El Caja Laboral aseguró su condición de cabeza de serie para la Copa del Rey en un partido que no existió ante un DKV Joventut decepcionante que en ningún momento dio la impresión de que se jugaba la clasificación para la competición del KO. Este resultado abultado le pone el average en negativo, aunque su clasificación, salvo catástrofe, no peligra. Además sacan la malísima noticia de la lesión de Henk Norel.

El equipo verdinegro ha sido probablemente el conjunto que peor imagen ha dado de los que han pasado por el Buesa. No por calidad, cuyo nivel está por encima de bastantes de las escuadras que han jugado en Vitoria ya, sino por la actitud y el nulo espíritu de lucha por el partido.

Una caricatura de equipo, que se borró definitivamente en el segundo cuarto, justo en el momento que el equipo local subió sensiblemente la intensidad y encontró sin dificultad alguna transiciones y tiros cómodos.

Marcelinho dirigía a placer, los exteriores vitorianos penetraban como cuchillo en mantequilla por la horrible zona en la que se cobijaba desde el primer cuarto el equipo catalán, tiros fáciles y un equipo cuya intensidad era tan nula que tardaron doce minutos en hacer su primera falta. Otro dato positivo para los de Ivanovic fueron los buenos minutos de Barac – con fiebre de nuevo- y Batista a la vez en pista.

La respuesta en la ofensiva verdinegra no existía tampoco, tan solo un Carl English que regresaba a la que fue su casa, conseguía anotar con cierta fluidez.

En el tercer cuarto el partido se destrozó totalmente, aunque la sensación era de que no existía desde el primer cuarto. Un 8-0 fue el culpable. Teletovic se empezaba a sentir cómodo, Oleson volvía a hacer un partido completísimo y San Emeterio y Marcelinho creaban juego a su antojo.

La “pachanga de patio de colegio” parecía que la disputaban unos chavales abusones mayores contra unos niños. Eso sí, English y sobre todo Hosley se sentían ahora muy cómodos, maquillando sus números personales de forma obscena. Mientras el joven Nacho Llovet era el que mejor imagen daba sobre la pista de Zurbano.

Por si fuera poco para la Penya, Henk Norel, en una acción de tiro en el tercer cuarto, cayó lesionado. Al caer, el pívot resbaló mientras su rodilla se quedaba clavada y se le desencajaba. Un enorme moratón cubría su rodilla, fruto de una hemorragia interna. Los gritos de dolor eran sobrecogedores. Al final Norel abandonó el pabellón camino al hospital en camilla entre una atronadora ovación.

David Logan aquejado de una gripe no jugó a pesar de estar en el banquillo.