Hace dos temporadas, Ricky Rubio llegaba a Minnesota para devolver el sueño de ganar y de hacer que los Wolves volvieran a acaparar portadas y focos por sus victorias, no por sus balances de victoria-derrota tras la marcha de Garnett. No decepcionó y junto a Kevin Love empezaron a formar una pareja mágica y con mucho futuro. Sin embargo, la lesión de Ricky antes de los Playoffs con Kobe Bryant lastró las opciones de los de Adelman. Se esfumaba el sueño de la postemporada otra vez.

Esta temporada, de nuevo la desilusión se ha apoderado de la ciudad. Ricky ha regresado a un gran nivel y Pekovic ha demostrado que es un pívot de gran nivel, pero Love ha estado inactivo por lesiones en su mano. Adelman ha tenido que usar jugadores poco habituales para suplir la baja de la superestrella. Y de nuevo los Playoffs se han vuelto a escapar, aunque los Wolves acabaron muy fuertes y con buenas sensaciones para este 2013-2014.

Kevin Love amenazó con marcharse si no le reunían con jugadores de gran nivel que le permitierá luchar por el anillo. Este verano, los Timberwolves han cambiado de general mánager para tomar otro vuelo. Ya no vale el juego atractivo que aporta Ricky, la velocidad y el físico. Los aullidos de los Wolves necesitan consolidarse con victorias y con más solidez para optar a más. 

Este verano han perdido a Ridnour (para acabar de dar todos los galones a Ricky) y a Kirilenko, pero han sido capaces de contratar a Kevin Martin, un sexto hombre de lujo y un tirador excepcional y retener a Nikola Pekovic, un pívot puro de los que no quedan en la NBA y que puede formar un juego interior letal con Love. Barea y Derrick Williams seguirán siendo pilares fundamentales, mientras que los Budinger y compañía deberán acompañar cuando Adelman les necesite.

Si las lesiones les respetan, nadie duda que los Wolves estarán luchando por entrar en los Playoffs. Tienen cuatro jugadores de grandísimo nivel, pero necesitan regularidad y confianza para aspirar a todos. Es un proyecto joven y con futuro, pero la necesidad aprieta y las urgencias acechan a un equipo que puede ver como se podrían estancar de no meterse en postemporada.

Los aullidos de los Wolves tienen el primer match ball. 

Los inicios en Minneapolis

El baloncesto profesional regresó a Minneapolis en 1987, cuando la NBA concedió una de las dos nuevas franquicias (junto con Orlando Magic) a los propietarios originales Marv Wolfenson y Harvey Ratner para comenzar a jugar en la temporada 1989-90. Conocidos como los Timberwolves, el equipo debutó el 3 de noviembre de 1989 perdiendo ante Seattle SuperSonics por 106-94.

Cinco días más tarde se estrenarían en su pabellón el Metrodome cayendo con Chicago Bulls por 96-84. Dos noches después, los Timberwolves ganarían el primer partido en su historia, batiendo a Philadelphia 76ers en casa por 125-118 el 10 de noviembre de 1989. Los Wolves, liderados por Tony Campbell con un promedio de 23.2 puntos por partido, finalizó con un balance de 22-60 en el último lugar de la Dvisión Medio Oeste. El 17 de abril de 1990 se consiguió el tercer mejor registro de espectadores en un pabellón de la NBA, asistiendo 49.551 al Metrodome para ver perder a su equipo ante Denver Nuggets por 99-88 en el último partido de los Wolves en casa de la temporada.

En la siguiente campaña la franquicia se mudó al Target Center, ganando 29 partidos y despidiendo al entrenador Bill Musselman. Con su sucesor Jimmy Rodgers, ex-entrenador de Boston Celtics, el equipo no mejoró, finalizando con el peor registro de la liga, 15-67. Durante los siguientes años, el equipo no supo salir de la mediocridad en la que estaba sumida, e incluso se rechazó por parte de la NBA un movimiento a la ciudad de New Orleans en 1994. Glen Taylor compró el equipo y nombró a Kevin McHale general manager.

Garnett y el sueño del anillo

En el Draft de 1999, los Wolves seleccionaron al madrileño de nacimiento Wally Szczerbiak. En su primera temporada en la NBA se convirtió en el tercer máximo anotador del equipo con 11.6 puntos por partido. Liderado por Kevin Garnett y sus 22.9 puntos y 11.8 rebotes por noche, los Timberwolves lograron por primera vez en su historia alcanzar las 50 victorias, tercer mejor balance de su división. En playoffs se enfrentarían a Portland Trail Blazers, cayendo eliminados de nuevo en primera ronda.

En el verano de 2000, la desgracia visitó a los Timberwolves con la muerte en accidente de tráfico del jugador Malik Sealy. También en esa temporada, el equipo firmó un acuerdo secreto con el alero Joe Smith, violando con ello el tope salarial por franquicia y siendo sancionado por la liga con cinco años sin poder elegir en el draft, 3.5 millones de dólares y un año de castigo para el general manager Kevin McHale (Smith posteriormente firmaría como agente libre con Detroit Pistons antes de regresar a los T-Wolves en 2001). A pesar de los problemas, los Timberwolves entraron en playoffs por quinta vez consecutiva y, sin que nada cambiara, salieron apeados en primera ronda por los Spurs en cuatro partidos.

En la 2002-03, Garnett finalizó segundo en la votación al MVP de la temporada tras promediar 23 puntos y 13.4 rebotes por partido. Los Wolves, mientras tanto, consiguieron un registro de 51-31 y contando con la ventaja de campo por primera vez en su historia se enfrentaron a Los Angeles Lakers en primera ronda de playoffs, siendo eliminados un año más.

En la pretemporada de 2003, los Timberwolves se reforzaron fuertemente con los fichajes de Latrell Sprewell y el base Sam Cassell, y deshaciéndose de los veteranos Joe Smith y Terrell Brandon.

Durante la temporada 2003-04, Minnesota se convirtió en el equipo a batir en la Conferencia Oeste, terminando la campaña en primera posición con un balance de 58-24. Por primera vez, superaron la primera ronda de playoffs eliminando a Denver Nuggets, y posteriormente haciendo lo mismo con Sacramento Kings en siete duros partidos. Tras llegar a las Finales de Conferencia, los Lakers fueron los encargados de dar por finalizada la excelente temporada que el equipo realizó. Desde ese día, los Wolves no han vuelto a jugar un partido de postemporada. Garnett se consagró como MVP de la temporada promediando 24.2 puntos, 13.9 rebotes y 5 asistencias por encuentro.

El ocaso sin Garnett

El traspaso de Garnett a Celtics se convirtió en el que mayor número de jugadores involucró en la historia de la NBA. Ese verano, enviaron a Mike James y Justin Reed a Houston Rockets por Juwan Howard. En octubre, un traspaso con Miami Heat llevó a Ricky Davis y Mark Blount al club de Florida a cambio de Antoine Walker, Michael Doleac, Wayne Simien y una futura primera ronda de draft.

La temporada discurrió como se preveía: pésima. Los Wolves comenzaron con un 0-5 de global, acabando con un global de 22-60, aunque el equipo presentaba chispas de talento, sobre todo por parte del jugador franquicia, Al Jefferson.

Tras el draft del 2008, los Timberwolves traspasaron a O.J. Mayo, Antoine Walker, Greg Buckner y Marko Jaric a Memphis Grizzlies a cambio de Kevin Love, Mike Miller, Jason Collins y Brian Cardinal. Ese año, el club celebró su 20 aniversario con nuevo logo y equipación. En diciembre de 2008, tras una abultada derrota contra Los Angeles Clippers, el entrenador de los Wolves,Randy Wittman, fue despedido y reemplazado por Kevin McHale. Los Wolves remontaron y acabaron en enero con un 10-4. Sin embargo, una inoportuna lesión de Jefferson hizo que los Wolves no acabaran en playoffs, acabando con un global de 24-58.

Para la 2008-09, los Wolves incluso empeoraron, acabando con un 15-67, segundo peor resultado en la NBA de ese año, solo por detrás de los New Jersey Nets. En junio de 2009 se confirmó que McHale no continuaría como entrenador de Minnesota, siendo reemplazado por Kurt Rambis.

La 2009-10 no supuso ninguna mejora para los Wolves, que acabaron con 15-67, y de nuevo, últimos de la Conferencia Oeste. En julio de 2010, los Wolves traspasaron al jugador franquicia, Al Jefferson, a los Utah Jazz por el griego Kosta Koufos y dos futuras primeras rondas de draft.