CSKA es el primer finalista de la Euroliga al vencer al vigente campeón, el Panathinaikos por dos puntos en un thriller espectacular. Panathinaikos tuvo el partido en sus manos, primero en un arranque fascinante, luego al final del partido con un arranque fascinante de Jasikevicius –que pedió su primer partido en una Final Four- y finalmente con una posesión final en la que no pudo levantar el tiro. CSKA supo reponerse, no con la brillantez ofensiva habitual sino con mucho trabajo de campo para acabar siendo el primer finalista. Shved y Kirilenko fueron los mejores de los rusos.
El Panathinaikos salía a la pista con extraordinario fuerza, jugando su arma más mortífera, el pick and roll con mucha facilidad y anotando Maric los primeros seis puntos en situaciones similares. CSKA con su quinteto clásico no encontraba soluciones ante la inmensa defensa griega. Maric se retiraba de pista a los 3 minutos con un gran trabajo realizado, pero PAO seguía haciendo un trabajo inmenso en el juego con bloqueo, para irse 2-11 – esta vez Batiste nutrido por Saras y Diamantidis– ante un CSKA ciego en ataque. Sato anotaba un triple, Diamantidis rompía en 1×1 para poner a los verdes 12 arriba. El recital en el juego de pick and roll era épico, tanto directo como jugando con el lado débil.
Khryapa anotaba, Jasikevicius replicaba, no había un segundo de respiro en el Sinan Erdem Arena. El equipo moscovita tenía grandes dificultades para montar su ataque, con hombre muy estáticos, sin la capacidad de crearse espacios. PAO cedía el tiro sin problemas, el objetivo era cerrar la pintura y lo conseguían. Mientras tanto el genio Jasikevicius desplegaba su enorme magia para incrementar la ventaja a 14 puntos y descansar. Logan anotaba sobre la bocina del cuarto para cerrar la máxima diferencia con un 15-29.
CSKA subía su intensidad defensiva, sobre todo con Gordon en primera línea cerrando la creatividad griega y haciendo de la zona un lugar prohibido, aún así, sin juego de transición tenían inmensos problemas para anotar. Así, PAO hacía que la renta fuera extremadamente de recortar.
Con tres minutos por jugar la defensa de CSKA empezaba a dar sus frutos, acercándose a 6 puntos. Les costaba anotar un mundo – 3 puntos en 9 minutos-, pero hacían que el conjunto ateniense sufriera aún más. Shved estaba muy agresivo en ambas partes de la cancha, siendo la clave en la remontada, a pesar de que el engranaje ofensivo ruso no funcionaba como en otras ocasiones. Kirilenko que había comenzado en tierra de nadie aparecía y aniquilaba la ventaja verde con un triple desde la esquina, empatando el partido a un minuto del descanso con un 13-0. Batiste acababa con la larga racha sin ver aro de los de Obradovic para dejar el partido al descanso con 2 puntos para los griegos –5 puntos en el cuarto-.
El segundo tiempo comenzaba como un partido totalmente nuevo, el choque de golpes duraba hasta a los 4 minutos de tercer cuarto, Kirilenko ponía a los rusos por primera vez por delante. Vogioukas respondía rápido el liderazgo volvía a manos de los verdes. Kirilenko lo recuperaba con un magnífico alley hoop, para dar paso a un emocionante intercambio de golpes. El Panathinaikos daba dos veces, con dos jugadas de tres puntos para dar un aire de 4 puntos, que tal y como estaba el partido era una renta muy buena. Un imposible 2+1 de Kirilenko cerraba el partido, los griegos respondían y Shved anotaba desde lejos… Pero este era el cuarto de los “and 1” y Diamantidis conseguía de nuevo la renta de 4 con una gran penetración. Así, con 51-55 se llegaría a los diez minutos de la verdad.
Los minutos decisivos comenzaban igual que el anterior cuarto, con una batalla durísima, uno de los partidos más físicos del año, con un CSKA que volvía a ponerse por ventaja. Aún quedaba un mundo y los atenienses respondían rápidamente. El partido se llenaba de tensión a la vez que de fallos y posesiones eternas, el que lograra romper la telaraña rival tendría mucho ganado. Shved devolvía la ventaja a un punto a los suyos con 3.30. Saras volvía a escena, anotaba a media distancia, robaba un balón y anotaba un triple que ponía con cuatro a los suyos. A sus 37 años volvía a su escenario natural, el de los grandes partidos para volver a tocar el piano con sus prodigiosos dedos. Shved, respondía con una increíble suspensión con 1.40 para el final, Kirilenko taponaba a Batiste y Shved se iba a la línea de tiros libres. El escolta ruso no era capaz de empatar el partido, bajando el margen a un punto. Los griegos tenían balón para ampliar la renta, pero el aro escupía uno de esos ganchos centrales que tanto le gustan al americano. Teodosic, muy gris hoy, devolvía la ventaja por la mínima a los rusos con una suspensión.
38 segundos por jugar, el mago Jasikevicius falla esta vez en una complidcadísima penetración contra el mundo, el aro vuelve a escupir otro balón de los atenienses. Shved anotaba un tiro libre, pero el balón barrido por Batiste se iba fuera y le dejaba posesión a falta de 20 segundos. Panathinaikos se jugó la defensa a robar el balón, tardando 11 segundos en hacer la falta a Teodosic. El serbio fallaba los dos, dando aire al Panathinaikos que tenía 8.3 segundos para ganar o empatar.
Panathinaikos tenía la bola en su campo, pero la defensa del CSKA les impidió, primero, recibir cómodo y segundo levantar un tiro, ya que el pase de Diamantidis se perdió entre las manos de la marabunta dando el pase a la final al equipo moscovita.