Victoria del San Pablo Burgos ante su afición, un triunfo más disputado de lo que refleja el marcador y con el estilo que quiere implantar el equipo burgalés: velocidad, contraataque y muchos tiros en cancha.
El partido empezaba con un intercambio de golpes para medir al rival, con Roberts tomando la iniciativa para los malagueños y Unicaja obteniendo las primeras ventajas del encuentro. Por parte de los locales, el protagonista se destapó pronto: Deon Thompson se echó el equipo a la espalda desde el primer minuto acompañado por Branden Frazier, que demostró muchas ganas de agradar a su afición.
Los pupilos de Luis Casimiro hacían su juego, buscando tiros liberados pero se encontraban con la mala suerte en los lanzamientos exteriores y el acierto de los locales: el nivel de juego era similar pero el marcador empezaba a reflejar una buena ventaja para el equipo burgalés. El acierto en ataque era suficiente para tapar las lagunas defensivas de los azulones. 22-16 al término del primer cuarto ante el enfado de Casimiro.
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En el segundo cuarto Brendan Frazier continuó tomando la batuta del ataque local. El triple decidía y toda la fortuna caía del lado burgalés mientras Bruno Fitipaldo se unía a la fiesta. Al final, el base uruguayo acabó regalando todo un repertorio de triples imposibles y en oposición muy importantes para los suyos. La resistencia por parte de Unicaja tenía ya nombre y apellidos: Jaime Fernández. El madrileño ejerció de base y de jugador total para marcar el ritmo de los suyos. Las ventajas se iban reduciendo ante el ritmo de Unicaja que dependía de los chispazos de sus exteriores más allá de realizar un juego regular. Sin embargo, las tornas se igualaban en un marcador mucho más justo para los malagueños: 38-37 al término de la primera mitad.
La reanudación sirvió para que Deon Thompson volviera a cancha con una actitud de la que debería tomar nota todo jugador del baloncesto. El americano peleaba cada rebote y pedía cada balón en ataque, dirigiendo a los suyos y ejerciendo como el líder que debe ser en el San Pablo Burgos. Junto a él, Bruno Fitipaldo ponía más puntos en el marcador local con una ventaja que iría cambiando y descendiendo pero siempre a favor de los locales. El Coliseum Burgos volvió a encenderse con el juego de los suyos y celebraron un error sobre la bocina de Unicaja como el triunfo cuando aún quedaba un cuarto: 62-53 y todo por decidir.
En el último periodo, Luis Casimiro subió el nivel en defensa planteando un juego más físico que San Pablo Burgos no sólo aguantó, si no que acabó ganando en la pintura. A pesar de los muchos errores en ataque y de los rebotes sin cerrar, los azulones seguían por delante mientras Jaime Fernández y Carlos Suárez seguían remando sin la reacción de sus compañeros.
Al final, 88-79, un marcador que, como decíamos al principio, no refleja la lucha que hubo hasta el final en la cancha pero que la afición del Coliseum celebró como un título: las victorias son escasas en los equipos modestos y Burgos respira baloncesto. Que dure.
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