El primer cuarto fue muy positivo para Burgos, con solo un punto de desventaja y muchas mejores sensaciones que en anteriores partidos, especialmente a la hora de creación y ejecución de jugadas. Al principio el equipo no empezó del todo fluido pero fue encontrándose cada vez más cómodo sobre la pista, con la afición muy encima y aprovechando que el Real Madrid no estuvo especialmente enchufado en el comienzo. Los de Laso, por su parte, tiraron de galones y calidad, con bastantes minutos para Santiago Yusta y esperando un bajón en el juego del San Pablo (17-18).

Sin embargo, el segundo cuarto sirvió para confirmar sensaciones, con el Real Madrid notando el desgaste en las piernas y un gran Sebas Sáiz, que se convertía en uno de los referentes en ambos lados de la cancha. Junto a él, Schreiner ensayaba puntería y anotación y el Madrid se encomendaba a Doncic, dependiendo demasiado del tiro exterior a pesar de su superioridad en la pintura. Al final, 45-39 a favor de los locales y el Coliseum Burgos en un sueño del que no querían despertar.

 

Tras la reanudación, ni los propios aficionados burgaleses podían creerse el marcador ni el nivel de juego de los suyos. Pero es que, al final del cuarto, las sensaciones eran cada vez mejores.  73-68 con una actuación muy buena de forma coelctiva de Burgos, con Thompson y Sebas por encima del resto. El Madrid, muy atascado, vive de penetraciones y sacar faltas personales, pero falla demasiado como para poder remojntar el partido. Si le queda vida, es por las pérdidas del San Pablo.

 

El último periodo fue el final de la pesadilla para el Real Madrid y el despertar de los burgaleses. A pesar de las sensaciones, Rudy Fernández, Facundo Campazzo y Santi Yusta fueron demasiado para un San Pablo que deja muy buenas sensaciones y la oportunidad de contar con su afición al 100% tras esta derrota. Si se sigue con este nivel, las victorias llegarán.