El sentimiento de aislamiento era tremendo para Larry Bird. Nacido en West Baden (French Lick Township, Orange County, Indiana, United States), un asentamiento que no llega al millar de habitantes en la actualidad. El campus de la universidad de Indiana albergaba a 30.000 estudiantes. Larry era un chico introvertido, que no tenía amigos y que no soportaba caminar varios kilómetros hasta llegar a clase. Él penso en más de una ocasión que tal vez podría encontrar en los entrenadores ese calor que desapareció en el momento que dejó French Lick. Esa esperanza se derrumbó a las primeras de cambio. Fue en un paseo nocturno cuando se cruzó con Bobby Knight, su entrenador al que no conocía todavía. Se dirigió a saludarle y el coach no le dirigió la mirada. Fue un duro mazazo para él.

La gota que colmó el vaso fue una factura abusiva por unas clases de bolos. Tampoco encontró el respaldo del resto de entrenadores. Cogió lo que había en la nevera de su apartamento, hizo las maletas y volvió a French Lick. Se matriculó en el Northwood Institute, pero abandonó a las dos semanas. Su caracter era indomable, se mostraba irritable…y tampoco era el más listo de la clase, como reconoció él años después. Aceptó un trabajo de limpieza y se encontró como nunca. Entre amigos, sin muros de hormigón…Luego, seducido por Bill Hodges, acabaría en Indiana State desde donde empezó a gestarse una leyenda.

Afortunadamente para él y para el baloncesto, supo escapar de un inicio de depresión que le causó la soledad del campus de Indiana.

"Si no fuera por él, literalmente, estaría muerto".

El actual pívot de los Timberwolves, Greg Stiemsa, tuvo la suerte de encontrar a su angel de la guarda en el peor momento de su vida. A diferencia de Bird, solo no hubiera podido escapar.

Ambos comparten mismo escenario vital. En el caso de nuestro protagonista, en Randolph, una localidad ubicada entre los condados de Columbia y Dodge, en Wisconsin, a 80 millas de Milwaukee. Un espacio con un censo de menos de dos mil habitantes en el que todos se conocen. Donde la tía Daisy elabora unas increibles tartas de manzana conocidas por todos; donde la mayoría dedican una parte del fin de semana a pasear por el Village Park; donde seguro que la mayoría de niños dieron sus primeras leccciones de baño en la Thornburg Swimming Pool. Un espacio tranquilo ligeramente alterado por la Highway 73, que actualmente atraviesa la población y que se ha convertido en la calle principal del municipio.

    • Honesty
    • Respect
    • Responsibility
    • Compassion
    • Self-Discipline
    • Perseverance
    • Giving

En ese ambiente familiar – y con estos valores promovidos en la educación local- creció un espigado muchachote que pronto empezó a destacar a nivel deportivo en el instituto local con el que consiguió 3 títulos de División. Algo nunca visto. Era el centro de atención y esto ya generaba un plus de responsabilidad para un chico de 18 años. Estamos hablando de una comunicad muy cerrada y volcada con el baloncesto gracias a la cercana presencia de un equipo profesional como son los Milwaukee Bucks y de la Universidad de Wisconsin Badgers, un buen programa de la NCAA.

Los éxitos personales y colectivos le llevaron a aceptar la oferta de Wisconsin Badgers, ubicada en Madison, una populosa ciudad de más de 200.000 habitantes a poco más de una hora de su pueblo. Ahí la presión empezaba a asfixiar: "Viniendo de un pueblo de 1.500 habitantes, el peso era enorme", declaraba en una entrevista a la CSNNE. La ilusión de la mayoría de padres de Randolph era que sus hijos pudieran salir de esta pequeña comunidad para crecer en una gran ciudad y Stiemsma encarnaba un poco ese sueño por lo que sus pasos eran seguidos con lupa.

En su primer año fueron los problemas físicos en el pie derecho los que mermaron su impacto, pero en su año sophomore apareció otro obstáculo con el que no contaba. El hecho de dejar los dormitorios del campus para pasar a vivir en un apartamento le liberó tal vez demasiado de su presión. Dejó de asistir regularmente a clase, empezó a saltarse todo tipo de rutinas y el hecho de no tener cerca a nadie que le controlara le ubicó en otra realidad, diferente de la que vivió en año freshman. La curva ascendente de aprendizaje en su primer año invirtió la dirección en su segundo.

"No había nadie que te dijera a qué hora tenías que ir a dormir o levantarte. Si no querías hacer algo, simplemente no lo hacías. Se llegó a un punto de no retorno que no pude detectar".

Los problemas académicos empezaron a aflorar y con ellos su distaciamiento respecto a los compañeros de equipo. No tenía la misma ambición con la que llegó y su interés decayó.

El detonante fueron las notas. Habían bajado tanto que su equipo le iba a declarar inelegible para el siguiente semestre del 2006. La reacción fue instantánea e intentó hablar con sus responsables académicos, pero fue inútil y fue castigado sin jugar. Hasta la fecha no había sentido nada especial para el baloncesto pero ahora veía que se le cerraba una puerta por su culpa.

"Algunas lágrimas se derramaron. Pensé en toda la gente a la que había decepcionado. A todo el pueblo, al cuerpo técnico a mis compañeros de equipo…"

La figura de Henry Pérez-Guerra es capital en esta historia. El preparador físico de los Badgers cuenta con 20 años de experiencia en el grupo y ha estado en 7 universitades además del Hospital de Madison por lo que es una persona acostumbrada al trato con personas en diferentes ambientes y situaciones. De hecho es una de sus principales virtudes.

Greg encontró en Henry el hombro que necesitaba, pero también ‘la patada en el culo’ (desde la más absoluta ternura y comprensión) que necesitaba para salir de una peligrosa situación.

"Hablamos durante dos o tres horas y creo que fue en aquel encuentro donde se dio cuenta de que realmente tenía un problema y de que quería mejorar", dijo el basketball athletic trainer.

El primer paso para el conocer las causas de su estado fue contactar con el médico del equipo y solicitar los servicios de un terapeuta. Era importantísimo reconocer el problema y querer atajarlo: "Sabía que tenía un problema y lo tenía que solucionar". A Greg también se le aparecieron las voces y consejos de su madre, que siempre le recomendó hablar con alguien siempre que tuviera un problema. Durante el tiempo en el que estuvo apartado del equipo, Stiemsma participó de varias sesiones con su terapeuta, quien le diagnosticó una depresión. Una vez detectado el problema (exceso de presión ante una situación que le desbordaba) se desarrolló un método de trabajo basado en pequeñas rutinas: levantarse, desayunar, ir a clase, leer un libro…La cadena volvía a engrasarse y todo empezaba a rodar de nuevo.

Poco a poco fue recuperando las ganas por el estudio y consiguió mejorar sus calificaciones, que le permitieron jugar las dos últimas temporadas. Los números del útlimo año (3.5 puntos, 3 rebotes y 1.1 tapón en 11 minutos) no le ayudaron a entrar en el draft del 2008 así que tuvo salir al mundo a buscarse la vida. El desafío era mayor que para cualqueir otro sénior debido al proceso por el que atravesó, pero no supuso ningún obstáculo ya que había vuelto a nacer y no pensaba desaprovechar esta nueva oportunidad.

Se debut profesional tuvo lugar en el Oyak Renault turco donde exhibió su facilidad taponadora. Combinó la liga turca con incursiones en la georgiana y coreana y la D-League (Sioux Falls Skyforce), la que le permitió hacerse un nombre y la que le permitió entrar en la NBA. Nada más y nada menos que con los Boston Celtics. La temporada pasada se convirtió en el ídolo de los aficionos tras un inicio de competición espectacular. Antes había defendido los colores de los Estados Unidos en los Juegos Panamericanos de Guadalajara (México) del 2011, consiguiendo una medalla de bronce.

Al término del pasado curso, Stiemsma se mudaba más cerca de casa, a Minneapolis, para convertirse en un especialista más junto a Rick Adelman, otro técnico de jugadores.

En cualquier sitio en el que juegue, o en cualquier otra situación profesional, "siempre estaré orgulloso de Greg", señala Pérez-Guerra.

"Sabe que este problema lo tendrá toda la vida pero tienen las harramientas y recursos necesarios para hacer todo lo que está logrando".

Como dice su ángel de la guarda, ha sabido coger el toro por los cuernos.

*Este artículo no habría sido posible sin el gran trabajo de la compañera Jessica Camerato, reportera de CSNN.com.