Afirman los expertos que la última fase en la recuperación de una grave lesión suele ser la más dura. Un último estadio en el que el aspecto mental tiene un mayor peso que el físico. El volver a recobrar las sensaciones en la pista y ganar en seguridad, dejando al margen todo miedo a recaer en la lesión, es un salto cualitativo que no es absolutamente fácil y que requiere fortaleza mental por parte del jugador.
Ricky Rubio parece por fin estar cerca de poner punto final a esta última fase. El base de los Minnesota Timberwolves volvió a pisar una pista de la NBA en un partido oficial el pasado 15 de diciembre, 9 meses después de aquel fatídico 9 de marzo, en el que en los últimos segundos del choque que enfrentaba a su equipo con los Lakers se rompía el ligamento cruzado anterior de su rodilla izquierda. Veía por fin la luz después del túnel. Pero su regreso no iba a ser idílico.
En el primer mes tras la vuelta a la competición, hemos visto a un Ricky Rubio de perfil bajo. Algo timorato, inseguro y con un acierto en el tiro ciertamente paupérrimo, en los minutos limitados en pista solamente hemos podido gozar de la magia de Ricky en pequeñas dosis, breves fogonazos de genio. Previsible y calculado, imposible volver a ser el que era a las primeras de cambio.
Gradualmente Ricky ha ido ganando minutos de juego, sus minutos en pista han ido aumentando y también su seguridad en la pista. Y el resultado final de esta etapa se ha vislumbrado en esta última semana. En los encuentros disputados ante Spurs, Blazers y Knicks, Ricky Rubio ha sumado más de 30 minutos en pista y la magia ha regresado a su juego. 15 puntos y 14 asistencias ante Blazers; 9 puntos y 11 asistencias ante Spurs; para acabar la semana con 18 puntos y 11 asistencias frente a los Knicks. 14 puntos y 12 asistencias de media para un Ricky que vuelve a ser el que maravilló a toda la NBA el curso pasado. Cierto es que su equipo no ha ganado ninguno de esos partidos, pero la ausencia de jugadores del calibre de Kevin Love o Andrei Kirilenko (grandes finalizadores) por lesión, también dan más mérito al alto número de asistencias repartidas. Ha vuelto el verdadero Ricky Rubio. Y lo ha hecho para quedarse, definitivamente.