Ha sido un año de cambio para ti, has dejado un equipo como el Unicaja de Málaga que tenía como objetivo luchar por lograr títulos, por otro recién ascendido cuyo único fin es lograr la permanencia.
Es cierto que es diferente, pero la presión, aún teniendo otros objetivos, sigue estando presente. El fin sigue siendo ganar partidos, aunque los rivales directos sean diferentes.
En este sentido, ¿Qué es más difícil, hacer frente a la necesidad de ganar títulos o la presión de la lucha por la permanencia del equipo en la ACB?
En mi opinión es más difícil la lucha por la permanencia, ya que no pueden haber excusas de ningún tipo en caso de descenso. Sin embargo, si no logras títulos, siempre se puede aducir que enfrente había grandes plantillas como el Barça, el Madrid…
Después de comenzar la temporada fuera de forma, has ido adquiriendo el tono físico adecuado, estando ahora mismo en un momento dulce de juego y de estado de forma
Sí, me encuentro mucho mejor físicamente. El año pasado apenas jugué, estuve prácticamente 6 meses parado, por lo que al llegar aquí he necesitado tiempo para alcanzar un estado de forma bueno.
Txus Vidorreta y tus compañeros han subrayado en más de una ocasión la importancia de tu trabajo, que va más allá de lo que aparece en la fría estadística (2.6 puntos, 3.2 rebotes y 0.9 tapones por partido). Además, eres uno de los jugadores más queridos por la afición. ¿Sientes que tu labor es valorada en su justa medida?
Sí, pienso que cuando salto a la cancha se nota las ganas que pongo por hacerlo bien y creo que esto es lo más importante para la gente.
Hagamos, si te parece, un pequeño repaso a tu carrera. Empiezas a ser conocido en el mundo del baloncesto formando parte del Limoges, donde militas 5 temporadas. Con este equipo ganas la Liga y la Copa francesas, así como la Copa Korac, concretamente en la temporada 1999/2000. Tus buenos números llevan a que seas convocado para disputar con tu selección las Olimpiadas de Sydney, donde os hacéis con la medalla de plata. Para colmo, eres elegido por los New York Knicks en la 1. ronda (n. 15) del draft de la NBA del año 1999. ¿Qué recuerdas de aquellos años?
Fueron buenos años. Jugaba en la ciudad de mi esposa, tenía la familia de mi mujer ahí y no notaba tanto la presión como la notas aquí, en la ACB. Aquel era mi país y siempre es más complicado jugar fuera de casa.
Cuando fuiste elegido en primera ronda del draft por los Knicks, ¿concebiste la posibilidad de intentar la aventura americana?
Sí, por supuesto, pero por desgracia cuando fui elegido en el Draft sufría una lesión de espalda que me impidió jugar durante 6 meses. Gané mucho peso y llegué en malas condiciones a las ligas de verano, donde se jugaba con gran intensidad.
En el año 2000 dejas tu país y comienzas tu primera aventura en el extranjero fichando por el PAOK griego. Sin embargo, es una experiencia efímera, ya que solamente disputas 5 partidos. De por medio, problemas económicos, obstáculos para rescindir el contrato…
Es la primera vez que salía del país para jugar en un club extranjero, en un lugar tan difícil como Grecia y todo resultó muy complicado. Estás muy lejos de tu casa, una cultura distinta (no es como España donde todo es más parecido a Francia) y además te encuentras con que no te pagan…
Tras desvincularte del PAOK, fichas por Unicaja esa misma temporada y das el salto a la ACB. Tus 2 primeras temporadas en Málaga son realmente positivas: os hacéis con la Copa Korac en la temporada 2000/2001 y jugáis la final de la ACB en la siguiente temporada. En esos momentos eres una pieza importante del equipo y tienes actuaciones destacadas, como, por ejemplo, en el partido de ida de la final de la Korac. Sin embargo, tus dos últimas temporadas en el club son bastante grises, vas perdiendo peso en la plantilla, las lesiones te hacen ser baja en muchos encuentros…
Sí, es cierto que los dos primeros años fueron muy buenos, me encontraban muy bien físicamente, tenía minutos en la cancha… pero después, de un día a otro, comenzaron las lesiones, el entrenador perdió confianza en mí…
Tus números en ataque eran muy bueno en el Limoges, ahí eras un referente ofensivo, sin embargo, en Málaga tu labor estuvo más bien dirigida a la faceta defensiva. ¿Consideras que Boza Maljkovic desaprovechó tu potencial ofensivo reconvirtiéndote en un especialista defensivo?
Sí, puede ser, fue difícil cambiar de chip para mí, pero gracias también a esto comencé a ser conocido y respetado en España como un buen defensor.
Ahora comienzas una nueva etapa en Bilbao, donde vuelves a ser un hombre importante, pero ¿Cuáles son tus perspectivas de futuro?
Es pronto para hablar sobre el futuro, pero me gustaría quedarme aquí. Bilbao me gusta, me gusta el equipo y su entrenador y, además, estoy cerca de mi casa en Francia.
Para acabar, viendo que tu carrera ha tenido muchos momentos dulces y otros tantos amargos, ¿cuáles serían el mejor y peor recuerdo de tu ya larga carrera?
El mejor, sin duda, la medalla olímpica lograda en Sydney. El peor fue la lesión sufrida antes del draft de 1999 que me impidió intentar el salto a la NBA.
Muchas gracias por tu tiempo y por tu amabilidad Frederic.