Cerrar la temporada con un cuatro a cero en contra, sin opciones de tan siquiera ganar un partido, puede dejar un regusto amargo a cualquiera. Un sabor agridulce que puede ocultar las virtudes y las alegrías de una temporada completa. Un sweep suele traducirse en un verano lleno de dudas y decisiones precipitadas para encontrar soluciones rápidas que en la mayoría de las ocasiones no son las correctas. Sin embargo, en el caso de los Utah Jazz, sabiendo que el 4-0 ha llegado a manos de los Warriors, deja un sabor realmente dulce a pesar de la derrota. Porque los Jazz, después de mucho tiempo, han vuelto para quedarse en la élite de la NBA. Una élite que no conocían desde la salida de su figura más importante de todos los tiempos, la del legendario Jerry Sloan

youtube://v/O7sLtc6NvNg
 
Desde la salida del mítico entrenador, allá por 2011, tras una fuerte discusión con Deron Williams en las que se precipitó el fin de un proyecto sólido, la franquicia de Salt Lake City no sabía lo que era competir con plenas garantías.  No conocía la sensación de recoger los frutos del trabajo bien hecho. Y es que desde la temporada 2009-2010, el equipo del estado mormón no llegaba a las 50 victorias en Temporada Regular y no ganaba una ronda de Playoffs. De golpe y porrazo, siete años después, han roto con la mediocridad. Y lo han hecho tras años de trabajo y de decisiones acertadas. Como una metáfora del lugar que les acoge, los Jazz han ido despacio, tranquilos, sin acaparar foco mediático alguno, recluidos en un pequeño lugar de la NBA sin que nadie se fijara en ellos, para, este año, de nuevo, saltar a la primera plana. Quintos del Oeste, por momentos llegando a estar cuartos, y con un proyecto que promete seguir creciendo de la misma que lo han hecho hasta ahora. Porque si en la temporada 2011-2012 volvieron a los playoffs para, inmediatamente, volver al pozo más hondo de la liga (pasaron de 43 a 25 victorias), ahora los Jazz han construido unas bases suficientemente sólidas para que dicho revés no vuelva a suceder. 
 
Sin embargo, y aunque los mimbres son resistentes, penden de un hilo llamado agencia libre. Y es que dos de los motivos de la espectacular temporada en Salt Lake, Gordon Hayward y George Hill, terminan contrato, y tienen la libertad de elegir equipo. El base parece convencido de seguir en Utah. Después de varias temporadas sin brillar en Indiana, su llegada a los Jazz ha sido más que beneficiosa, y mientras que las lesiones no le afecten tanto como este año, ambas partes están condenadas a entenderse. A menos que el objetivo sea buscar un base de un perfil más alto, un base de primer nivel que sea agente libre. Más allá de Chris Paul y Stephen Curry, Kyle Lowry podría ser el indicado. Sin embargo, todas las miradas están puestas en Gordon Hayward. El primer All Star de la franquicia desde Deron Williams en 2011, tiene a la NBA encandilada. Ya es una estrella de la liga, y varios equipos sueñan con hacerse con sus servicios. El primero de ellos, y el más peligroso para Utah, es Boston Celtics, equipo que entrena Brad Stevens, mentor de Hayward en la universidad de Butler. Sin embargo, parece que Hayward continuará en la que ya considera su casa. 
 
youtube://v/r-ZCdOcYNf4
 
Con la continuidad del All Star asegurada y junto a la imponente, cada vez más, figura de Rudy Gobert, los Jazz deben mirar al futuro como el desafío que es. El Oeste parece el coto de caza privado de los Warriors pero Utah ya ha demostrado no temer a nada. De la mano de Quin Snyder, el arquitecto de estos Jazz, han conseguido la confianza y la seguridad necesaria, y ahora tan sólo se trata de ir dando los pasos adecuados en los momentos adecuados. Las bases están puestas. ¿Cuál es el siguiente paso? Quizás, la primera medida sea intentar traer un jugador de primer nivel más a la plantilla, que conforme junto a Hayward y Gobert la base del equipo. Dotar de puntos a un equipo que nace y muere en la defensa, sin perder, precisamente ese componente que les hace únicos: la solidez defensiva. Porque Utah ha demostrado ser un equipo de primer nivel defensivo. Uno de los mejores cuando se trata de evitar que el rival enceste, sin embargo, ha mostrado notables carencias en el aspecto ofensivo. Sin Hayward, los Jazz no encuentran puntos más allá de las apariciones esporádicas de Joe Johnson, un veterano que ya no está para dichos trotes, y de un prometedor Rodney Hood que sin embargo no ha encontrado la estabilidad en el apartado de las lesiones. Con Gobert convertido ya en uno de los mejores defensores del campeonato, se trata de acompañar a Hayward en las tareas ofensivas. Para ello, quizás, deban sacrificar a alguno de sus jugadores importantes: Derrick Favors, Dante Exum, Boris Diaw, Alec Burks o el mismo Hood. Muchos de ellos jóvenes con enorme proyección que sin embargo no han acabado de explotar en el parqué del EnergySolutions Arena. 
 
Pero no hay que olvidar de donde se viene. Un paso en falso puede desmantelar un proyecto más que interesante, que tendrá a partir de ahora, la exigencia de uno de los mejores equipos del Oeste. Hasta ahora, el radar había pasado de largo, pero tras una temporada espectacular, se trata de confirmar lo que toda la NBA piensa ya. Los Jazz han vuelto, y esperemos que para quedarse.