Había que volver a convencer. Rudy, uno de los cuestionados, se ofreció voluntario para iniciar el huracán desde un triple y rebote hecho mate de una bola suelta. España se lanzó con este juego agresivo al acoso de los checos, con el mallorquín al frente. Bloqueados, éstos buscaban chispa en Satoransky sin poder siquiera plantear sus ataques ante un bloque defensivo -esta vez sí- ordenado y coherente. Perdían balones y así, aunque no entraran los triples de España, cerrados atrás los de Orenga y activos en el rebote, garantizaban una victoria de marcadores bajos, pero cómoda (18-07).

Con el segundo cuarto lograron arrancarse los checos. Haciéndose también fuertes en defensa, afinaron y sus ataques arrancaron faltas, tiros libres con los que empezar a sumar antes de que un triple de Pumprla cayera sobre el marcador (20-18). Regresó Rudy, otro triple para desatascar y desahogar, y Calderón puso los galones con un 2+1 para reanimar a la Selección (26-18). Ya herían los checos en ataque, pero insistió España en defender y así, a pesar del mate de rabia con que Vesely se estrenaba poco antes del descanso, conservó la victoria (33-25).

La misma reanudación parecía sonreír a los de Orenga: Satoransky cumplía nada más arrancar su cuarta personal y volvía al banquillo. Los checos, sin embargo, insistieron en la defensa que los había mantenido y mantendría en el partido, y así unos y otros supieron aguantarse atrás, concediendo muy poco; una canasta de Vesely y otra de Llull que ponía los diez de ventaja para España (40-30). No por ello se iba a arrugar la República Checa, empujó y logró un parcial de 0-5, triple frotal incluido de Barton, que entre Mumbrú y Ricky supieron devolver. Llegaba el último cuarto, con la ventaja psicológica y un firme juego de España (47-37).

Era precisamente esta firmeza su principal aval, y otra vez desde el juego Ricky-Rudy tomaron carrerilla los de Orenga (51-37). Las manos rápidas para robar y atentos todos al contraataque, insistía un Rudy trabajador, ahora para robar balones. Ni le salía nada a los checos ni lo permitió España desempeñando un ritmo alto de juego que ahogaba y castigaba, sin precisión en el tiro, pero con todas las garantías de la defensa. Fuera totalmente del partido, regalaron un último cuarto maravilloso, fácil, hecho para España, que sólo tuvo que mantener la intensidad para llevarse sin forzar demasiado la victoria.

Las claves del partido:

  1. La defensa desactiva el timón checo: Orden y seriedad atrás, con la intensidad de una defensa agresiva y coherente, los hombres de Orenga dejaron a la República Checa en 7 puntos al final del primer cuarto. Incapaces durante los primeros diez minutos, Satoransky (1/5 en tiros de campo y 2 pérdidas, 5 puntos y ninguna asistencia) se vio rápidamente fuera del partido, incapaz de dirigir y encontrar dónde hacer daño. Clave para que España atacara sin más presión que la del compromiso atrás, con las garantías de concender pocos puntos a su rival a la hora de disponer sus ataques.
  2. Una gigantesca lucha por el rebote: Un nivel impresionante el que llevaron los dos equipos a la captura de balones, que estrechó aún más las distancias cuando fue necesario. 45 (12+33) para España, 46 (13+33) para República Checa. El trabajo reboteador en los nuestros fue más repartido, con Marc Gasol como principal artífice (10, 9 al descanso) y arropado por Rudy (8), Víctor Claver (6) y Aguilar (5). Los checos, por su parte, respiraron en los brazos de Lubos Barton (12) y sobre todo Vesely (14, 6+8).
  3. Jan Vesely: Incapaz, tardó casi 20 minutos en anotar. Compensó con su trabajo, garantizó rebotes e insistió cuanto pudo, y puso la puntilla a las reacciones checas ya en la segunda parte. Sin embargo, desquiciado por la defensa de sus rivales, su dominio reboteador no logró quitar ese mal sabor de boca, la impresión de que no había ejercido como el líder que los suyos necesitaban: 7 puntos (3/8 en tiros de campo, 1/2 en tiros libres), 14 rebotes (6 en ataque) y 2 robos.
  4. Rudy: Mejor desde el trabajo, intenso al arranque, desaparecieron sus ofensivas para luego volver y emplearse a fondo en los robos y ataques en carrera. Al final no resolvió el partido con su tiro, pero se quitó de encima dudas y miradas, cumplió ante República Checa y sobre todo cumplió con el equipo: 14 puntos (4/7 en tiros de 2, 2/6 en triples), 8 rebotes y 4 robos.
  5. Un último cuarto para enmarcar: Y que nos trajo el regreso de la “doble erre”, la complicidad desatada y alquímica de esos dos elementos que se buscan, se atraen y se complementan: Ricky y Rudy, Rudy y Ricky, dos niños que volvieron a hacer de las suyas para apoderarse del último periodo. No parecía imposible para los checos, pero éstos saldaron los últimos diez minutos con 2 puntos. Así, imposible, y sobre todo si España robaba y corría, volaba. Al final pareció fácil. Hubo chispa. 

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