Había un tiempo en la NBA, allá por los años 80 especialmente y parte de los 90 en los que el jugador interior vivía prácticamente dentro de la zona, donde se sentía en su hábitat natural. El nuevo estilo de juego de baloncesto americano invita a replantear la aportación del cuatro e incluso del cinco, jugadores que han sido fabricados en la idea de que un pívot no tiene por qué relegar sus tiros a menos de dos metros del aro. El prototipo de center es un jugador que parece en vías de extinción. Los nuevos pívots (menos de 25 años) distan mucho de lo que nos encontramos hace dos décadas.

Y es que los entrenadores optan cada vez más por no jugar con cincos natos sino más bien con dos ala-pívots, a priori más rápidos, lo que favorece el contraataque, y supuestamente mejor tiradores. Esto provoca que el producto añorado no sea el de pívot. Desde las categorías inferiores se viene preparando a los chavales con la idea de entender el juego, tirar bien, o defender, pero ya parece que no se insiste demasiado a los postes en la idea de jugar de espaldas a canasta, de tener un buen movimiento de pies, e incluso de lanzar ganchos. En definitiva, de tener buenos fundamentos en la zona.

Hoy en día, el juego cuenta con más variantes que antes. Para empezar los pívots se alejan del aro, lo que favorece que haya más espacios debajo de canasta tanto para los interiores clásicos, como para las penetraciones desde el exterior. La idea rígida de un baloncesto ortodoxo ya no se lleva. Ahora los pívots pueden lanzar de media o larga distancia e incluso al efecto contrario, los bases, véase Toni Parker, prefieren penetrar ante jugadores altos antes que lanzar, especialmente si no confían demasiado en su lanzamiento.

[[{“type”:”media”,”view_mode”:”media_large”,”fid”:”20838″,”attributes”:{“alt”:””,”title”:””,”class”:”media-image”,”typeof”:”foaf:Image”,”wysiwyg”:1}}]]Sin embargo, esta pequeña metamorfosis también cuenta con una parte negativa. Ya no abundan los jugadores pegados a la pintura, dominantes, capaces de dar la sensación de que nadie les podrá frenar. El jugador tipo ha ganado en velocidad y tiro, pero ha perdido en fuerza, lucha y sobre todo en fundamentos. Respecto al juego, el abrir más el campo ha favorecido el espectáculo pero se ha perdido en individualidad, las estadísticas reflejan que ya no hay jugadores indefendibles bajo los aros. Por ejemplo, Dwight Howard, considerado el pívot más dominante, no supera los 18 puntos de media en su carrera.

En la época de los centers los Robinson, Ewing, Olajuwon u O’Neal abundaban en las canchas NBA, más tarde surgieron cuatros muy poderosos como Duncan, Garnett o el mismo Pau Gasol. Sin embargo, hoy en día están al alza jugadores interiores que podrían ser conocidos como los 3 y medio, capaces de jugar en la zona, pero también fuera, que son capaces de rebotear como nadie pero también tienen la sutileza para lanzar triples, que son cuatros pero parecen escoltas respecto a la velocidad y a los movimientos. No es sencillo encontrar el pívot total, capaz de dominar la estadística en todos sus apartados, lo que se lleva ahora es el especialista. Por si esto fuera poco el calvario de lesiones de pívots como Bynum, o sobre todo Greg Oden, no ayuda a que el cinco conserve su lugar y protagonismo ¿Acabaremos jugando sin pívots?

LOS PÍVOTS DEL FUTURO
Ahora repasaremos varios jugadores interiores que están llamados a dominar en la próxima década, todos ellos menores de 25 años:


Blake Griffin, (21 años/2.08, Los Ángeles Clippers)

Sin duda el pívot en el que está depositada mayor esperanza, y el mejor de esta lista que hemos confeccionado. Griffin está llamado a la grandeza, ya se le conoce como Mr.Mate y no es para menos, hacía mucho que las canchas de la NBA no veían mates como los de este señor. Sin embargo, el año pasado no se pensaba lo mismo. Indiscutible número 1 del draft (el segundo fue Haseem Thabeet, del cuál no hablaremos visto su pobre rendimiento, por lo que se ven las grandes diferencias en el draft 2009) se intuyó que su carrera podía peligrar pero nada más lejos de la realidad. Este año, en el que es considerado rookie, se está destapando como uno de los grandes pívots del futuro. Sus estadísticas: 20 puntos, 12 rebotes y 3 asistencias son superiores en su primer año a la de otros grandes de la pintura. Es una lástima que su aportación no haga despegar a los Clippers, aunque esta fuerza de la naturaleza promete espectáculo en cada cancha que pise.

Michael Beasley (22 años/2.07, Minnesota Timberwolves)
Fue uno de los damnificados de Miami Heat en su megareconstrucción. No podrá luchar por el anillo en Minesotta, pero sí podrá luchar por él mismo y por no desviarse del camino que le puede llevar a ser uno de los mejores jugadores de la liga. Ya declaró que no pararía hasta ser el número uno de la NBA aunque le queda un largo caminar. De momento, en su nuevo rol en los Wolves, en el que juega más de tres que de cuatro, está respondiendo como máximo anotador (21 ptos). Su tope parece que aún esté lejos ya que no se encuentra todos los días un jugador de su altura con la movilidad, rapidez y salto de un escolta de 1’95. Este número dos del draft deberá aparcar sus problemas con la marihuana (estuvo en un centro de rehabilitación) si quiere que el futuro sea suyo. Con Love, una pareja para tener en cuenta.

Kevin Love (22 años/2.06, Minnesota Timberwolves)
Por méritos propios, una de las grandes revelaciones de esta temporada, e incluso cuenta con la posibilidad de optar al galardón del jugador más mejorado. Si a Griffin le llaman Mr.Mate a Love, Mr.Rebote. No hace falta decir que tiene un don para el rebote, pero lo de este año no se lo esperaba nadie. Más de quince rebotes por partido es su aval, muy por encima de Dwight Howard, segundo con 12. Además, ante los Knicks reescribió los libros de historia al realizar la proeza de anotar 31 puntos y capturar 31 rebotes, una marca no igualada desde que lo consiguiese Moses Malone en el 82. Hijo de un jugador legendario de los 70, Stan Love, lleva el baloncesto en la sangre, aunque aún así nadie se esperaba este nivel cuando llegó a la NBA hace dos años, y se le achacaba que le sobraba peso. Además, su baloncesto no sólo se basa en la fuerza, que es mucha, también tiene calidad para anotar (20 pts por partido) y sutileza para lanzar de tres (42%). No sabemos si habrá alcanzado su tope o podrá hacerlo aún mejor, lo que está claro es que el título de máximo reboteador parece que no se le escapará. El trío formado por Beasley, Milicic y él mismo está dando grandes alegrías en Minesotta. ¿Se lo pensará Ricky visto lo visto?

Javale McGee (23 años/2.11, Washington Wizards)
Tiene en sus manos ser uno de los pívots más dominantes de la década, sólo él sabe si lo conseguirá. Lo que es obvio es que condiciones las tiene todas, además de mamar baloncesto desde pequeño ya que su madre Pamela McGee jugó en la WNBA. 2’13 de altura, brazos infinitos, y una capacidad de salto de una escolta son sus credenciales, aptas para formar parte de la alta alcurnia de dominadores, aunque de momento es un proyecto de gran jugador. El año pasado la NBA afirmó que tras un estudio habían descubierto quién era el jugador que llegaba más alto en la NBA, y ante la sorpresa de todos no fue Howard sino McGee. De momento, se acerca al doble-doble (10 puntos y 8 rebotes por noche), aunque conformarse con eso sería de conformistas. Deberá mejorar en conocimiento del juego y en tiro, y por qué no, hacerse respetar más.

Los López: Brook (22 años/2.13, New Jersey Nets) y Robin (22 años/2.13, Phoenix Suns)
López son dos hermanos llegados a la NBA hace tres años que pueden enorgullecerse de ser de los pocos centers que está dando el draft. Brook viene demostrando que cada día tiene un hueco más importante en la NBA, especialmente en los erráticos Nets, donde es el máximo anotador (20 ptos, aunque sólo 6 rebotes) y figura del equipo. Puede que su sitio esté en otro equipo aunque habrá que esperar a ver su rendimiento en un equipo con menos protagonismo. Por su parte, Robin no acaba de despuntar en los Suns. A pesar de la necesidad de los de Arizona de anotar bajo los aros, no toma protagonismo. Además las lesiones no le permiten contar con una mayor continuidad por lo que de momento es una incógnita. En los nueve encuentros disputados en este curso, sus medias no son halagadoras (5 puntos y 4 rebotes en 18 minutos).

Al Horford (24 años/2.06, Atlanta Hawks)
Una de las piezas claves de los siempre regulares Atlanta Hawks. Ha sabido ir ganando en protagonismo en un equipo en el que no siempre es fácil contar con muchos tiros. A base de lucha ha adquirido un papel bastante relevante hasta convertirse en el segundo máximo anotador del equipo (17 tantos) y una vez más máximo reboteador (10 por partido). Hijo de un jugador: Tito Horford, destaca también por su dura defensa. El propio Pau Gasol declaró que era el jugador más difícil de superar en el poste bajo. Nacido en la República Dominicana, su progresión no ha cesado desde que ganara dos campeonatos consecutivos en la NCAA, aunque parece difícil que lo repita en la NBA.

Serge Ibaka, (22 años/2.08, Oklahoma City Thunder)
Otra de las grandes sorpresas de esta temporada, y más para los españoles ya que el jugador congoleño podría conseguir el pasaporte español y con casi total seguridad formara parte del combinado nacional los próximos años. A corto plazo, se está trabajando para que defienda los colores de la ÑBA en los Juegos Olímpicos de 2012. Desde su llegada a la NBA no ha dejado indiferente a nadie. Tuvo suerte de caer en un buen equipo sin gran juego interior como es Oklahoma y lo está sabiendo aprovechar. Ya sabe lo que es disputar unos play-offs en un equipo medianamente ganador de la mano de Kevin Durant y sabe lo que es poner 7 tapones a los Lakers en postemporada. A sus 22 años y con uno de los físicos más privilegiados de la NBA tiene una oportunidad de oro que no puede desaprovechar. En España, donde ya jugó dos temporadas y ganó el concurso de mates, se espera que pueda intentar cubrir la baja de Pau Gasol cuando este ya no esté, aunque, de momento, milagros no puede hacer.