además, por conseguir dos triples dobles consecutivos en las victorias contra Kings y Hawks. Bobby Jackson solía salir cuando el partido estaba ajustado. Era el hombre de confianza de Adelman y solía estar en los finales de partido gracias a su buen dominio del balón y lectura del juego. Jackson, que se impuso en la votación a Redd, jugó 700 minutos menos que el escolta de los Bucks pero le ganó en minutos de calidad. La historia de Armstrong es de superación. Llegó al Caixa Ourense tras jugar en ligas menores y probar el baloncesto chipriota y acabó siendo una de las sensaciones junto a Chandler Thompson. Los 26 puntos de media los canjeó por un ticket para la NBA (Orlando) y en su quinta temporada consiguió los galardones de mejor sexto hombre y jugador más mejorado.
ACTUALIZACIÓN: El último quinquenio
Remozamos el artículo en las formas, pero también en el contenido. En los últimos cinco años se ha certificado el asentamiento de Jamal Crawford como el mejor reserva de la competición. Al igual que Ricky Pierce, es un jugador que se encuentra mucho más cómodo jugando con el partido ya iniciado y así lo ha manifestado en numerosas ocasiones. El rey de las jugadas de 3+1 consiguió su primer reconocimiento en los Hawks de la temporada 09-10 y lo repuntó con el título conseguido con los Clippers en este curso. Único jugador en repetir premio en dos equipos distintos. Sucedió a Jason Terry, estrella en los Hawks y secundario de lujo en los Mavericks (2009) por necesidades del guión.
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Otros ganadores como Lamar Odon (2011) supieron mantenerse en la élite aceptando un nuevo en su equipo. En este caso los Lakers tras la llegada de Pau Gasol. Desde el primer año completo de Pau en el 'Pariente rico' (2008-09), Odom pasaría a liderar la segunda unidad, con notable éxito. Sin premio, pero con un peso importante en su equipo es Ray Allen, quien logró uno de los momentos mágicos más extraordinarios en la historia de los Playoffs con aquel triple conseguido en el sexto partido de las finales. Allen, titular casi indiscutible en Bucks, Sonics y Celtics, sigue ejerciendo su liderazgo desde la segunda unidad de los Heat y momentos como aquel justifican 'todo el oro del mundo'. Se le espera para estas finales.
J.R. Smith, talento y caos en un mismo cuerpo, pasó de la titularidad en sus inicios en Hornets a la suplencia en Denver. Smith combinó madurez e inmadurez hasta su segundo año en los Knicks, donde se destapó como uno de los mejores jugadores de la liga, y como el mejor reserva (2013). Promedió 18 puntos por partido, su media más alta en la NBA después de 8 cursos plagados de oscilaciones. Este año tocaba descenso y los Knicks lo han notado.
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James Harden se consagró en los Playoffs del 2012, destacando al nivel de los titulares Westbrook y Durant. El jugador formado en la universidad de Arizona State demostró en su tercer año todo aquello que se le presuponía antes de llegar a la NBA. El jugador no dudó en reclamar una cota de protagonismo -y un contrato- mayor que le fue concedida por los Houston Rockets. Harden progresó desde la reserva y 'The Beard' se convirtió en uno de los reclamos de la temporada 2012-13,