Elaborar una lista con los mejores jugadores de la historia es una tarea ardua y, probablemente, muy polémica. Es muy complicado contar al 100% con una objetividad súper estricta, y nuestro subconsciente siempre hará que nuestros gustos guíen nuestras elecciones, aunque tratemos de evitarlo. Pero como todo, cuanto más se reduce el campo a estudiar más se simplifica la hipótesis y la posterior ejecución de la demostración. Lo que nos ha llevado a analizar cada franquicia de manera individualizada, creando un serial con los 30 mejores jugadores de la historia de cada una de ellas. Y hoy, es el turno de los New York Knicks. Una franquicia que se encuentra en horas bajas y que suele mirar hacia el pasado con nostalgia. Y es que cuando piensas en un jugador icónico de los Knicks, somos muchos los que, seguramente, nos viene a la cabeza el nombre de Patrick Ewing.
EL RESUMEN DE SU CARRERA
Patrick Ewing nació en Kingston, Jamaica, en el año 1962. A los 12 años se mudó junto a su familia a los Estados Unidos, donde empezó a crecer como jugador de baloncesto. Consiguió una beca para jugar en la Universidad de Georgetown, donde jugó cuatro años y se proclamó campeón de la NCAA. Finalmente, fue elegido en el número 1 del Draft de 1985 por los New York Knicks, con los que jugó un total de 15 temporadas para convertirse en uno de los mayores ídolos de la franquicia.
Ya en su primera temporada, Ewing demostró que era un jugador especial. Fue el líder indiscutible de unos Knicks que no lograron clasificarse para los Playoffs. Su estatura de 2’13 y su físico privilegiado le permitían ser uno de los pívots más dominantes bajo los tableros. Sus promedios de 20 puntos, 9 rebotes, 2 asistencias y 2’1 tapones le valieron para llevarse el Rookie del Año.
En sus dos primeras temporadas, el equipo de la Gran Manzana no fue capaz de alcanzar los Playoffs, pero a partir de allí, el pívot y la franquicia nunca fallaron en su cita. Junto a Charles Oakley -formaron una de las mejores parejas interiores de la NBA- y posteriormente, con John Starks como segunda espada, Ewing y los Knicks se clasificaron para los Playoffs durante 13 años consecutivos (1988-2000).
Pero estos New York Knicks tuvieron la mala fortuna de coincidir con el que, seguramente, sea el mejor equipo de la historia: los Chicago Bulls de Jordan, que fueron sus auténticos verdugos. En los Playoffs, se cruzaron con ellos hasta en 6 ocasiones, pero los de la Gran Manzana solo salieron victoriosos en una de ellas: las Semifinales de Conferencia de 1994 (4-3). Eso sí, esos Bulls no tenían a Micheal -fue el año de su primera retirada- En cambio, cayeron en una ocasión en Primera Ronda (1991), tres más en las Semifinales de Conferencia (1989, 1992 y 1996) y otra más en la Final (1993). La rivalidad entre Bulls y Knicks es histórica, pero, como ya hemos visto en el Documental The Last Dance, la relación entre el pívot i la superestrella de los Bulls era de mutuo respeto -aunque tuvieron sus más y sus menos-.
Los Knicks de Ewing marcaron una época en el Madison Square Garden, aunque les faltó el último paso: el anillo de campeones. Y mira que en dos ocasiones se quedaron bien cerca. La primera, fue en las Finales de 1994. Tras, por fin, vencer a los Bulls, los neoyorquinos se toparon con los Houston Rockets. El duelo entre Ewing y Olajuwon fue frenético, pero finalmente, el pívot nigeriano le acabó superando y los tejanos vencieron por 4-3. Unos años más tarde, en 1999, Patrick Ewing -ya mayor y lejos de su mejor versión- tendría una última oportunidad para intentar lograr su ansiado anillo. Pero esta vez, los San Antonio Spurs de Tim Duncan y David Robinson les barrieron en las Finales (4-1).
Finalmente, los Knicks le traspasaron le traspasaron a los Seattle Supersonics, donde jugó solo un curso (2000-2001) antes de firmar con Orlando Magic en lo que sería su última temporada. Ya cerca de los 40 años, el papel del jamaicano en ambas franquicias fue mucho más discreto.
Parece mentira como una gran carrera como la de Patrick Ewing tenga solo como recompensa un título de la NCAA y dos Oros Olímpicos con los Estados Unidos (1984 y 1992), formando parte del Dream Team. Pero si hay algo claro es que, pese a no conseguir el anillo, el pívot dejo huella en Nueva York y en la NBA: 11 veces All-Star, una vez incluido en el Mejor Quinteto de la liga y, finalmente, declarado como Miembro del Basketball Hall of Fame (2008).
¿POR QUÉ ES EL MEJOR JUGADOR DE LA HISTORIA DE LA FRANQUICIA?
Dentro de los varios nombres que podrían entrar en la lucha para considerarse el mejor jugador de la historia de los New York Knicks, Patrick Ewing es, sin ninguna duda, el mejor posicionado. Una auténtica leyenda para la franquicia neoyorquina. Líder histórico de los Knicks en puntos (23.665), rebotes (10.759), tapones, (2.758), robos (1.061) y partidos disputados (1.039). Porque, aunque las estadísticas no siempre lo son todo, en este caso los números hablan por si solos.
“Hoya Destroya”, que le llamaban los fans de Nueva York. Imposible encontrar un nombre más gráfico. Y es que Patrick Ewing se llevaba por delante a todo aquel que se cruzaba en su camino. Un jugador que quedará siempre en la memoria del Madison, que luce eternamente ese dorsal 33 que la franquicia le retiró.
Su único contra fue el mismo de siempre: el anillo que nunca llegó. Pero no por eso hay que desprestigiar lo que logró Patrick con los Knicks -que no fue, ni mucho menos, poco-. Primero, porque el pívot lo intentó todo para conseguirlo y, segundo, porque la suerte tampoco quiso sonreírles. Quizás si no hubiesen coincidido con los Bulls de Jordan la historia seria muy diferente. Pero bien, esto nunca se sabe…
COMPLETAMOS EL PODIO DE LEYENDAS DEL EQUIPO
Los New York Knicks son, hoy en día, un equipo dormido. La franquicia parece condenada al desastre y, los mejores tiempos, ya quedan lejos -muy lejos, más bien dicho-. Aún así, son muchos los grandes nombres que han jugado en el equipo de la Gran Manzana: Carmelo Anthony, Earl Monroe, Bernard King…Jugadores que podrían haber entrado perfectamente en el podio histórico del equipo. Sin embargo, nos hemos decantado por Walt Frazier y Willis Reed.
Quien ocupa el segundo lugar del podio es Walt Frazier. El base fue el gran líder de los mejores Knicks de la historia. Y es que, en el inicio de los 70, el Madison Square Garden disfrutó de sus mejores años de baloncesto. De hecho, con Frazier en el mando, los neoyorquinos consiguieron sus dos únicos anillos (1970 y 1973). Diez temporadas en la franquicia, en las que llegó a promediar 23’2 puntos, 6’7 rebotes y 5’8 asistencias en su mejor curso. Uno de los exteriores más dominantes de la época. Líder en asistencias (4.791) y segundo en puntos (14.617) y partidos disputados (759). Su barba y su bigote nunca pasarán de moda en las calles de la gran ciudad.
Y finalmente, el tercer puesto es para Willis Reed. El pívot, junto a Frazier, fue partícipe de los dos únicos anillos de la franquicia. Sobretodo, en el primero, donde Reed realizó grandes actuaciones en los Playoffs -promedió 23’7 puntos y 13’8 rebotes-. En el segundo, ya por su edad, su papel fue más secundario. Y es que las mejores temporadas de Willis las vimos entre 1967 y 1971. Willis Reed puede presumir de ser el único MVP de la historia de los Knicks. Fue en la 1969-70 -el año de su primer anillo-. Con sus promedios de 21’9 puntos, 13’9 rebotes y 2 asistencias, el pívot fue considerado el mejor jugador de la Temporada Regular.