José Manuel Calderón iniciará su octava temporada en la NBA como cada año, al norte de la frontera de los Estados Unidos. Su relación con los Raptors ha sido un continuo “ni contigo ni sin ti” que ha provocado que la mayor parte de las temporadas el base extremeño haya sido de los jugadores que más controversia ha creado entre los aficionados y la prensa canadiense.
Calderón llegó a Toronto con la etiqueta típica que les ponen a los europeos: jugadores con clase pero un poco blandos en defensa, y a lo largo de estos ocho años éste ha sido el talón de Aquiles del base español. Su gran dirección de juego, la visión y la calma en los momentos importantes y ser uno de los point guards más seguros de la liga (ha liderado un par de temporadas el ranking de asistencias por pérdida) no ha disipado las dudas sobre su capacidad defensiva. En Toronto han fracasado los últimos años intentando hacer un básquet rápido y desinhibido en ataque y la temporada pasada apostaron por un técnico ultradefensivo como Dwayne Casey. La jugada les salió bastante bien ya que el equipo dio la cara en todos los partidos pese a tener una de las peores plantillas de la liga.
El papel de Calderón fue fundamental en ataque. De hecho, él era el juego de ataque porque Bargnani estuvo lesionado la mayor parte de la temporada. Pese a ello, el General Manager de los Raptors, Bryan Colangelo, ha movido ficha esta pretemporada para traer un base a Canadá, Kyle Lowry, que además llega para ser titular desde el primer día.
¿Cómo se entiende que el refuerzo más importante de los Raptors sea justamente para reemplazar al mejor jugador de la pasada temporada? La respuesta viene de años atrás. Desde que Calderón aterrizó en la NBA, se creó un debate en Canadá sobre quién debía ser el base titular. Primero fue con TJ Ford, luego con Jarret Jack e incluso a principios del año pasado había quién pedía darle la oportunidad a Jerryd Bayless para salir de inicio. A Calderón se le ha recriminado siempre que no defienda al más alto nivel en una liga en que los bases son muy explosivos y eminentemente anotadores. Que sea un point guard puro, de “los de antes” -qué rabia da esta expresión- no le ha servido para callar bocas y ser titular indiscutible.
Pese a todo, su técnico está enamorado de Calderón (el líder del vestuario canadiense) porque dirige el ataque como nadie, pero el Lowry es uno de los mejores defensores en su posición y también es capaz de anotar de forma fluida en la canasta contraria, por lo que aventaja en esto a Calderón. Si el nuevo base de los Raptors es capaz de mantener la calma en ataque, dirigir correctamente al equipo y no perder demasiados balones, Dwayne Casey cambiará de novia rápidamente y se olvidará de quién le salvó la dignidad de Toronto la temporada pasada.
José Calderón ha vivido esta situación repetidas veces en su carrera y el resultado ha sido siempre el mismo: la capacidad para hacer jugar al equipo tapa sus carencias defensivas y al final los técnicos acaban apostando por el de Villanueva de la Serena. Pese a ello, el tipo de equipo que desea Colangelo, y sobretodo Casey, necesita de un base que lidere la defensa, porque el peso del ataque lo llevará Bargnani, y por mucho que Calderón mejore en defender, la etiqueta que lleva pesa demasiado.
Lo que favorecería a los dos lados es seguramente un traspaso. Por un lado los Raptors no estarían toda la temporada con un debate externo (e interno) sobre quién debe ser el base titular, y por otro Calderón podría recalar en un equipo que aspire a algo más que alcanzar la octava posición en el Este.
Parece ser que ésta será la temporada en que los caminos de Calderón y los Raptors finalmente se separarán.