Partizan y Olympiacos disputarán la segunda semifinal de la Final Four de la Euroleague en el mítico marco del París- Bercy. Un cruce entre dos equipos históricos con ansias de reencontrarse, años después, con la más importante de las batallas en el baloncesto Europeo.
Dos equipos que desprenden baloncesto, historia, pasión y títulos. Ambos clubes han conseguido levantar el gran cetro continental una vez en su historia, en la década de los noventa. Tras pasar unos años oscuros, ciertamente ocultos detrás de la gran élite europea, ambas escuadras han resurgido de sus cenizas para volver por sus fueros y volver a ser lo que fueron en el siglo pasado.
KK Partizan
El Partizan de Belgrado, ha estado alejado de la super élite del baloncesto europeo desde que alcanzara la Final Four de Barcelona en el año 98. Por entonces, Dejan Tomasevic guiaba los destinos del club sepulturero. Años antes en 1992 y jugando como locales en Fuenlabrada por la Guerra de los Balcanes, el Partizan conquistó en el Abdi Ipekçy de Estambul su único cetro continental. Ellos no eran los favoritos ya que contaban con una plantilla nueva y muy joven entrenada por el entrenador más laureado de Europa en la actualidad, Zeljko Obradovic. Danilovic con 25 puntos fue el MVP de aquella final ante el Joventut, pero fue Djordjevic que con un triple sobre la bocina dio el histórico triunfo al equipo de Belgrado. Esa dupla exterior fue calificada por Obradovic en aquellos días “como la mejor línea exterior de Europa”.
La resurrección para el más alto nivel, llegó hace dos temporadas, cuando rozó la Final Four, con una colección de estrellas jóvenes de la casa y Dusko Vujosevic que guía el destino del club a la perfección, para alcanzar su primera Final Four en doce años a pesar de los problemas económicos que sufre el club.
Su camino hasta París no ha sido un camino de rosas, ya que el equipo ha sido saltando obstáculos enormes. Al comienzo de temporada, el equipo se mostraba como un bloque con menos calidad que en otras temporadas al haber ido perdiendo a sus grandes estrellas. Su arranque fue malo, perdiendo partidos de forma contundente. El punto de inflexión fue el choque ante Olympiacos en el Pionir, con un gran Rasic. Enlazaron tres triunfos importantes, ganando fácilmente en Málaga. Su peor cara se volvió a ver cuando perdieron un partido definitivo ante Orleanaise. Pero la magia del Pionir hizo que eliminaran y se clasificaran a lo grande en un tremendo partido ante un Lietuvos Rytas que lo tenía todo de cara, para ganar de 30 y asegurarse el pase.
En el Top 16, el camino se antojaba muy complicado. Por medio estaba el imbatido Barcelona y el actual campeón el Panathinaikos. Los partisanos sorprendieron con un inicio brutal, ganando al Panathinaikos en Atenas y en casa al Barcelona en un polémico final. Una victoria ante el Maroussi les bastó para pasar segundos y cruzarse contra el Maccabi en cuartos.
El cruce contra el Maccabi también merece otro capítulo en la heroica de este equipo. Ganó el primer partido en la Mano de Elías tras remontar 21 puntos con un Kecman desatado. A partir de ahí, era imposible que se les escapara ante un BeogradArena con 23.000 aficionados.
Olympiacos
El Olympiacos de El Pireo también ha sufrido desde los noventa muchos vaivenes que le han mantenido ciertamente alejado de la super élite. Aún así, siempre ha sido un histórico, con muchos títulos a sus espaldas que ha tenido incluso que refundarse para ser lo que es hoy en día con las multimillonarias inversiones de los “jeques armadores” del puerto de El Pireo los hermanos Angelopoulos. Así, guardan como oro en paño su única Euroliga, esperando conseguir dentro de poco una más que le acompañe. La consiguieron en 1997 bajo las órdenes de Dusan Ivkovic, tras rozarla en 1994 y 1995 ante Juventut y Real Madrid. Entonces el carismático base americano David Rivers pudo con un Barcelona que tuvo que esperar hasta 2003 para conseguir la suya.
Diez años después de estar en la Final Four, el año pasado recuperaron su sitio en Europa volviendo a la gran cita del baloncesto Europeo. Tras no lograr en Berlín alcanzar el partido final, este año vienen con hambre para lograr el título.
La historia de cómo llega el Olympiacos a París es bien distinta a la del Partizan. Los griegos empezaron irregulares, con un 3-2 en su casillero, con derrotas en Málaga y ante su rival, el Partizan. A partir de ahí no volvieron a conocer la derrota cosechando diez victorias seguidas. Pasaron primeros de grupo sin problemas, algo que volvieron a hacer en el Top 16 – a pesar de pasarlo francamente mal en los dos choques con la Cibona – tan solo perdiendo ante el Khimki en un partido en el que no se jugaban nada.
En cuartos de final, tuvieron algo más de batalla de la que se esperaba ante el Asseco Prokom, pero aún así, se ganaron el billete para París con un 3-1.
El choque
Respecto a lo que nos va a acontecer el viernes en el Palais Omnisports Paris-Bercy, la lógica nos indica que el claro favorito es el Olympiacos. El conjunto griego ha demostrado a lo largo de la temporada que es el gran favorito al cetro junto con el Regal Barcelona, la lógica nos llevaba desde hace meses a apostar por una final entre estos dos contendientes. Pero esto es baloncesto y muchas veces la lógica no es lo que impera, sobre todo a estos niveles.
El juego del Olympiacos ha crecido en ciertos momentos clave, siguiendo siendo muy irregulares en su juego, cuentan con un estilo de juego muy atractivo y que cuando cogen la velocidad de crucero es muy difícil de parar gracias al tremendo talento que atesoran.
Su estilo de juego es contrapuesto al del Partizan, que tendrá que imponer su ritmo desde el primer momento, intentando frenar la vertiginosa salida al contraataque y transición del equipo heleno, que cuenta con jugadores demoledores con pista abierta.
Por ello, Dusko Vujosevic, el auténtico artífice de este éxito, planteará el partido como si de un campo de minas se tratara. Múltiples defensas alternativas, siempre al 100%, con extremada concentración y su excelente presión a toda pista con 2×1 con jugadores como Roberts y Vesely para sacar al equipo de Giannakis fuera de partido.
Esa es la clave para el Partizan, concentración durante los 40 minutos en defensa, no dejar pensar a Teodosic, Papaloukas y Vujcic en dirección de juego en estático, además de controlar el rebote defensivo y cerrar la salida en todo tipo de salida rápida del Olympiacos.
A partir de ahí el Partizan es un equipo que juega largo con un circulación de balón excelente, creando el juego desde la dirección de McCalebb, que también intentará recibir en carrera para sacar juego rápido, pero sobre todo manejar el tempo en estático, anotar cuando se necesite y crear verticalmente.
Sin ser un equipo de tiradores, – al igual que el Olympiacos- tienen piezas que pueden anotar desde fuera sus tiros, como el veterano todoterreno Kecman, Vesely, Rasic y Roberts.
Por dentro cuentan con Lawrence Roberts, muy versátil que está cuajando una gran temporada. Aleks Maric se ha confirmado como uno de los centres de la liga, un jugador muy fuerte que en los metros cercanos al aro es tremendamente resolutivo. No debemos olvidarnos del factor Vranes, un jugador infravalorado, pero que siempre hace notar sus 2,29.
El Olympiacos por su parte tiene que aprovecharse de su mayor talento e intentar poner en práctica su tremenda calidad física también. Cuando defienden, cierran el rebote y corren la pista es un equipo muy difícil de parar. Esa es su especialidad, el problema es su gran irregularidad defensiva, que les hace vulnerables.
Por ello es importante, que salgan al mismo nivel de concentración defensiva que puede sacar el rival. Así es como se sienten cómodos. Así, cuentan con una línea exterior a excepción de Childress bastante vulnerable en defensa, que solo ha funcionado en ocasiones este año, haciéndolos invulnerables en esos partidos.
Correr y más correr, es lo que deben hacer. Por lo demás en estático pueden salvar la papeleta tres fantásticos jugadores con gran conocimiento de juego, Milos Teodosic – sin duda el base del año- y los experimentados Niko Vujcic y Theo Papaloukas, a los que no les temblará la mano cuando haya que tomar responsabilidades.
Childress está jugando una temporada completísima y a él le acompañará el tiro de Halperin para completar un juego exterior de muchos kilates.
Por dentro, se sigue dejando ver una calidad física impresionante. Con Linas Kleiza, probablemente el cuatro más en forma del año, capaz de ofrecer su versatilidad potencia y diferentes capacidades ofensivas y defensivas. A él le acompañan pívots que pueden jugar juntos, que siempre aparecen entre los mejores del continente, como Bouroussis, Vujcic o Schortsianitis.