El Baskonia afrontaba el partido como un encuentro decisivo, después de cuatro derrotas en cuatro jornadas. Pedro Martínez, quien se estrenaba el domingo pasado en la ACB casi sin entrenamientos, tenía cuatro días para preparar al equipo, y el entrenador catalán sorprendía a todos con el quinteto titular. El pívot Vincent Poirier y el canterano Rinalds Malmanis se encontraban entre los cinco primeros jugadores, y la apuesta del catalán salió bien porque ambos dieron la talla con mucha intensidad y con jugadas positivas tanto en ataque como en defensa. Además, el francés dio un paso adelante y jugó un auténtico partidazo y no se vino abajo en ningún momento, a pesar de que el domingo pasado no participara en el encuentro.

A los dos minutos de comenzar el partido, Pedro Martínez sustituía a Granger por Huertas ante el enfado del catalán por su falta de intensidad. El Baskonia, eso sí, mostraba más confianza en su juego y los tiros abiertos de los vascos por fin entraban y eso les permitía coger una diferencia de 11 puntos. Sin embargo, los griegos aguantaban el tirón de los locales gracias a su base Calathes que leía muy bien el juego y con un juego de espaldas a Huertas que hacía mucho daño. El primer cuarto finalizaba con una anotación alta 27 a 24 para los de Pedro Martínez.

En el segundo cuarto bajaba el porcentaje de acierto en ambos equipos, pero subía la intensidad defensiva. Granger, quien había vuelto al encuentro al final del primer cuarto, volvía más entonado y anotando desde el tiro exterior. La mejor noticia para los baskonistas era que Shengelia, su único soporte hasta la fecha, anotaba sus dos primeros puntos a falta de 6 minutos del segundo cuarto, y después de un gran contraataque que obligaba a Xavi Pascual a pedir tiempo muerto.

El Baskonia mostraba otra cara y muestra de ello, era una perdida de los vascos por ir dos jugadores a por el mismo rebote, es decir por ir con mucha intensidad. Sí que es cierto, que aunque los locales seguían mostrando algunas carencias, la defensa y la intensidad eran sus mejores armas para frenar a los griegos. Esto sumado a la calidad de Beaubois que con dos triples seguidos volvía a obligar a los griegos a parar el partido a falta de 3 minutos para llegar al descanso y con un 42 a 32 en el marcador. El Panathinaikos respondía y se agarraba al partido con otros tantos triples de Singleton y una canasta de Rivers para hacer un parcial de 0 a 8. El encuentro llegaba al descanso con una pequeña renta para el Baskonia, 47 a 45 en el marcador y con la sensación de que los vascos llevaban la batuta del partido y que los griegos remaban contra corriente.

El Panathinaikos castigaba desde el triple al Baskonia en el tercer cuarto y le daba la vuelta al marcador y colocaba el 57 a 60. Los de Pedro Martínez bajaban una marcha y se mostraban más estáticos, algo que aprovechaban los griegos para intentar escaparse en el marcador. A falta de dos minutos para el final, Calathes se marchaba al banquillo con dolencias en una de sus rodillas a causa de un golpe fortuito con Timma.

El último cuarto comenzaba con cuatro puntos abajo para los vitorianos. Por momentos parecía que el Panathinaikos podía terminar de matar el partido, pero el Baskonia mostraba el carácter necesario para luchar hasta el final. En parte, gracias al esfuerzo, trabajo y garra de Poirier que levantaba al público de un Buesa Arena a rebosar. El encuentro llegaba apretado al final y a falta de 27 segundos Granger recortaba distancias y colocaba al Baskonia a tan sólo un punto de los griegos con un triple. En la siguiente jugada, Shengelia taponaba y Beaubois anotaba una canasta imposible para poner uno arriba a su equipo a falta de un segundo, canasta que a la postre significaría la victoria de su equipo.

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La mano de Pedro Martínez ya se ha comenzado a notar con un buen movimiento del balón y con buena intensidad, tanto en defensa como en ataque. Incluso el Baskonia realizó varios contraataques de calidad. A pesar de que en el tercer periodo volvió a mostrar síntomas de “cansancio”, el equipo vitoriano ha mejorado con unos pocos entrenamientos bajo la batuta del catalán.

El Panathinaikos asfixió a los vitorianos durante casi todo el encuentro desde el triple, y en especial con un Singleton espectacular que falló su primer triple en el tercer cuarto.

El Buesa Arena se contagió de la actitud de su equipo y se volvió a ver a un pabellón como el de las grandes citas. La afición respondió a la llamada de necesidad del equipo y hasta 13.108 personas acudieron al Buesa Arena para animar en el partido de la semana de la Euroleague.