1. Defensa, contigo empezó todo. El primer periodo fue flojo, aunque España “estaba en el partido”. A partir de ese momento, la defensa española se convirtió en un muro infranqueable e impenetrable. Excepto Bogdanovic, ningún jugador pudo ni supo cómo atacar las alternativas defensivas propuestas por Scariolo: una clase magistral detrás para después producir a más no poder delante. Claver dejó seco a Bjelica, los interiores hicieron que Jokic no fuera Jokic y Marjanovic ni estuvo, ni se le esperó. El resultado fue la frustración y la impotencia para una selección que hasta el momento promediaba más de 100 puntos por partido y, aunque en el tercer cuarto despertó, España supo aguantar las embestidas de los de Djordjevic para acabar llevándose un triunfo de prestigio.

2. Bogdanovic, Raduljica… y poco más. Y Raduljica a medias. Serbia había exhibido hasta la fecha un arsenal ofensivo sin igual. Habría que recurrir a anteriores ediciones para ver a alguna selección -EEUU- que promediara más de 100 puntos en 4 partidos. Pues bien, en este partido solo Bogdanovic funcionó en ataque. Su actuación fue descomunal -acabó con 26 puntos, 10 rebotes y 6 asistencias-, pero no es que estuviera solo, es que ningún otro compañero anotó más de 8 puntos. Se vieron superados en todo momento, excepto en aquellos minutos en los que pudieron correr y anotar con cierta facilidad. 

3. La importancia de un partido en el nuevo formato. No, no son octavos de final, pero esta victoria supo mejor que una victoria en cuartos. Primero, porque es otra gran dosis de moral para una selección española que venía cargada de ilusión y optimismo tras derrotar a Italia. Segundo, porque batir a Serbia no era nada fácil: clara candidata al oro y, hasta este duelo, la única que podía llegar a batir a EEUU en una hipotética final. Y tercero, por el orgullo, por el paso hacia adelante, por la necesidad de vencer a un rival que supuestamente era mejor. Todo ello ha hecho que hoy por hoy, España vuelva a ser candidata a todo.

Djordjevic lo avisó hace escasos días: España lo iba a poner muy difícil. Estaba en lo cierto. El inicio del primer periodo estuvo muy disputado, con un Oriola que anotó los 6 primeros puntos para el combinado nacional y con Milutinov devolviendo los golpes en la zona. A partir de ahí, la maquinaria serbia empezó a carburar con la aparición de Bogdanovic y su selección tomó la primera ventaja considerable. Las transiciones defensivas de España no fueron buenas y, con un 2+1 de Lucic, Serbia puso la máxima (6-13, min. 6). Si bien la selección nacional había empezado bien, se fue hundiendo poco a poco debido a las condiciones físicas de los rivales, que corrieron la pista en varias acciones para irse arriba en el primer parcial (13-20 al final del cuarto).

Cuando todo hacía presagiar un marcador abultado, los de Scariolo hicieron un cambio drástico, sobre todo en defensa. Combinaron defensas zonales con defensas individuales agresivas y de esta manera atraparon a los de Djordjevic. Ciertamente, lo del segundo cuarto solo se puede definir como un auténtico clínic defensivo: ayudas, intensidad, cerrando el rebote… Todas las acciones hicieron que España rozara la perfección y que Serbia se sintiera impotente a más no poder. El parcial, comandado por Llull, Claver y Ricky, fue de 15-2. Y no solo eso, sino que los serbios anotaron la primera canasta tras cinco minutos jugados del cuarto. En general, el ritmo bajó, la defensa se impuso y la selección nacional que disputó probablemente los mejores 10 minutos del campeonato (45-37 al descanso).

La reanudación fue simplemente una prolongación del segundo cuarto. Además, Serbia se encontró con la descalificación de Jokic por antideportiva y técnica -2 minutos después-. Llegó justamente en el peor momento para los de Djordjevic, que se vieron totalmente superados y sin ideas ante la imponente defensa hispánica. En un primer momento, el combinado nacional pareció no acusar este parón de varios minutos, pues Ricky, Marc Gasol, Claver y Willy Geuer hicieron de su calidad una virtud incontestable para sumar y sumar: con sus puntos y con la defensa del bloque, España llegó a dominar por 21. No obstante, si no hay que dar por muerta a España antes del partido, tampoco hay que dar por muerta a Serbia durante el encuentro: en cuestión de pocos minutos, gracias al acierto de Bogdanovic y del trabajo en la pintura de Raduljica, Serbia se fue al cuarto decisivo solo 9 abajo (67-56).

El último periodo no estuvo exento de emoción. Con Serbia apretando a más no poder, España aguantó los embistes como buenamente pudo y en los momentos más decisivos supo mantener la calma, atacar con cabeza y defender como lo habían hecho hasta el momento. Hubo un momento de crisis, cuando Bogdanovic se echó el equipo a la espalda -de manera literal- y redujeron la diferencia a menos de 10 puntos, pero se solventó con grandes acciones de Ricky, Marc Gasol y Claver. El alero valenciano fue el mejor de los de Scariolo en el encuentro y no solo por los 24 de valoración y por la actuación tan completa que hizo en ataque, sino porque fue el líder defensivo que ayudó siempre que sus compañeros lo necesitaron. Es cierto que la defensa de Serbia dio un paso hacia delante, pero no fue suficiente porque, aparte del escolta de los Kings, ningún jugador más contribuyó a la remontada. Así pues, España logró vencer por 81-69 y le espera Polonia en cuartos.