En plenos Juegos Olímpicos llegó el mazazo, después de dos buenas victorias de España contra Japón y Argentina, con un Ricky Rubio más que establecido en su posición de líder del equipo y principal baluarte ofensivo. El catalán era traspasado de los Minnesota Timberwolves a los Cleveland Cavaliers. A pesar de su mala temporada en la fría Minneapolis, en el corazón de Ricky aún había hueco para aquella franquicia que le acogió en sus primeras temporadas en la NBA. Pero la pragmática NBA no entiende de sentimientos y Ricky acabará en otra franquicia de clima poco benigno y modestas aspiraciones.
Cada vez es más difícil asentarse en la NBA para todos aquellos que no son superestrellas (que le pregunten a Juancho), ya que, en una liga en la que los jugadores son tratados como assets (activos) y no controlan su futuro, son traspasados una y otra vez sin poder rechistar ante ello. Los general managers toman decisiones por ellos, para los ejecutivos sus jugadores solo son piezas que van y vienen, elementos temporales que deben encajar con sus compañeros y entrenador como máquinas de una cadena de producción. Porque si analizamos la plantilla de los Cavs, Ricky no es una pieza de futuro para ellos, solo un veterano que podrá aportar al crecimiento de sus jóvenes compañeros. El base sigue en el mercado y si los resultados no acompañan, quizá sea cortado (está en último año de contrato) y pueda firmar con algún candidato, pero Cleveland querrá sacar algo de él.
De todos modos, hasta que eso no suceda Ricky es jugador de los Cavs a todos los efectos. Y si vemos su trayectoria reciente y su plantilla, nos damos cuenta de que no es ese páramo estepario que pensábamos, sino que se trata de un equipo más excitante de lo que parece, con jugadores jóvenes que buscan un hueco entre las futuras estrellas de la NBA y con aspiraciones a entrar en playoffs. Y es esta aspiración, además de su bajo precio (traspaso por Taurean Prince) la que ha llevado a la gerencia de Cleveland a fichar a Ricky.
Juego exterior: “Sexland” no es solo un logo
Si Cleveland era conocida por algo en la NBA era por el particular logo que formaban los apellidos de las estrellas de su backcourt. Collin Sexton y Darius Garland forman una de las parejas exteriores más anotadoras, dinámicas… y con peor encaje en la liga. Los dos son un perfil similar (anotadores, penetradores, poco pasadores) y buscan demasiado el brillo individual por delante del colectivo. A pesar de que han cumplido con las expectativas (a nivel individual) que tenían al llegar a la NBA, el producto es muy inferior a la suma de los factores, por ello se ha hablado del traspaso de Sexton durante el verano, algo que finalmente no se ha producido.
Sexton y Garland promedian más de 40 puntos y 10 asistencias entre ambos con porcentajes aceptables (47 y 45%), pero Cleveland necesita otro tipo de jugador en la creación de juego. Ricky llega para compensar ese déficit de altruismo, para poner calma en los momentos decisivos, para conectar más a menudo con los interiores. Además, puede que el coach Bickerstaff intente aumentar la amenaza en la creación con 3 bases en pista, en cuyo caso Ricky tendría muchos minutos asegurados con sus estelares compañeros.
En las alas tenemos a dos hombres que van a ser importantes este año: Isaac Okoro y Cedi Osman. El sophomore no tuvo una mala temporada de inicio, es un 3 moderno que debe liderar la defensa del equipo y cambiar en los bloqueos para adaptarse a todo tipo de atacantes. Eso sí, debe mejorar ese 29% en triples que lastra a unos compañeros que necesitan amenazas en las esquinas para tener un camino más despejado en sus constantes penetraciones al aro.
Tras mostrar una aceptable progresión en sus primeros años en Cleveland, parece que Cedi Osman se ha estancado y ya el año pasado perdió su condición de titular ante Okoro. El turco tiene capacidad de creación en el bote y de anotar en catch&shoot. Puede ser uno de los más beneficiados de la llegada de Ricky.
Juego interior: la pareja del futuro está en Cleveland
Respecto al comienzo de la temporada pasada, la gran mejora de Cleveland radica en su juego interior. En una astuta jugada en la que se aprovecharon del interés de Brooklyn en Harden, los Cavs recibieron a Jarrett Allen, además de que han drafteado a Evan Mobley en el número 3 del pasado draft. La combinación de altura (2,11 y 2,13) y movilidad de ambos jugadores los hace una pareja excitante. Cleveland debe ser uno de los mejores equipos protegiendo el aro y encontrando canastas fáciles a sus pívots, otra de las razones por las que Ricky Rubio ha aterrizado en Ohio. El base siempre ha tenido gran habilidad para generar ventajas para que los pívots acaben jugadas cerca del aro y con dos finalizadores de gran nivel, Ricky puede encajar muy bien en Cleveland.
También ha llegado este verano Lauri Markkanen. El finlandés empezó como un tiro en la NBA, pero su carrera en los últimos años ha tenido un nivel descendente, como la de Kevin Love. Ambos jugadores partirán en principio desde el banquillo, pero su buena mano de tres puntos hace fundamental su cometido en un equipo cuyos exteriores buscan espacios para penetrar de forma constante.
Banquillo: Bernie Bickerstaff debe aumentar el ritmo
Bernie Bickerstaff cumplirá su tercera temporada a los mandos de los Cavaliers. En sus dos temporadas anteriores, los resultados no han acompañado, pero como hemos visto ya tiene mimbres para optar a algo más que tener suerte en el sorteo del draft. Para ello, deberá cambiar algunas tendencias.
Cleveland fue el 25.º equipo en ritmo. En un equipo caracterizado por su juventud y su velocidad, no es la mejor forma de optimizar tus recursos. Eso provoca que las posesiones se agoten, lo que incurre en pérdidas (2.º peor de la NBA) y malos porcentajes (6.º peor en porcentajes en TC). En un equipo que está en la parte más baja de la liga en la utilización del contrataque y, sin embargo, son 6.º en número de pases por partido. No es una estrategia adecuada para su pareja exterior titular, pero si Bickerstaff insiste en buscar la mejor opción, la visión de Ricky puede ayudar mucho en ese aspecto.
En defensa no le fue mucho mejor al equipo (25.º de la liga), pero la presencia conjunta de Mobley y Allen debe provocar una mejora sustancial. Los Cavs no cerraron bien su aro, ya que fueron el segundo equipo que más tiros permitió en la zona restringida, pero su pareja interior tiene que intimidar a los atacantes y provocar que los tiros se alejen del aro.
En definitiva, si bien el nuevo destino de Ricky Rubio no es el ideal para el actual momento de su carrera, los Cavaliers son un equipo más atractivo de lo que parece. La llegada del base no parece tan casual si vemos que las deficiencias y necesidades del equipo son aquellas en las que Ricky más puede aportar.