París. ¡Regal Barcelona campeón por segunda vez en su historia! Los blaugrana lograron sacar de la pista al otro gran equipo europeo en la actualidad, con una defensa que rayó la perfección y les hizo despegar prematuramente con unos extraordinarios Navarro y Mickeal para seis años y 363 días después volver a reinar Europa. La afición blaugrana y la presencia de jugadores del equipo de fútbol llevó en volandas a la más esperada de las victorias. Con esta victoria el Barcelona va directo a repetir otra temporada histórica como ya fue la del 2003 y además trece años después se vengan de la derrota en la final de Estambúl ante el Olympiacos del brillante David Rivers.
Los dos equipos salieron a la pista sin nada que ocultar, a estas alturas de la temporada sorprender al rival es algo realmente difícil, por ello ambos equipos salieron a hacer su juego, un juego basado en la velocidad y en una capacidad física extraordinaria. Los dos equipos tenían la intención de no parar el juego y así fue. En un precioso duelo de disparos, donde el Barcelona tenía más capacidad de control en ambas partes de la cancha transcurría el primer cuarto, con un duelo precioso, radicado en gran parte en el enfrentamiento entre los dos mejores bases de la competición, el esperadísimo Ricky contra un Teodosic enfermo que jugó un buen principio de partido pero que luego se diluyó como un azucarillo y quedó en un duelo inexistente más allá de los primeros cinco minutos.
El Regal Barça jugaba a las mil maravillas en ataque, el balón rotaba y siempre llegaba un extra pass que hacía las cosas fluyeran, en parte por un magistral Pete Mickeal en los primeros momentos, que conjuntamente con una defensa interior de ayudas realmente formidable hacía que los catalanes cogieran una ventaja de 11 puntos a dos minutos del final del primer cuarto. La velocidad de los griegos mutaba en impresiones y decisiones equivocadas que se estampaban contra un muro infranqueable en parte llamado Fran Vázquez.
El martillo pilón seguía golpeando, nada más salir, destrozó la zona de Yannakis con dos rebotes ofensivos y un triple de Basile. La defensa blaugrana rozaba la perfección, mientras en las dos partes de la cancha era Bourousis quien intentaba tirar de la potencia griega con la vieja guardia, Vujcic y Papaloukas que firmaba un contraataque que revolucionaba a los 6000 aficionados venidos desde El Pireo.
Pero la clarividencia de Ricky y la puntería de Navarro volvían a dejar las cosas en su sitio para poner la decena de puntos de por medio. Yannakis respondía con un experto en intendencia como Vasilopoulos sobre Navarro, pero las opciones del Barcelona parecían no ver límite, incluyendo un triple de Lorbek con el defensor encima.
Puestos a buscar defectos, Yannakis sabe que al Barça para ser (cuasi)perfecto le falta un pívot con kilos, con ese efecto, sacó a Schortsianitis a pista para cargar el juego sobre él. Pascual replicó defendiéndose a la perfección para protegerse con una zona y mandar el partido al descanso con un 47-36 favorecedor a los catalanes.
La tensión fue in crescendo tras el regreso de vestuarios. Olympiacos necesitaba un cambio de mentalidad y así fue. Yannakis propuso un quinteto de intendencia con un Beverley que siempre es el factor de cara a cambiar la intensidad sobre todo en primera línea defensiva. El espíritu Beverley contagió a sus compañeros que tenían claro que la remontada podía ser posible a través de la garra y no del fino estilismo.
Eso sí, la tarea no era nada sencilla, sobre todo cuando gente como Mickeal y Navarro ejercen de pilares para mantener la casa en pie. La reacción ateniense no duró demasiado, el Barcelona, en un par de chispazos de Ndong, Navarro y Sada– grandísimo su trabajo-, cogió 14 puntos de ventaja mientras Yannakis volvía a confiar en el factor Berverley, aunque esta vez sin éxito.
El Barcelona ya había conseguido lo más difícil, sentar y acallar a la bulliciosa afición griega. El marcador reflejaba 16 puntos de ventaja y la tarea ya era casi imposible para los rojos que se veían desde hace ya unos minutos impotentes y que a falta de siete minutos con una suspensión de Mickeal veían ya cortadas sus ilusiones, algo que ya quedo patente cuando la brecha se iba agrandando poco a poco y hacía desesperar a los griegos que veían como el gran sueño se acababa para ellos y el extásis comenzaba para los blaugrana.