Baskonia y PAO, o lo que es lo mismo: la reedición de los cuartos de final de la Euroliga de la temporada pasada. Mientras que los vascos se plantaban como quintos en este encuentro, el equipo de Xavi Pascual viajaba como sexto. En disputa está una posible cuarta plaza (si Fenerbahçe lo permite), donde el factor cancha sería un factor impagable. Además, en la ida los vascos cayeron por la mínima en el OAKA, con un no-tiro de Beaubois, así que la emoción estaba servida.

 Sin embargo, el primer cuarto del partido distó mucho de ser lo que cualquier aficionado podría esperar. Al más puro estilo del entrenador catalán, los miembros del conjunto griego comenzaron como motos en defensa. Baskonia, que no encontraba su lugar aunque tuviera algo de suerte, y permitía un claro dominio del rebote al rival, se veía completamente superado ya en los cinco minutos iniciales, con un parcial de 4-12.

 Y la cosa no cambió en absoluto. Con un Gist que dominaba en los dos tableros, un Calathes que se las servía en bandeja de plata y la magnífica presión a Larkin, el Panathinaikos aumentaba las diferencias y, provocando multitud de pérdidas, lograba correr. Además, entraban los triples, dando como resultado que el primer cuarto terminara con un brutal 6-24. La frase que mejor definiría al equipo verdiblanco (o blanquiverde, como se quiera…) es la de «intensidad defensiva».

 Con este panorama tan extraño y, sobre todo, desalentador para los vitorianos, solo quedaba una cosa: mejorar. Poco a poco, y con mayor agresividad defensiva, así como un mayor acierto en el tiro, los de Sito eran capaces de limar alguna distancia. Sobre todo, de la mano de Shane Larkin, que comenzaba su solo de guitarra y anotaba en 1×1 de maneras distintas (7 puntos al descanso). Esto hacía que el marcador reflejara un esperanzador 18-29.

 Pero no fue suficiente. El rebote era completamente dominado por los atenienses (con un criterio algo extraño de los árbitros), y el abuso de la «fórmula Larkin» facilitaba que los visitantes se cerraran sobre él, provocando más pérdidas alavesas. Singleton aportaba mucho en el rebote y el triple (el mejor del partido, a la postre, con 22 de valoración), y las cosas volvían a su cauce anterior, llegándose a un resultado de 21-37 al descanso. Si bien Baskonia había mejorado, era de manera leve y nada suficiente. PAO dominaba con claridad, haciendo un partido muy serio.

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 Tras el pase por los vestuarios, se guardaba una mínima esperanza en favor de la plantilla local, sobre todo porque dominaba el pensamiento de que «no se puede hacer peor». Empero, PAO demostró una gran madurez en el juego. Controlaba bien su bola, gracias al dominio que ejercía Calathes, y era capaz de circular el esférico para provocar triples librados o desajustes claros. En los primeros minutos, las cosas estaban en un más 22: 25-47.

 Con todo prácticamente perdido, los baskonistas trataron de remar para no dar una imagen muy lamentable en casa. Con acciones puntuales de Budinger, Laprovittola y Diop, las diferencias fueron bajando con lentitud: del 25-47 a un 29-47. Después un 33-51 y, tras un mate de Hanga, un 37-51. Eso daba ciertas esperanzas. Pero un triple de Gabriel era un jarro de agua fría, justo antes del último cuarto: 37-54.

 Baskonia, en los últimos diez minutos, cambió radicalmente de cara. Gracias a unos Diop y Voigtmann que dominaban bajo los tableros, tanto defendiendo como anotando (7 y 12 puntos, respectivamente), la remontada parecía más posible cuando el marcador se colocaba con un 47-56, tras un mate del alemán. Poco después, una falta antideportiva de Gist hacía que Ilimane colocara a su equipo a ocho: 48-56. Se baja de los diez y aún faltaba más de la mitad del cuarto.

 No obstante, e irónicamente, un ex-baskonista, como es Mike James (11 puntitos para él), tomaba los mandos junto a Calathes (8 puntos y 8 asistencias), y anotaba varias canastas de bella factura, las cuales enfriaban los ánimos de la grada y daban la sensación de cerrar el partido (57-67). A pesar de todo, Baskonia no se rendía, y con un Budinger muy activo, lograba colocarse a seis: 61-67, a falta de 1:22. Pero se daba un intercambio de canastas que favorecía a PAO, mientras que Calathes demostraba su sangre fría en los tiros libres en el juego de las faltas. Finalmente, los griegos se llevaban una victoria trabajadísima por 63-72.

 Por parte local, las cosas fueron muy mal durante más de 30 minutos, hasta que fueron capaces de activarse, sobre todo a raíz de un alley-oop de Budinger. Pero el nivel fue, por lo general, bastante pobre y alejado de lo que se esperaba del equipo. Sobre todo, en relación a los «primeras espadas» del mismo. PAO, que estaba un puesto por debajo debido al basket-average, muestra sus credenciales y sólido juego (a pesar de algún desliz, a cargo de sus interiores), y se posiciona como mejor candidato para optar a una posible cuarta plaza, si Fenerbahçe vuelve a perder.

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