Apostar por un sueño a veces supone renunciar a muchas cosas. Xavi Rabaseda abandonó Barcelona rumbo a Fuenlabrada con el único objetivo de seguir creciendo como jugador. Cambió una gran ciudad por otra mucho más pequeña de las afueras de Madrid. Dejó atrás su entorno, su casa y sus amigos en busca de una meta personal. Se iba del Barça, sólo temporalmente, para poder regresar a lo grande, convertido en un jugador que aspira a consolidarse en la ACB de la mano del club que desde infantiles ha apostado por él. Rabaseda ha vuelto, y lo ha hecho para quedarse.
Cinco años en las categorías inferiores del Barça le sobraron a este chico para sobresalir por encima del resto de sus compañeros. El club no dudó en vincularlo al CB Cornellà, con el que, al cabo de dos años más, logró el ascenso de LEB Plata a LEB Oro. Aquel niño de pelo rubio y ojos claros se estaba convirtiendo en un hombre, dando pasos cada vez más grandes. Su físico prodigioso le valió el debut con el primer equipo en la temporada 2008/09.
Pero ser canterano de un equipo tan grande como el Regal FC Barcelona no es nada fácil. Por delante suyo, nombres como Juan Carlos Navarro, Roger Grimau, Gianluca Basile y algún que otro norteamericano que ha pasado por los vestuarios blaugrana durante estos años. Rabaseda asumió que aún no tenía un sitio fijo entre los mayores. Hace ahora más o menos un año, tomó una decisión que a la larga se ha demostrado que fue plenamente acertada. Salía como cedido hacia el Baloncesto Fuenlabrada, un equipo en construcción, con jóvenes talentos, donde podría disfrutar de minutos y sentirse importante. Y ello sin renunciar a los objetivos primordiales de Copa (que no pudo ser) y Playoff.
Apenas había disputado cuatro partidos aislados la temporada anterior con el Barça, pero a Xavi Rabaseda no le costó adaptarse a su nuevo rol en el equipo madrileño. 22 puntos en la tercera jornada de liga supusieron el inicio de una explosión que le hizo dejar de ser “un chico muy prometedor” a toda una realidad. Y, con él, el Fuenla también fue hacia arriba, convirtiéndose en uno de los equipos revelación de la primera fase de competición.
Era su primera temporada completa en la ACB, y quizá acabó por hacérsele un tanto larga. Comenzó a alternar actuaciones brillantes con otras no tan buenas, y en los últimos cuatro partidos que disputó (se perdió el último de liga regular y los dos de Playoff por una lesión) apenas logró sumar 7 puntos de valoración en total.
Pese a todo, había sido un gran año, como así lo corroboran sus 9 puntos y 3 rebotes de media. Se convirtió en uno de los referentes exteriores del equipo, no sólo a nivel puramente estadístico sino también de espectáculo, pues el Fernando Martín disfrutaba cada fin de semana con sus espectaculares mates. Y, como todo buen trabajo realizado, el de Xavi también obtuvo recompensa: fue nominado a Jugador Revelación de la ACB, premio que finalmente recaló en uno de sus compañeros de equipo, Gustavo Ayón.
Ahora regresa a Barcelona para volver a vestir la camiseta blaugrana. Tras las bajas de Grimau, Basile, Lakovic y Andersen en el cuadro exterior, el club ha decidido apostar por la cantera, donde ha encontrado en forma de repesca a una de sus joyas más queridas. El diamante Rabaseda, mucho más pulido que antes de iniciar su viaje de ida y vuelta a Fuenlabrada, volverá a deleitar al Palau Blaugrana con su desparpajo e intensidad. Todo un reto, el de llenar el vacío carismático que dejan estos jugadores que se van, sólo al alcance de muy pocos. Xavi es uno de ellos.