Otra vez tuvo el Real Madrid en sus manos. Otra vez erró ese tiro que podría haber dado la vuelta a la semifinal. El Real Madrid vuelve a Vistaalegre con las manos vacías, aunque pudo ser de otra manera, ya que en los dos partidos ha dispuesto de ese balón decisivo, de ese tiro que te da la gloria o te hunde. Esta vez, fue Felipe Reyes el que no pudo anotar con empate a 73. Splitter creció, el aro se hizo pequeño y a Felipe la mano se le encogió.

Dos tiros, que podrían significar un 0-2, pero el destino, no lo quiso y ahora el Caja Laboral está radiante y el Real Madrid toma la Nacional Uno cabizbajo. Messina achaca a los suyos que no saben “ni desayunar con presión” y que no tienen espíritu “killer”. Hoy volvieron a tener el partido en sus manos, pero el Baskonia se aferró a una gran actitud, nunca perdió la fe y sacó el segundo punto en una prórroga que solo tuvo color azulgrana.

El espectáculo ofrecido por ambos equipos fue grandioso. Un partido digno de unas finales por un campeonato, una dura batalla que se lucha en el cuerpo a cuerpo y que por cada balón se derrama sangre. Los vitorianos salieron fuertes después unos leves titubeos causados por un extraordinario Felipe Reyes.

Splitter causaba estragos en la otra zona, catapultado por su compañero Marcelinho. Además Oleson volvía a ser una pesadilla para Messina, realmente extraordinario el nivel exhibido por el de Alaska en estos playoff con un gran nivel ofensivo, con canastas clave y una defensa extraordinaria.

El Madrid estaba desdibujado, intentaba valerse de las armas del primer partido, implantando a todo mucha intensidad, pero no encontraban su juego. Así Prigioni entró en una guerra interna consigo mismo y se borró momentáneamente del partido para volver más tarde. Messina buscaba soluciones encarnadas en el de siempre, un Llull muy tocado físicamente que no fue el factor clave que suele ser para el Real Madrid.

Prigioni regresaba en el tercer cuarto para dirigir a la perfección a un Real Madrid crecido que encontró su juego para voltear el marcador y ponerse cuatro arriba con un cuarto por jugar.

Los madrileños habían encontrado su juego, jugando muy abiertos para jugar mucho con el poste, así encontraron tiros abiertos, muchas segundas oportunidades a través del rebote ofensivo y lograron correr mucho la pista haciendo mucho daño al Baskonia que recibía de su propia medicina.

El cuarto de la verdad siguió todo el rato el mismo esquema, con un Madrid que sacaba ventajas de tres puntos que eran recortadas por el Caja Laboral cada vez, pero estos eran incapaces de darle la vuelta a pesar de tener posesiones para realizarlo. Cada vez que tenían balón para ponerse arriba, algo pasaba, un tiro errado, una pérdida, que hacían que el Real Madrid corriera y anotara canasta fáciles – también tras rebote ofensivo- para hacer constantemente la goma.

Esto cambió cuando Marcelinho Huertas anotaba un triple espectacular sobre la bocina con un minuto por jugar. Reyes empataba el partido y Bullock y Oleson intercambiaban tiros libres, para darle al Madrid la oportunidad de ganar el partido. Reyes emuló a Bullock en el primer partido y falló un gancho a dos metros del aro que hizo que se fuera a la prórroga y con el tiro cayó una losa muy grande sobre Felipe que fallaría en la prórroga varios ataques seguidos.

En dicho tiempo extra no hubo más color que el del Baskonia, con un Tiago Splitter que se echó el equipo a las espaldas para lograr salir con el segundo punto de la eliminatoria y como un héroe al grito unánime de MVP.