Mientras en verano los grandes focos de la Liga Endesa se detenían en los refuerzos de Euroliga y en los nombres de impacto inmediato, BAXI Manresa volvía a moverse bajo su propio radar. Filosofía de club de autor: identificar potencial antes que fama, margen de mejora antes que rendimiento coyuntural. El conjunto del Bages, acostumbrado a competir con presupuestos humildes, volvió a ejecutar una operación que parecía menor… hasta que empezó a hablar la pista. Porque a veces, el mejor fichaje no es el más ruidoso: es el más oportuno.
Agustín Ubal: juventud, cupo y encaje estratégico en un proyecto que entiende el desarrollo
Con Agustín Ubal Manresa no solo incorporó talento, sino lógica competitiva. El uruguayo (22 años, 1,98 m), formado en el Barça Basket y con pasaporte italiano, llegó como jugador de formación, un detalle clave en una ACB donde los cupos condicionan rotaciones y planificación. No fue un parche: fue una decisión estructural. Un perímetro más físico que años anteriores, versátil defensivamente y con capacidad para ocupar varias posiciones exteriores, ideal para el baloncesto reactivo de Diego Ocampo y la identidad de Manresa.
Su fichaje sigue la línea habitual del club: perfiles aún por demostrar que encuentran contexto para explotar. Tras su paso por Palencia y Granada, Ubal acumuló experiencia en sistemas de exigencia real y aprendió a competir sin volumen de balón. El dato habla por sí solo: la pasada temporada firmó 4,9 puntos y 2,6 rebotes en 14 minutos en Granada, con 91 % en tiros libres, síntoma de buena mecánica y control emocional. Manresa vio lo que otros no miraron: capacidad de impacto sin demanda de protagonismo.
Del tropiezo inicial al encaje funcional: Ubal empieza a mover piezas en la rotación
El debut no engañó a nadie: irregular, tímido y sin continuidad. Pero hay jugadores que necesitan entender primero el sistema antes de atacarlo. En los dos encuentros siguientes, todo ha cambiado: 9,7 puntos de media, 58,3 % en tiros de campo y 93,8 % en libres, producción eficiente en 17,5 minutos por partido. No son números vacíos: están conectados a un rol definido. Ubal mejora a Manresa porque aporta algo que el equipo necesitaba tras la salida de fichas clave del verano: físico exterior y agresividad al aro.
En EuroCup tampoco ha pasado inadvertido: 7,7 puntos, 3,7 rebotes y 12 de valoración, con 53,8 % en tiros de campo. Sin necesidad de triple (0 % hasta hoy), genera impacto desde el uno contra uno, atacando closeouts, rompiendo desde la esquina y castigando emparejamientos pequeños. En defensa, asume contactos, cambia en bloqueos y ayuda en rebote. Su lectura sin balón encaja con la estructura ofensiva coral de Manresa, que vive de la circulación, el spacing y las segundas oportunidades. Ubal no ha venido para ocupar un rol residual: ha llegado para crecer dentro de un sistema que multiplica al que trae hambre.