No soplan vientos favorables para el baloncesto griego. Tanto el vigente campeón de la Euroleague, Panathinakos, como el eterno aspirante desde hace década y media, Olympiacos, están en venta.

Precisamente los de El Pireo han estado tirando de talón en los últimos años, abanderando una corriente iniciada hace 3 temporadas consistente en birlar a la NBA de jugadores con cierto caché. Es el caso del lituano Linas Kleiza, entonces en los Nuggets, y del que fuera sexto hombre de los Hawks, Josh Childress. Además, ficharon a cuerpo de rey, entre otros, a Von Wafer, un correcto tirador que se las dio de bruces en el baloncesto europeo. La apuesta se reforzó con la llegada de Thodoros Papaloukas desde un CSKA en deterioro. Aquel equipo, aupado además con la pujanza de Milos Teodosic, consiguió llegar a jugar la final de la Euroleague del 2010, que perdieron ante el FC Barcelona. Pese al cotinuo desembolse económico de los hermanos Angelopulos, el equipo no gana una Euroleague desde 1997, de hecho su único título continental. Tampoco consigue el título en competición doméstica desde el mismo año, en el que consiguieron el triplete ganando la Copa Griega. Precisamente este título menor es el único que han conseguido levantar -en tres ocasiones- desde aquel año mágico en la historia del club. Por contra, su eterno rival, Panathinaikos, ha ganado todos los títulos ligueros desde el 97 excepto el del 2002 y desde el 2000 acumula 5 títulos continentales más.

Esta temporada se ha producido un virage en la contratación de jugadores. De hecho sus nombres estrella no han acumulado minutos en la NBA ni son un producto europeo consagrado. Nos referimos a dos subcampeones de la NCAA y contrastadas estrellas de college en EEUU.

El último en llegar es Matt Howard, procedente de la universidad de Butler, subcampeona de las dos últimas ediciones ante Duke y Connecticut. Este interior versátil de 2.03 formó parte del triángulo mágico de los Bulldogs en el 2010 junto a Gordon Hayward y Shelvin Mack. La salida prematura del primero en el draft de aquel mismo año convirtió a Howard en el líder que Brad Stevens quería sobre la cancha. Haward no tenía la soltura -racheada- de Mack en ataque pero suma en todos los aspectos del juego, siendo un elemento fundamental en el entramado defensivo de los Bulldogs. Esta temporada ha sabido suplir la ausencia de Hayward con 16.4 puntos y 7.7 rebotes por partido, mejorando su aportación en su estapa junior.

El otro sénior de oro en para el equipo griego es Kalin Lucas, base de Michigan State, subcampeón de la NCAA en el 2009 (perdieron ante la North Carolina de Hansbrough, Ellington y Lawson). Estrella de otro combinado entrenado por un gurú como Tom Izzo, un conjunto en el que la defensa y el valor del juego en equipo eran más imporantes que el triunfo personal. Kalin Lucas, base de 1.85 rapidísimo y desequilibrante, emergió en su año sophomore, con 14.7 puntos, 4.6 asistencias y 39% de acierto en el triple. De haber dado el salto a la NBA, podría haber conseguido una buena posición en primera ronda, pero le faltaba un año para estar listo. Aunque repetiría estadísticas en su tercer año, no fue un buen curso en el que hubo enfrentamientos con su entrenador. Esto tendría reflejo en su proyección en el draft del 2010. Lucas deja la universidad con promedios de 17 puntos, 2 rebotes y 3.4 asistencias, aunque no le valió para colarse en el draft dado el irregular rendimiento que ha tenido Michigan State. También el de su otra estrella, Durrell Summers.

Los Reds completan la apuesta low cost con la adquisicón de Kyle Hines, un alero interior de 1.98 que proviene del Brose Baskets alemán y que ha promediado 12.9 puntos, 5.4 rebotes y 1.1 tapones en Euroleague. Jugador de complemento, fogueado en ligas menores como Legadue y formado en North Carolina, pero la de Greensboro. De allí se despidió con promedios de 19 puntos, 9 rebotes y 1.8 tapones en su año sénior. Espartano, como Lucas.

Reconversión y sustitución de estrellas con renombre (Tomic, Boroussis, Nesterovic, Halperin…) a una apuesta por hombres que pueden adaptarse muy bien al baloncesto europeo, gracias al estilo desarrollado por sus entrenadores en NCAA. Cuando no hay suficiente dinero debe brotar la imaginación. En su favor decir que sigue conservando su poder de seducción, y esta vez sin mucho dinero de por medio.

Dicho sea de paso, el próximo en llegar podría ser el joven talento lituano Martynas Gecevicius (1.93, Lietuvos Rytas), quien ha brillado esta temporada tanto en Euroleague (11.7 puntos, 3 rebotes y 2.6 asistencias), como en VTB League (16.8 puntos, 3.7 rebotes y 2 asistencias).