Desde hace algunas temporadas la imagen e interés de la primera liga Federada en España está en entredicho. Una liga que cada vez tiene menos seguidores, que aparece y desaparece de televisiones y donde los sponsors (donde los hay) son o institucionales o mínimos. Una competición donde los ascensos deportivos no tienen ninguna validez ni garantizan jugar en el coto cerrado de ACB. Para conseguir un ascenso hay que pagarlo y negociarlo en despachos o incluso en juzgados, y en algunos casos incluso se pactan para posteriores temporadas. ¿A quién interesa una liga así? Una liga económicamente deficitaria, donde cada vez que un equipo desciende a ACB desaparece al finalizar la siguiente temporada. Una liga que se vende como una de las mejores de Europa (se decía que era la 3 del continente) y actualmente se puede decir que no es ni profesional. En los últimos años se han conocido casos de jugadores que las han abandonado para poder centrarse en sus estudios, o han cambiado de equipo para poder compatibilizarlos. Jugadores que completan sus bajos sueldos con trabajos o rechazan salir de su ciudad para evitar incurrir en gastos. En una entrevista reciente el entrenador del Peñas Huesca, Quimet Costa, en el medio L'Esportiu criticaba estos hechos y la dejación que hay por parte de la propia federación e incluso por los sindicatos de jugadores, que permitían que hubiera “jugadores profesionales” cobrando en su equipo 400€ al mes. Sin olvidar que apenas se cobran 9 mensualidades si sus equipos no entran en la lucha por los playoffs.
Un nuevo capítulo se ha vuelto a escribir de esta triste realidad, y en parte tiene a los mismos protagonistas. En la última jornada de liga Peñas Huesca, equipo modesto de la liga y que su antecesor en la ciudad de Huesca, el CD Peñas Recreativas, disfrutó del sueño ACB, jugaba en la tarde del viernes en la cercana Pamplona. No llegan a 200 km los que separan ambas ciudades, por lo que es un viaje cómodo para realizar sin tener que pernoctar. Tan cómodo que el club decidió hacerlo totalmente “low cost”. En vez de utilizar el autobús personalizado que la empresa de transportes Alosa tiene para los desplazamientos del equipo, se decidió realizarlo en furgonetas de alquiler sin conductor. Con dos de ellas se desplazó la plantilla y el cuerpo técnico a Pamplona siendo los conductores de las mismas Carlos Lanau (2º entrenador) y Quim Costa. Posiblemente no es la situación más apropiada para que un cuerpo técnico prepare el partido en las mejores condiciones, llegando al pabellón con apenas 60 minutos de tiempo antes del inicio del partido. Con un presupuesto tan ajustado como el que dispone el Peñas (lleva 3 temporadas sin sponsor privado), no es la primera vez que utiliza este método económico para realizar sus desplazamientos. Ya la temporada pasada para su visita a las Islas Baleares se vivió otra odisea en la plantilla. Para aquella ocasión los componentes del equipo viajaron en sus vehículos privados desde la capital oscense hasta el aeropuerto del Prat, para una vez allí tomar el vuelo hasta Palma y jugar el partido esa misma tarde. Y tras finalizar el mismo volver a volar a la ciudad condal y llegar a Huesca conduciendo sus propios coches tras 24 horas sin descansar y con un partido a sus espaldas. Poco se puede exigir luego a jugadores jóvenes y con cuerpos de más de 2 metros que están sentados en un coche o avión varias horas antes de jugar y que sin poder descansar tienen que volver a casa conduciendo o siendo llevados por sus propios compañeros de equipo.
Poca imagen de profesionalidad se da a una liga que se vende a los jugadores extranjeros como reclamo para darse a conocer en Europa. ¿Qué pensarán los rookies que inician sus periplos profesionales en sus carreras? Imagen más de un equipo escolar donde los padres aportan sus coches para llevar a los chic@s a jugar cada fin de semana que de un equipo de una liga profesional. Una imagen que por desgracia, aunque no es habitual, sí que se repite en otros equipos de la liga y donde en otros casos no solo tienen que aportar sus coches sino que están varias mensualidades sin recibir esos “jugosos” salarios que perciben. ¿Debería la Federación tomar medidas para proteger a sus jugadores? No solo en lo deportivo, no es una forma de formarse, muchos de estos jugadores son jóvenes que están dando sus primeros pasos como seniors, sino también en lo personal. Ya que están poniendo en manos de sus compañeros sus vidas en la carretera tras llevar horas de cansancio físico y mental y sin ser conductores profesionales. La imagen de la competición y de la FEB está en manos de sus miembros y no es esta la mejor forma de atraer jóvenes promesas o impedir que se vayan de la liga LEB Oro.