En San Sebastián existe un dorsal que lucen con orgullo cientos de camisetas. El #7 del Gipuzkoa Basket es y será siempre sinónimo de un nombre y apellido, el de Andy Panko. El de Harrisburg regaló sus mieles durante el mejor lustro de la corta historia del club donostiarra, convirtiéndose, sin lugar a dudas, en el alma y corazón de un equipo donde ya es leyenda.

Tras la mejor campaña de la historia del club, su marcha dejó un vacío entre sus filas imposible de remplazar, y tras un año (gris) fuera de casa, no son pocos los que sueñan con su regreso ahora que oficialmente su futuro no continuará de la mano del del malagueño Unicaja. Sería una utopía. O así lo ven desde el club, donde los recursos económicos escasean en tiempos muy complicados.

Mientras la cotización de Panko sube, el presupuesto del Gipuzkoa Basket baja. Asfixiado por la falta de apoyos institucionales, la ausencia de patrocinadores y la puesta al día de sus cuentas con el extra del fondo de ascensos y descensos, deja los números del club para la 2013-2014 temblando.

Ya hubo que apretarse el cinturón el año pasado, cuando tras la drástica reducción de la ayuda económica de la Diputación Guipuzcoana, el club se vio en la tesitura de tener que vender a su seguro de vida desde los 6’75, Jimmy Baron Jr., para poder hacer frente a la nueva temporada. Con el sueldo de Jimmy se logró entonces cubrir tres fichas completas y ese será el panorama con el que tendrán que lidiar una vez más en esta nueva campaña.

La posibilidad de venta del brasileño Raul Neto (si los Jazz finalmente lo reclaman tendrán que pasar por caja) es también una realidad que los donostiarras deben barajar, aunque a diferencia de la pasada temporada, en esta ocasión los blanquiazules juegan con el tiempo a su favor ya que ya han comenzado sus movimientos de plantilla con la incorporación del serbio Goran Huskic, y cuentan aún con margen de maniobra.