MIAMI HEAT – CHICAGO BULLS 93-86 (0-1)

Se las prometían muy felices en Miami. LeBron compartía su cuarto premio de MVP con el American Airlines Arena y el pabellón estaba preparado para una fiesta que debía coronarse con la primera victoria de la serie. Pero los Bulls no fueron el invitado que esperaban. Tom Thibodeau tenía preparado un plan defensivo al detalle que salió a la perfección durante casi 48 minutos. Los de Illinois no dejaron que los locales jugaran cómodos en ningún momento, presionando en las líneas de pase, agresivos en la pintura y cortando cualquier posibilidad de contraataque con una gran transición defensiva. El antídoto contra los Heat, a los que también les pasó factura haber estado ocho días sin competir esperando rival en segunda ronda.

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En ningún momento los campeones entraron en ritmo de juego, sufriendo ya desde el inicio con tan solo 15 puntos en el primer cuarto (la cifra más baja esta temporada) y con un LeBron esperando la situación para entrar en rodaje (2 puntos en la primera mitad). Con un Joakim Noah soberbio (13 puntos, 11 rebotes y 4 asistencias) y un Nate Robinson inspirado (27 puntos y 9 asistencias), Chicago llegó al descanso con el encuentro empatado a 37 y con los Heat frustrados por no encontrar un agujero en su entramado defensivo, justo como querían. En el tercer cuarto pareció que Miami resurgía, con algunas jugadas consecutivas con transiciones rápidas y con un James cada vez más entonado, pero Tom Thibodeau espoleó a sus hombres para que no bajaran la guardia y se llegó al último periodo con una diferencia de 4 puntos.

El MVP de la temporada regular quiso romper el encuentro en el cuarto final, en el que empezó anotando penetraciones y canastas con tiro adicional contra las que Jimmy Butler no pudo hacer nada. James acabó con muy buenos números, 24 puntos, 8 rebotes y 7 asistencias, pero los Bulls no perdieron la cabeza y aguantaron el resultado  esperando su momento. Y llegó en forma del jugador más bajito de la NBA: Nate Robinson. El que empezó la temporada como tercer base de Chicago fue el más decisivo en la fase final del encuentro, con dos canastas consecutivas que dieron la ventaja definitiva a los suyos y que los Heat no pudieron remontar. 86 a 93 en el marcador del American Airlines Arena y caras de estupefacción en los aficionados y jugadores de Florida, que veían como un equipo mermado por las lesiones les acababa de robar el factor pista a las primeras de cambio.

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SAN ANTONIO SPURS – GOLDEN STATE WARRIORS 129–127 (1-0)

Manu Ginobili metió solo cinco canastas (de veinte intentos) durante todo el partido, pero encestó la que dio el triunfo a los Spurs a falta de 1.2 segundos por jugarse en la segunda prórroga. El argentino salvó a los suyos de una derrota que durante los tres primeros cuartos parecía insalvable. Pero los hombres de San Antonio están curtidos en mil batallas en los playoffs y remontaron 18 puntos de diferencia para forzar el tiempo extra en dos ocasiones y acabar ganando el primer encuentro de la serie. Tony Parker fue el más inspirado, rozando el triple-doble con 28 puntos, 8 rebotes y 8 asistencias para un conjunto tejano que llevaba varios días sin jugar después de eliminar por la vía rápida a los Lakers.

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Los Warriors a punto estuvieron de dar la campanada en el AT&T Center, jugando su baloncesto descarado y alegre y poniendo el miedo en el cuerpo a los Spurs, que nada podían hacer ante la exhibición de Stephen Curry, que cerró el partido de su vida con 44 puntos y 11 asistencias, liderando a los suyos en todo momento. Se notó la inexperiencia en el conjunto de Mark Jackson, que desaprovechó la renta en el último periodo y vio como San Antonio les remontaba 10 puntos en poco más de dos minutos para finalizar el enfrentamiento. Dura lección para los de la Bahía Dorada, que rozaron con los dedos el triunfo pero se fueron a casa con el horrible sabor de boca de la derrota. 129 a 127 y hace toda la pinta de unas series largas y entretenidas.

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