No queda ningún aficionado NBA sin conocer una de las historias con más calado de la temporada: la de Julius Randle y ‘sus’ New York Knicks. Muchos de los fans, incluso los propios compañeros y cuerpo ejecutivo de la franquicia, se derriten en elogios y agradecimientos por el paso adelante que el All-Star ha dado esta campaña. Incluso alguno lo llega a considerar salvador de una franquicia que quedó desamparada durante buena parte de la última década.
Lo que confesó Randle es que, primeramente, él tuvo que pedir auxilio para seguir creciendo como jugador. Durante su charla en “The Woj Pod”, el podcast conducido por el ‘insider’ Adrian Wojnarowski, la estrella de los Knicks dijo: “fue como si me hubiesen salvado”. Ahí es donde Leon Rose y William Wesley, presidente y vicepresidente ejecutivos, entran en la ecuación.
La temporada pasada, su primera en Nueva York, tuvo algunos baches para el ala-pívot, en un equipo con pocas aspiraciones y con un balance final de 21-45, siendo imposible que la NBA invitara a la franquicia neoyorquina a la burbuja de Orlando. La mala dinámica y el enorme tramo sin competición para los de la Gran Manzana provocó en Randle momentos de frustración e impotencia. En una de esas noches en las que no estaba contento, se vio con Leon Rose, William Wesley y Kenny Payne. El jugador les contó su situación, sentía que algo no iba bien. En ese momento Rose y Wesley formaban parte de Creative Artists Agency, agencia que representa a Randle. Por su parte, Kenny Payne ocupaba el cargo de asistente en la universidad de Kentucky, donde militó el propio Randle en la 2013-14. Meses después, los tres pasaron a formar parte de los New York Knicks. “Leon tomó el trabajo y no mucho más tarde Wes le siguió”, contó el Randle.
Lo que no sabía Julius es que esa cena con su gente de confianza iba a ser el desencadenante que cimentara la cultura que la ciudad de Nueva York pedía a gritos. “Wes me llamó. Me dijo, ‘¿qué necesitas para ser un All-Star? ¿Qué necesitas para liderar a este equipo?’. Le contesté: ‘necesito seriamente un entrenador que me haga responsable, un entrenador que me empuje’.”
Ese entrenador es Tom Thibodeau, con Kenny Payne siendo una parte importante de su staff técnico. Payne reclutó a Randle para la universidad y ayudó en su desarrollo para ser seleccionado arriba en el Draft. Es evidente que, aparte del trabajo que Randle ha hecho durante la ‘offseason’ para estar en forma y ampliar sobremanera sus recursos ofensivos, la mano de ‘Thibs’ ha ayudado a que el jugador sea All-Star, un serio candidato al Jugador Más Mejorado y también para entrar en un quinteto ideal de la NBA al finalizar el curso. Mientras que el año pasado no hizo unos malos números -teniendo en cuenta que jugaba en un equipo perdedor-, este 2021 está firmado números dignos de una estrella. Ha mejorado en todos los apartados estadísticos y es el jugador con más minutos sobre la pista en la toda NBA.
2019-20: 19.5 PTS / 3.1 AST / 9.7 REB / 0.8 TAP / 46% TC / 27.7% T3
2020-21: 23.9 PTS / 6.1 AST / 10.5 REB / 1 TAP / 46% TC / 41% T3
Toda esta mejoría individual y la medalla de líder que le ha colgado Thibodeau han llevado a Nueva York a una situación en la que no se veían desde hace, por lo menos, siete años. Se sitúan cuartos, empatados con los Hawks, en la Conferencia Este, con un récord positivo de 33-27 y una tremenda racha de ocho victorias consecutivas ante rivales de todo tipo que hacen soñar a los ‘knickerbockers’ con entrar a Playoffs sin ni siquiera pasar por el torneo del play-in.
“No importa qué ocurra durante la temporada, las lesiones, un calendario duro, lo que sea que nos echen, nosotros siempre encontramos una manera de ganar. Eso es lo que realmente nos importa", explicó Randle. “Sólo quería un entrenador que nos exigiera y empujara, que tenga claro que ganar es lo primero y no otros asuntos”. Y lo ha encontrado.
Randle llegó a su tercer en equipo en su sexto año de carrera profesional en 2019. Su contrato finaliza en un año, pero ya ha mostrado por activa y por pasiva que no piensa en otro lugar para competir. De hecho, aterrizó en Nueva York atraído por la idea construir una entidad ganadora siendo una de las piezas centrales del proyecto y ya ha podido experimentar cómo es ser un líder en un equipo con una dinámica ganadora. “Espero poder seguir construyendo aquí, traer uno o varios campeonatos en el futuro, porque, honestamente, no creo que haya un lugar mejor para ganar que aquí."