Otra vez, cinco meses después, San Emeterio lo volvió a hacer. De nuevo fue el verdugo de un Regal Barcelona en el mismo escenario, aunque en una situación bien distinta, ya que esta vez, la casta y las acciones decisivas del cántabro no le otorgaron un título de liga al Caja Laboral, aunque sí, un punto extra en una guerra de gallitos en la ACB.

Al choque poco más se le pudo pedir, lo tuvo todo. Intensidad, espectáculo, talento, colorido, declaraciones incendiarias… Fue un show digno de estas dos potencias del baloncesto que lo dieron todo por la victoria a pesar del lamentable show del trío arbitral.

El Caja Laboral tuvo pequeñas ventajas durante todo el partido, aunque los catalanes, que esta vez mostraron una buena cara sin Navarro, nunca se fueron del partido, siendo capaces una y otra vez de dar la vuelta a pequeñas diferencias para ofrecer un encuentro que bien se podría comparar con el boxeo, ya que ambos equipos respondían al golpe del rival, incluso con mas furia.

Así en el primer cuarto, el mejor Brad Oleson de la temporada y Ricky Rubio ofrecían un duelo magistral. El de Alaska se fue al descanso con 15 puntos y una secuencia de tiro muy buena. Además el Baskonia contaba con el Barac de las grandes ocasiones, haciendo olvidar por unos momentos que este equipo necesita un cinco como el comer, mostrándose como un coloso para firmar otro doble- doble para su colección y ser un muro en defensa, colocando 4 tapones en un suspiro en el primer tiempo.

Con esta rutina, siguió el segundo cuarto, aunque con dos equipos que subían el nivel defensivo de sobremanera, mientras se empezaba a cuajar poco a poco el discutible criterio arbitral.

Los vitorianos, salieron enchufados en el tercer cuarto, sobre todo con unos San Emeterio y Teletovic, enrabietados por ir con sus casillero de puntos vacío al descanso. En tres minutos consiguieron una ventaja de 9 puntos, que quedó difuminada en un visto y no visto por un parcial de 2-15, que llegó en parte por un Baskonia desquiciado por el incomprensible espectáculo arbitral que quiso acaparar de forma completa el espectáculo que ambos equipos nos otorgaban.

Con un carrusel de técnicas y expulsiones – la de Dusko Ivanovic – el Regal Barcelona, concentrado, se puso 12 puntos arriba con ocho minutos por jugar. La épica baskonista parecía relegada para otro capítulo, pero no. Con Dusko en la grada, los ojos de los cinco jugadores que jugaron el último cuarto – Marcelinho, Oleson, San Emeerio, Teletovic, Barac– se inyectaron en sangre, así como los de los aficionados del Buesa – Dusko dio “un diez para el equipo y un diez para la afición”– para voltear un partido que parecía imposible.

El Barcelona se fue totalmente del partido, acongojado en cierta manera por el ambiente como bien calificó Pascual en rueda de prensa y permitió un parcial de 33-16, con una secuencia de 10/10 en tiros de dos y 4/6 en triples para 41 de valoración de un Baskonia que estaba absolutamente desatado y enrabietado por lo que había sucedido con el arbitraje.

La cuestión del arbitraje quedó bien reflejada en el palco, con un Querejeta, que hacía múltiples aspavientos, incomprendiendo algo que calificó “tendencioso y provocador” y que en “22 años que llevo como presidente nunca había visto un arbitraje como el de hoy en Vitoria. Ha podido haber cualquier tipo de altercado y no precisamente por culpa de los jugadores y de los equipos que estaban en la cancha". Querejeta se volvió fulminante en un momento de gran tensión en el palco al director de arbitraje de ACB, García Chapuli, volcando la grada la ira contra él.