En el verano de 2011 la selección española llegaba al Eurobasket intentando repetir el título logrado en 2009. Las expectativas eran máximas y además la afición estaba muy ilusionada por la aparición de un nuevo componente: un ala-pívot de origen congolés, que aportaba al equipo una exuberancia atlética que no se había visto antes. Los 5 tapones que puso en la final impulsaron a un equipo que venció a un duro rival, la Francia de Parker, Diaw y Noah. Aquel día, Ibaka cumplía 22 años. En España, la pregunta era el número de All-Star y de premios al Defensor del Año que iba a ganar en la siguiente década. Cinco años después, nos cuestionamos cuáles son las razones del estancamiento que ha tenido y cuál es el futuro que le espera en Florida.
Papel en los Thunder
No hay duda de que en un equipo en el que militen Durant y Westbrook el protagonismo del resto de los miembros del equipo se reduce a la mínima expresión. Aun así, siempre queda un resquicio en el que se puede meter la cabeza para reclamar una pequeña cuota de protagonismo.
Ibaka siempre ha estado a la alargada sombra de las estrellas de su equipo. Él ha aceptado gustosamente este rol, convencido de que es la mejor manera de ganar el mayor número de partidos posibles y de explotar las capacidades de sus brillantes compañeros. Sin embargo, se puede apreciar una ligera sensación de acomodamiento en el hispano-congolés, debido a dos factores.
En primer lugar, en estos siete años de convivencia con Durant y Westbrook, Ibaka solo ha asomado la cabeza en acciones aisladas, en las que saca a relucir su superioridad física y su instinto para llegar a la ayuda, lo que se transforma en soberanos tapones. Pero no ha dejado meses ni semanas enteras para el recuerdo, en las que haya podido mostrar una evolución clara de su juego. Sin embargo, ha tenido compañeros que sí lo han hecho, como Steven Adams en estos playoffs, que volvió loco a todo el juego interior de dos equipazos como los Spurs y Warriors. Anteriormente, Reggie Jackson intentaba demostrar en sus escasos minutos como suplente de Westbrook que pertenecía a la élite de los bases de la liga.
En segundo lugar, Durant y Westbrook, como muchos jugadores de la NBA, no han sido ajenos a las lesiones de larga duración. En la temporada 2014-2015 Ibaka tuvo la ocasión de demostrar que podía tirar del carro de una franquicia NBA, ya que Durant solo jugó 27 partidos y Westbrook se perdió 15. Especialmente grave fue el inicio de temporada. Durant la comenzó convaleciente de una fractura de tobillo y Westbrook se lesionó en el primer partido de la temporada. El ala-pívot tenía que echarse el equipo a la espalda, y el balance victorias-derrotas entre octubre y noviembre fue de 5-12. Un resultado terrible, ya que, aunque remontaron y acabaron la temporada con 45 victorias, no fue suficiente para entrar en los playoffs en otra temporada de un nivel extraordinario en la Conferencia Oeste.
Especialización de su juego
Una de las razones por las que no ha dado este salto en su rendimiento ha sido la evolución que ha tenido su juego en los siete años que lleva en la NBA.
Cuando Ibaka llegó a la NBA, era un jugador por formar. Tenía 20 años, y la temporada anterior había estado jugando en la liga ACB con el Bàsquet Manresa, donde había tenido un rol complementario. Era un jugador interior con las características típicas de la nueva NBA: instinto para el tapón, actitud defensiva y un físico fibroso que le permitía tener una gran capacidad de salto y velocidad lateral. En la faceta ofensiva era un jugador por pulir y en la defensiva tenía grandes defectos que corregir, como la defensa individual o su excesiva tendencia a ir a por el tapón, lo que le hacía ser víctima de amagos.
La evolución de Ibaka es muy común en la NBA. El cuerpo técnico analizó lo que necesitaba el equipo de él, y enfocó su progresión hacia esas facetas. Así, desarrolló un tiro de media distancia muy convincente, que le hace ser una amenaza y abre espacios para las penetraciones de sus compañeros. Además, en las dos últimas temporadas se ha animado con el triple, y no se le da mal. En ese periodo de tiempo, ha lanzado 2,7 triples por partido, anotando un 35% de esos tiros. Además, su capacidad taponadora es excelente, especialmente en la ayuda, lo que reduce notablemente la anotación en la pintura del equipo rival cuando está en cancha. Ibaka promedia en su carrera 2,5 tapones en 28,8 minutos de juego.
Sin embargo, da la sensación de que debería mejorar ciertas facetas en su juego para que llegue a ser un jugador más completo. Su defensa individual es cuestionable, ya que sigue cayendo con frecuencia en amagos y le cuesta parar a interiores anotadores. En la serie contra San Antonio, LaMarcus Aldridge exhibió todo su repertorio ofensivo ante un Ibaka que se vio superado por el talentoso ala-pívot de los Spurs. Además, su capacidad anotadora termina con el tiro que antes mencionábamos. Su creación desde el bote y su juego al poste son inexistentes, lo que le hace ser un jugador previsible en sus movimientos. Asimismo, su capacidad de pase es escasa, lo que se ve reflejado en su promedio de asistencias, 0,6 en su carrera. Por último, da la sensación de que Ibaka debe ser más agresivo en el rebote. En ese aspecto, sus compañeros Adams y Kanter han sido un vendaval en estos playoffs, razón por la cual han compartido minutos en pista en más ocasiones de las esperadas, en detrimento del hispano-congolés.
Futuro en los Magic
Tras el análisis de la evolución de Ibaka, sin duda condicionada por su rol complementario en los Thunder, nos queda por estudiar el futuro que le espera en Florida. A priori el traspaso no parece muy favorable para los Magic, sobre todo después del fichaje posterior de Biyombo. Los Magic ya tenían una pareja interior de futuro, formada por Aaron Gordon y Nikola Vucevic. La cuestionada defensa del montenegrino podía explicar la llegada de Ibaka, ya que Gordon, una de las esperanzas de futuro de los Magic, se mantenía como titular. Sin embargo, la incorporación de Biyombo parece relegar a la promesa al banquillo.
Ibaka experimentará una situación desconocida en su carrera. Los Magic son un equipo joven, que intentará continuar su progresión esta temporada. Sin el esplendor de dos superestrellas de la liga, puede que Frank Vogel quiera que Ibaka dé un paso adelante en su juego, y se convierta en la referencia ofensiva interior de los Magic. Esperemos que el ala-pívot haya aprovechado el verano y haya pulido su juego para demostrar al mundo que el encorsetado rol que tenía en los Thunder era insuficiente para él.