Pablo Pin, más que un entrenador “de la casa”

  • La historia reciente del baloncesto en Granada está ligada a la Fundación CB Granada desde el año 2012, y uno de los ideólogos del modelo actual ha sido Pablo Pin.

La familia Pin Tamayo ha sido importante en la historia baloncestística de la ciudad, el recientemente desaparecido Fernando Pin, fue uno de esos amantes del balón naranja que ha trabajado siempre en la sombra para hacer posible que este maravilloso deporte cale y se desarrolle en una sociedad como la granadina desde las bases; Javi Pin fue uno de los pocos jugadores granadinos que militó en la ACB en el extinto CB Granada, Ignacio Pin también ha vestido la elástica granadina aportando como jugador en los inicios del nuevo proyecto a pesar de ser una categoría muy inferior; y ahora Pablo Pin lleva años escribiendo la historia de la Fundación desde el banquillo.

Óscar Fernández-Arenas, Fernando Bailón y Javier Molina tenían claro que Pablo Pin, un joven entrenador granadino, sería el “hombre de la casa” para dirigir el rumbo del nuevo equipo que comenzó su andadura en Primera Nacional en la temporada 2012-13.

Desde entonces, en solo seis temporadas, logró situar al equipo en LEB Oro, tres ascensos, tres títulos en el palmarés del equipo y una progresión meteórica en la confección de la plantilla y el juego desplegado. En la temporada 2017-18 el entrenador granadino alcanzó el notable número de 23 victorias de su equipo, que le valieron el galardón de mejor entrenador de LEB Plata.

¿Cuál es la clave del éxito de Pin? El trabajo. El técnico granadino es un apasionado del baloncesto, un estudioso del juego en constante formación que tiene la autocrítica como lema, lo que le ha permitido progresar como técnico a la vez que ha progresado el equipo.

En varias ocasiones se han vertido críticas hacia la figura de Pablo Pin y su “capacidad para entrenar” en la categoría de turno, pero la directiva de la Fundación ha tenido fe ciega en el trabajo realizado y el tiempo les ha dado la razón.

Otra faceta de Pin es la psicológica. A lo largo de las temporadas ha demostrado ser capaz de sacarle el máximo rendimiento e implicación a jugadores en el ocaso de sus carreras, o recuperar jugadores en horas bajas para volver a dar su mejor versión.

Además de los triunfos sobre el parqué, Pablo Pin ha conseguido gracias a su trabajo en la dirección deportiva, ir configurando una plantilla de garantías año tras año, siempre subiendo un peldaño en la calidad del equipo, hasta llegar a un modelo de equipo, con tan sólo 11 fichas, donde el nivel de exigencia y competitividad es máxima.

Como resultado hay un equipo con una filosofía de trabajo asentada, con una identidad de juego clara donde la defensa, el bloque y el sacrificio son los pilares en los que se cimientan la progresión deportiva. Los rojinegros son un equipo aguerrido en defensa, con jugadores polifacéticos en su línea exterior capaces de ocupar diferentes posiciones y roles en el juego. Su capacidad de juego interior es interesante, se le podría sacar mayor rendimiento, históricamente y bajo mi modesta opinión ha sido una faceta a mejorar en los esquemas empleados a lo largo de los años por el técnico granadino, el equipo suele explotar el acierto desde el perímetro, llevándolo en ocasiones a abusar del lanzamiento exterior y descuidar el juego más cercano al aro.

Se puede decir que a día de hoy, Coviran Granada es uno de los mejores equipos de LEB Oro, serio aspirante al ascenso, y una plantilla en total comunión con su afición.

Si Granada respira baloncesto es en parte porque Pablo Pin es su pulmón.

Sobre el autor

 
Imagen de jequ Jesús Quero @JesusQueroSu pasión por el baloncesto se encendió cuando era un niño, con las retransmisiones radiofónicas, las pocas retransmisiones de TVE y aquellas maravillosas décadas que van de los 80 al 2000. Ha visto con sus ojos muchos cambios en el deporte de la canasta, ojos curiosos que siempre han tratado mirar un poco más allá del resultado, y esa curiosidad le llevó, casi por casualidad, a Solobasket. Como él mismo dice: “He podido vivir el baloncesto desde dentro, conocer a mis ídolos de dentro y fuera de la pista, ponerle piel a "Dioses del balón naranja" y comprobar que no sólo son terrenales, sino que en las distancias cortas también son humanos, con todo lo que ello conlleva. “Informático de profesión, cronista por vocación, basketballer por devoción, honesto por convicción, no me pliego a filias y fobias, soy fiel a la honestidad y receptor de cualquier crítica constructiva.”
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