Noche para olvidar para la afición de San Pablo Burgos. Y es que el Coliseum Burgos contempló una de las peores noches en ataque de los suyos. Y no es que los azulones jugaran especialmente mal sus opciones ofensivas, simplemente, es que la bola no quería entrar. Un equipo tan especializado en el tiro exterior como el burgalés sólo anotó 5 tiros de 21 intentados, permitiendo a Iberostar Tenerife una irregularidad y una serie de errores que tampoco acostumbran, pero que no podían ser castigados por los locales.

La noche comenzó bien para los de Joan Peñarroya. San Pablo Burgos saltó al parqué con las cosas claras, con Clark castigando desde el exterior en una primera posesión que es ya tradición para los burgaleses mientras los interiores azulones trataban de encontrar su sitio esperando a un Gio Shermadini que no fue titular.

Los cinco primeros minutos llevaron la firma de San Pablo Burgos con un Earl Clark dirigiendo el ritmo local en ataque y un muy buen papel de Miquel Salvó, que va ganando minutos y peso en el juego con cada jornada. Sin embargo, la entrada de Shermadini cambió la dinámica. El juego tinerfeño viró hacia el interior georgiano, que abusó de su fuerza forzando faltas, muy protestadas por la afición del Coliseum, y acelerando el ritmo del partido que acabó con una doble técnica sobre el propio Shermadini y Salvó con 21-25 a favor de los de Txus Vidorreta.

El inicio del segundo cuarto comenzó a mostrar lo que sería la dinámica del encuentro para el resto de la tarde. Las dudas de San Pablo Burgos en ataque propiciaban un marcador inmóvil, que Gabriel Lundberg aprovechó para corregir al contraataque. Los pases interiores de los tinerfeños comenzaron a dar réditos en forma de puntos fáciles y la brecha se abría hasta los 9 puntos por momentos mientras los chispazos de los visitantes dejaban el marcador en 34-50 al final de la primera mitad.

Tras la reanudación, Burgos ajustó la defensa y jugó mejor sin balón, buscando posiciones de tiro claras e impidiendo que el balón circulara en la ofensiva de Iberostar Tenerife. Aún así, la falta de acierto de los tiradores hacía imposible la remontada. La distancia no era demasiado grande en el marcador, pero el partido parecía cerrado desde hacía varios minutos. Txus Vidorreta ajustó sus sistemas y buscó posesiones largas matando el ritmo del partido y cualquier esperanza de remontada.

Al final, 54-70 con sólo dos puntos anotados por cada equipo en los últimos 5 minutos de partido, un pobre bagaje para una noche floja de ambos equipos y falta de emoción.