No ha hecho falta mucho tiempo para darnos cuenta de que los octavos de final del Mundial de Turquía han llegado. A una altura de campeonato en la que fallar está prohibido, Serbia y Croacia disputaron un partido de máxima igualdad, con ciertas dosis de nerviosismo por parte de ambos combinados, que se acabó resolviendo a favor de los primeros en el último suspiro (73-72) gracias a un tiro libre de Aleksandar Rasic.
No es la primera vez en este torneo que el tirador del Partizan deja ver su templanza en los momentos críticos para resolver a favor de su equipo. Ya lo hizo ante Alemania, aunque aquel esfuerzo no pudiera evitar la derrota. Pero la demostración de hoy fue sin duda la más importante, puesto que supuso el pase a los cuartos de final para Serbia, que tras un inicio fulgurante de campeonato, ha empezado a sembrar ciertas dudas en sus últimas actuaciones.
Había sido un partido dominado de principio a fin por la igualdad. Cierto es que Croacia empezó con algo más de tino de cara al aro rival (puntería que luego sería su condena) y que pudo cosechar pequeñas ventajas, pero las rotaciones despertaron a Serbia y la facilidad anotadora de sus interiores (irreconocible Ante Tomic en este Mundial) lograron imponer una igualdad que se mantendría en el electrónico hasta bien entrenada la segunda mitad.
Y es que los ajedrezados aguantaron esa reacción de sus íntimos rivales, pero el atasco que sobrevino en el tercer cuarto estuvo a punto de dejar el partido en manos de Serbia. Aquello de los partidos que separan a los niños de los hombres es una verdad innegable, y a tales efectos podemos considerar que los muchachos de Dusan Ivkovic están atravesando la pubertad. En el pasado Eurobasket demostraron su potencial, y en este torneo han tenido rachas de juego sobresalientes, pero les falta por adquirir esa frialdad para terminar los finales agónicos del lado de los vencedores.
El último cuarto vio la explosión de Marko Popovic, una ebullición anotadora que volvió a meter a Croacia en el partido. Primero siete puntos seguidos y, tras el momento de protagonismo para Marko Banic, dos nuevos lanzamientos desde la personal que abrían el partido como no lo había estado en la segunda mitad, colocando un 68-67 en el marcador cuando sólo restaban 24 segundos.
Fue entonces cuando Croacia apostó por el juego de los tiros libres. Cayó sobre Rasic al poco de volver a ponerse el balón en juego y el del Partizan no falló (70-67). Popovic tampoco perdonó en su turno (70-69), pero acto seguido cometería un primer error fatal para los intereses de su equipo. El ex madridista Marko Tomas le arrebató el balón a Rasic y se la cedió al del Unics Kazan, que falló el segundo de sus lanzamientos.
Con todo empatado (70-70) a falta de 11 segundos, llegaron los grandes pecados de Croacia. Nadie defendió a Rasic tras el tiempo muerto y le permitieron la canasta fácil. Serbia no arriesgó lo más mínimo y optó por hacer falta para tener la última posesión. Popovic no perdonó y volvió a empatar el partido. Y cuando más de uno consultaba la disponibilidad de desfibriladores para vivir la prórroga, una falta de Kus a falta de un segundo para la conclusión volvió a mandar a Rasic a la línea de 4.60.
El del Partizan anotó el primero y falló el segundo para consumir el tiempo, limpiando su conciencia de ese balón que segundos antes había perdido y que pudo haberle costado la derrota a su selección.
Resumen del encuentro: