Los primeros compases del encuentro destacaban por el enorme acierto de un Alberto Corbacho inspirado; el mallorquín había salido con la pólvora preparada. Los de Moncho Fernández habían salido a morder desde el salto inicial, estaban muy acertados y correctos en defensa, ayudándoles a marcar las primeras diferencias (7-10). El Gran Canaria se encontraba adormilado viendo como Corbacho seguía viendo el aro con facilidad, necesitaban un cambio y Pedro Martínez movió piezas en busca de hacer reaccionar a los suyos. Obradoiro continuaba con su buena dinámica defensiva y sometía a los locales a sudar sangre para anotar, que tenían en la línea de libres a su mejor aliado. Ese gran rigor defensivo gallego hizo que, de momento, saltara la sorpresa en el CID (18-23).
Obradoiro seguían imponiendo su ritmo al partido, los compostelanos tenían muy claro el tipo de partido que querían y lo estaban jugando del tal forma que, con un acierto voraz, se iban de trece puntos (19-32). Atascado en ataque, el Gran Canaria se había metido en una vorágine negativa de la que no conseguía salir, pues en cuatro minutos de segundo cuarto solo había anotado un punto. La pájara amarilla era grande, muchos errores y muchas pérdidas tontas les estaban pasando factura, y el colchón de Obradoiro seguía creciendo aprovechando cada resquicio local (22-36). Los de Moncho Fernández mantuvieron el tipo ante las embestidas amarillas por acercarse en el marcador y cerraban una gran primera parte por delante (26-39).
La tensión se hacía notar en el reciento de la Avenida Marítima, pero pasaban unos minutos en los que ninguno de los dos equipos respondía con canastas, solo el CID rugía con fiereza. El juego era bronco y muy duro, sobre todo en la zona. El Gran Canaria reaccionaba, como si de un boxeador al borde del K.O sobre un cuadrilátero se tratase y rompía la barrera de los diez puntos para ponerle más sal al partido (34-41). Los amarillos apretaban con garra, cambiando las tornas y poniendo al Obradoiro contra las cuerdas. El partido estaba en un puño, el Granca empujaba con fuerza pero el conjunto gallego aguantaba y aguantaba con diez minutos por jugarse todavía (44-48).
El encuentro se ralentizaba y Obradoiro apretaba de nuevo en defensa, aferrándose a su ventaja. El acierto amarillo tampoco ayudaba, los gallegos bordaban la parcela defensiva y era muy difícil meterle mano. Aún así, los triples ponían el Gran Canaria muy cerca de nuevo, pero el tiempo corría en su contra (50-54). Con el ambiente cargado Alberto Corbacho, que estaba cuajando un partido colosal se inventó un tres más uno que silenció el CID para regocijo de los visitantes, el mallorquín había matado el encuentro. El Gran Canaria lo intentó hasta la saciedad, con tiros rápidos para poder remontar el marcador adverso, pero un Obradoiro heroico con un Corbacho que olió sangre conquistaron el Centro Insular de los Deportes por segunda temporada consecutiva (53-60).