La temporada pasada, la del debut de Ricky Rubio, Kevin Love exigía un equipo competitivo, un proyecto que garantizase la disputa de la segunda fase ya para esta temporada.
El verano fue muy activo para David Kahn. Por primera vez en su carrera en Minnesota conseguía más elogios que palos. Conseguía deshacerse de activos ‘tóxicos’ (con perdón) como Wesley Johnson (2.3ppp en Phoenix), Wayne Ellington (4.8 ppp en Memphis), Darko Milicic (¿¿¿¿???) o Michael Beasley (15.2 ppp en Phoenix). Ha sabido picar en el mercado europeo con un joven valor con Alexey Shved y con otro contrastado, Kirilenko. Buenos refuerzos también los conseguidos de la liga doméstica como Chase Budinger, Dante Cunningham o incluso Greg Stiemsma, que es el segundo mejor taponador con tan sólo 13 minutos jugados por partido.
La sucesión de lesiones -incluida la apuesta arriesgada la de Roy– se podría fácilmente equiparar a las bíblicas plagas de Egipto, pero el equipo consigue ganar 5 de sus 9 primeros equipos. Sin Rubio; without Love; sin apenas disfrutar de un muy interesante Budinger. Con retales.
La llegada del pívot de Santa Monica tuvo el impacto estadístico que requería la figura: 34 puntos y 14 rebotes, pero derrota contra Denver Nuggets. Le siguieron otra caída contra Blazers (24 puntos y 13 rebotes) y otra ante Warriors (15 puntos y 15 rebotes). La primera victoria llegó contra los Kings (23 puntos y 24 rebotes) y luego siguió un mix de derrotas (Clippers y Celtics) y victorias (Bucks, Sixers. Cavaliers y Nuggets). En el último éxito contra Denver, Love anotó 8 puntos con un 3/17 en TC (0/3 en T3).
En total, 5 victorias y 5 derrotas sin Kevin Love y 5 derrotas y 4 victorias con el jugador formado en UCLA. Sólo números.
Esta pretemporada, la estrella de los T-Wolves agradecía el esfuerzo hecho por la organización a la hora de formar un roster que entendemos que es muy competitivo. A las primeras de cambio se ha despachado a gusto contra la diredtiva, contra su visión de futuro, en una entrevista concedida a Yahoo Sports. Ya ha dicho que no se arrepiente de ello. En todo caso lamenta el haberlo hecho público. Los medios hablan de que tal vez se sienta superado por la expectación que sigue envolviendo la figura de Ricky Rubio, ese jugador mágico. Tal vez molesto por un contrato no de su agrado. Incluso muy molesto por unas sospechas generadas a raíz de su lesión en la que se cuestionba si ésta fue trabajando duro para el equipo. Esto y las palabras del propietario, Glen Taylor, dudando sobre su capacidad de lidear a los Wolves hacia los playoffs acabaron encenciendo al californiano.
Ha sido un golpe sobre la mesa de un líder. Pero déspota e individualista. Lejos de alabar el buen comportamiento de sus compañeros durante su ausencia, habla de nulas perspectivas de futuro con jugadores que cambian cada año (dinámica habitual en los últimos años en la franquicia). Ese resquemor con la directiva no puede salpicar de manera directa hacia sus cómplices en el parquet. No está siendo justo.
Los Wolves ganaron 21 de 41 partidos con Ricky Rubio en su año rookie. 24 de 55 con Kevin Love; 3 victorias en 15 partidos con Love desde la lesión de Ricky. Sólo números.
Esperemos a que la ex franquicia lagunera recupere al de El Masnou y forme con Love una de las mejores sociedades posibles. Son octavos en el Oeste (10-9), con muchísimo camino por recorrer.
Una pizquita de amor, Kevin.