A falta de 9 minutos para el final del Game 4 de la serie OKC-Clippers, Oklahoma ganaba 82-66 en el Staples Center. Los Clippers llevaban 2/20 en triples, Blake Griffin tenía 5 faltas, Chris Paul no metía una (6/17 en tiros de campo en ese momento) y todo parecía ir rodando hacia el 3-1 para los Thunder. No obstante, los Clippers se marcaron un parcial de 35-17 en esos 9 minutos, se llevaron la victoria por 101-99 y pusieron el empate a 2 en la eliminatoria.
 
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Lo que sigue es un análisis tras un segundo visionado del partido sobre qué pasó durante esos minutos, y qué cantidad de culpa es directamente atribuible al entrenador de Oklahoma City, Scott Brooks.
 
Primero, la letra pequeña. En este tipo de remontadas siempre hay una parte de mérito del equipo que remonta, una parte de culpa del que iba ganando, y una parte considerable de suerte. En este caso concreto hubo varias razones para esta remontada, a saber, por orden de importancia:
 
1) Los Thunder fueron masacrados por el pick&roll alto de Chris Paul y Blake Griffin.

Los Clippers básicamente emplearon (con pequeñas variaciones) una única jugada en ataque estático durante ese periodo: bloqueo alto de Griffin a Chris Paul y lo que surja. El resultado fue demoledor. Antes del fallo de Griffin en la extrañísima última posesión del partido, los Clippers anotaron en 17 de las 18 posesiones que tuvieron durante esos 9 minutos.
 

Contra esta jugada, Scott Brooks lo intentó casi todo: puso sobre Paul, sucesivamente, a Westbrook, Durant, Sefolosha y Jackson. Intentó hacer cambios automáticos o que el defensor pasase el bloqueo. Intentó que los exteriores se quedasen con los tiradores para evitar los triples, o que ayudasen de modo más agresivo a los compañeros involucrados en el pick&roll. Nada funcionó ante el clínic de un Paul que mostró todo el repertorio: desde buscar su tiro hasta conectar con los cortes de Griffin, pasando por abrir balón a los tiradores o aislar al poste bajo a Griffin con Durant tras el cambio defensivo.
 
2) Los Thunder mostraron un balance defensivo tan horroroso que impresionaría hasta a los Lakers.
 
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A 8:30 minutos para el final los Clippers perdían por 12 puntos (82-70). A falta de 3 minutos el resultado se había apretado hasta un 90-89, y 10 de esos puntos de los Clippers fueron obtenidos a través de contrataques. Y si bien un par de dichas canastas vinieron tras sendas pérdidas de balón de Durant casi imposibles de recuperar, otros vinieron simplemente tras tiros fallados o incluso tras canastas anotadas por los Thunder. Todo el desastre de la transición defensiva de Oklahoma quedó especialmente en evidencia con la última canasta de los Clippers; una bandeja solitaria de Darren Collison después de que todo el equipo Thunder se quedase embobado mirando si Reggie Jackson conseguía ganar a Griffin un rebote de ataque (spoiler alert: NO). Esa última acción de Collison ponía a los Clippers 101-97 arriba a falta de 35 segundos, dándoles un margen de ventaja que resultó definitivo.
 
3) Si los Clippers siempre hicieron una única jugada, los Thunder hicieron una menos.
 
A estas alturas, ya debería quedar claro que los defensores pequeños y rocosos de manos rápidas (véase Tony Allen) se le dan fatal a Durant. No le dejan recibir en posiciones de ventaja, ni puede dejarlos atrás en dribbling. Sabiendo esto, Doc Rivers ideó un plan para atascar el ataque Thunder en esos minutos que le salió bordado.
 
Y no es que el plan de Rivers fuese mecánica cuántica: básicamente se reducía a que Chris Paul no dejase recibir a Durant, y a mandar un segundo defensor rápidamente en cuanto lo hiciese. Michael Scofield se lo curró mucho más para intentar sacar a su hermano de la cárcel en Prison Break. Y sin embargo, el plan funcionó relativamente bien porque los Thunder se empeñaron en jugar a través de su MVP.
 
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El tema es este: usar a Durant como señuelo dejaba la siguiente situación: 1) Westbrook emparejado con un Collison al que ha fundido como y cuando le ha dado la gana durante toda la serie. 2) Reggie Jackson emparejado con ese horror en la defensa del uno contra uno llamado Jamal Crawford, y 3) a un Blake Griffin con 5 faltas como único protector del aro. (Nota relevante aquí: Griffin promedia 0.6 tapones por partido). Añadamos a esto que quitar a Durant y Chris Paul de la ecuación dejaba a estos hombres jugando 4 contra 4 (espacios por todos lados) y la estrategia se entiende aún menos. Curiosamente, cada vez que los Thunder se olvidaron de Durant y jugaron entre ellos durante esos minutos acabaron generando un tiro cómodo.
 

Los dos primeros puntos –los más importantes, dicho sea de paso– tienen menos que ver con las decisiones estratégicas de Brooks que con la propia ejecución de los jugadores. Los Thunder han demostrado ser perfectamente capaces de ralentizar a Paul y Griffin en el pick&roll, y de hacer buenas transiciones defensivas. Anoche, simplemente no lo hicieron en esos minutos.
 
El tercer punto es más delicado. Cuando el partido se aprieta los Thunder directamente no juegan ningún tipo de sistema. Simplemente realizan una serie de movimientos coreografiados hasta que quedan como 8 segundos, momento en el cual Durant o (principalmente) Westbrook se la tiene que jugar antes de que el tiempo acabe. La falta de opciones ofensivas es responsabilidad de Brooks. Sin embargo, la ejecución de los pocos movimientos que los jugadores realizaron fue lamentable. Especialmente la jugada estrella de Oklahoma, a saber, el pick&roll alto entre Westbrook y Durant, en el cual no hicieron ni el pick ni el roll. Las únicas dos canastas que Durant anotó durante esos minutos vinieron de las únicas dos veces que recibió un bloqueo en condiciones. No parece casualidad.

En todo caso, Oklahoma no perdió por anotar sólo 19 puntos en esos 9 minutos. Perdió porque recibieron 35 en esos mismos 9 minutos. Aunque las críticas recibidas se centren principalmente en la canasta que atacan.

¿Significa esto que Brooks esté libre de culpa? Claramente no, pero tampoco es justo atizarle más de la cuenta. Las dos cosas que más sorprenden de las decisiones de Brooks fueron:
  1. Que no pusiese en pista a Perkins, esto es, su mejor defensor alto del pick&roll y quien mejor pone bloqueos a sus compañeros. Porque se diría que si Durant tiene problemas para recibir, un bloqueo bien puesto ayudaría. Perkins, por cierto, estaba con un +22 a lo largo del partido.
  2. Que no ordenase hacer falta en la última jugada. Los Clippers ganaban de 2 y faltaban 27.5 segundos. A los Thunder no les quedaban tiempos muertos. En esas circunstancias, a los angelinos les bastaba con dejar que el tiempo pasase y tirar a canasta en los últimos 2 segundos de posesión. A Oklahoma no les quedaría tiempo para coger el rebote y sacar un tiro. Sin embargo Griffin decidió incomprensiblemente tirar a canasta, dejando 6 segundos. En ellos OKC montó un rápido ataque y tuvo un triple de Westbrook para ganar el partido que, si bien no entró, es un lanzamiento que ha metido con asiduidad esta temporada, y con más asiduidad todavía en las posesiones clave de los partidos.
Brooks sigue siendo un entrenador con un gran signo de interrogación encima, pero no conviene exagerar la situación. Y si bien los Thunder han perdido una oportunidad absurdamente buena de poner un 3-1 casi definitivo en la serie, la realidad es que pese al 2-2 siguen siendo los favoritos para pasar de ronda.

Eso sí, necesitarán ejecutar sus acciones mejor sobre la pista.