No hay nada de que preocuparse, tan sólo es un partido” afirmó Phil Jackson, técnico de los Angeles Lakers sobre tener que jugar el séptimo partido. Porque el próximo choque “es en nuestra casa y es con lo que tenemos que jugar… el último partido. Ganamos sea la anotación que sea y jugamos diferente en nuestro campo, es bastante obvio de ver”. Una vez más Jackson intenta ambientar el escenario a su gusto pero lo cierto es que la presión existe.

El inicio de partido fue un desastre (15-27), dominado por los Rockets que han encontrado en el base anotador Aaron Brooks (26 puntos) al martillo perfecto que haga rodar la máquina de Houston. Brooks era un jugón en la universidad de Oregon, mismo college donde se forjó Gary Payton.

Tras una contundente defensa fundamentalmente impuesta por el todo terreno Shane Battier, con el que Kobe casi nunca está cómodo (11 de 27 en tiros de campo repartiendo 3 asistencias y prácticamente secado en el último cuarto) y la intimidación de Artest los Lakers perdieron la oportunidad de pasar a la siguiente ronda sucumbiendo por 95-80.

El ex ACB Luis Scola daba la solidez interior (el mejor del partido con 24 puntos y 12 rebotes)  a los tejanos que los amarillos no podían encontrar en Bynum y Odom, ambos con molestias físicas.

Gasol se quedaba en una producción más bien discreta mientras que Ariza no se mostraría como efectivo escudero, todo lo contrario que Landry.

La próxima noche del domingo Pau Gasol y los suyos disputarán el decisivo partido. Si los Lakers pasaran se medirían al equipo revelación de estos Playoffs, los Denver.

Por su parte los Orlando Magic también forzaron el empate ante los Celtics por un ajustado 83-75, con el hombre 20-20 -Superman Howard– como héroe; y en Boston, rezando por que vuelva Kevin Garnett.