Desde siempre, Maccabi Tel Aviv ha sido un equipo ganador. Su dominio apabullante a finales del siglo pasado e inicios del presente -14 títulos ligueros y tres trofeos continentales entre 1993 y 2007- se ha resquebrajado de manera considerable en los últimos años. Pese a ganar la Euroliga en 2014, los últimos tres años han sido desastrosos para el conjunto israelí. Ni han logrado ninguna Euroliga, ni tan siquiera han estado en las finales ligueras de Israel. De hecho, de aquella plantilla de 2014 (Rice, Hickman, Joe Ingles, David Blu, Devin Smith, Ohayon…) solo está Alex Tyus, aunque el americano se fue a Turquía antes de regresar la temporada pasada. 

Al inicio de esta campaña, la cúpula de Maccabi lo tenía claro: el equipo debía reinventarse o morir. Por ello, se decidió apostar por un equipo completamente nuevo -solo el propio Tyus se mantiene con respecto a la temporada anterior-, con Neven Spahija a la cabeza. El resultado no ha sido muy satisfactorio, ya que los israelíes han finalizado décimos la temporada regular, a 3 victorias de la clasificación.

Por ello, los directivos han decidido llevar a cabo un método revolucionario, crear dos plantillas: una para la liga nacional y la otra para Euroliga. Según el comunicado oficial del club, publicado por varios medios como Eurohoops, "cada equipo tendrá sus propios jugadores y entrenadores, con el objetivo de poder competir en los partidos pese a las restricciones actuales en la liga doméstica"

El punto más positivo de este nuevo método llega casi al final del comunicado, en el que se afirma que este modelo se implantará también para "permitir el desarrollo del talento local para alcanzar el nivel de la Euroleague y también para lograr llegar hasta lo más alto en cuanto a aspiraciones". En resumen, Maccabi quiere potenciar el talento local a través de la confección de una plantilla para la liga israelí -que cumpla con las restricciones-, mientras que compite, con otra plantilla, en la máxima competición continental.